Luis, tenemos pendiente un café, no se me olvida...
Biocultura Madrid es una feria que se realizó por primera vez hace 30 años. Desde entonces ha ido creciendo y evolucionando. Una de las partes más interesantes que ofrece la feria son las charlas, conferencias y sesiones prácticas. Allí se dan cita muchos de los principales movimientos relacionados con la ecología actualmente en España, tanto en alimentación, construcción, salud, educación, crianza, medio ambiente, etc...
En este biocultura había cerca de los 800 stands, de los cuales había una gran cantidad de stands dedicados a la alimentación y entre éstos, había una porción importante dedicada exclusivamente a los quesos. También habían bastantes stands dedicados a la alimentación gourmet: chocolate con diferentes tipos de setas, frutos secos recubiertos con algún tipo de caramelización aromatizada, vinagres de otras frutas como por ejemplo la mandarina o los frutos rojos, etc... Son habituales también algunos stands dedicados específicamente a las algas (personalmente me encanta el cochayuyo) y también hay varias panaderías.
Sin embargo no es oro todo lo que reluce y también se pueden encontrar muchos stands dedicados a terapias bastante discutibles y muchos "vendedores de humo", como los que venden aguas saborizadas, agua de mar, etc... y otras muchas terapias pseudocientíficas de cristales varios. Me sorprendió un stand que estaba dedicado únicamente a buscar la paz en el mundo y para conseguirlo se apoyaban en una pantalla de grandes dimensiones que iba lanzando mensajes y documentales todo el día con el mensaje de que se conseguirá la paz en el mundo cuando cada una de las personas que lo formamos estemos en paz con nosotros mismos. Bonito mensaje... si no fuera porque aún no he conocido a nadie que sea capaz de estar en paz mientras pasa hambre. De hecho el hambre es uno de los principales acicates de la agresividad.
De hecho una de las cosas que más poderosamente me llamó la atención fue la desesperación subyacente en el ambiente. Prácticamente todos los stands a los que me acerqué, al fijarse en mi identificación como feriante me preguntaban con un punto de nerviosismo en el tono de voz qué tal nos estaba yendo en la feria a nosotros y luego pasaban a contarme sus propias impresiones. Y por otro lado los visitantes de la feria se acercaban preferentemente a los stands donde había comida para probar. Se podían llegar a formar incluso colas frente a algunas.
Yo me encontraba en el stand más pequeño y humilde de toda la feria. Nuestro objetivo es que la gente tome conciencia de otros posibles caminos en el ámbito de la educación que no sean los típicamente marcados por el estado, así que no vendemos nada, o prácticamente nada, porque si bien es cierto que disponemos de tres libros sobre la temática de la educación y una camiseta, también es cierto que no es nuestra prioridad y apenas cubrimos el 4% de los gastos que nos ha supuesto estar en la feria. Sin embargo hablamos mucho con la gente. Los que se acercan son familias con niños que tienen muchas dudas respecto a la educación convencional y también se acercan muchos maestros y profesores que están buscando otras formas de hacer las cosas y necesitan asesoramiento para sus propias familias o para aplicar en su trabajo. Se observa mucha inquietud con este tema, mucho más que otros años.
Sin embargo, lo que más ha crecido de forma exponencial respecto a otros años son las personas que se acercan a nuestro stand, no para intercambiar información, sino para vendernos algún nuevo proyecto bienintencionado con el que pretenden vivir profesionalmente.
Constato la cantidad de inquietudes y "emprendimientos" que han salido como setas, algunas de lo más variopinto y exótico, como el de una chica que pretendía vendernos una sesión de 4 horas para que aprendamos a "maquillarnos desde el interior", maquillaje holístico lo llamaba la muchacha, por el precio de 60 euros...
Me río por no llorar, porque en nuestro propio stand teníamos a una familia colaboradora que nos comentó que sólo podían venir a ayudarnos ese día porque no tenían suficiente dinero para la gasolina del día siguiente. De hecho tienen orden de desahucio y están esperando a que la policía entre en casa para obligarles a desalojarla. También tenemos otra familia colaboradora, una mamá con dos niñas adolescentes, que viven en casa de los abuelos con un presupuesto de 400 euros.
Esa realidad cercana contrastaba fuertemente con la imagen que teníamos justo frente a nuestro stand. Una tienda de instrumentos musicales artesanales y étnicos que vendieron a porrillo todo tipo de cuencos, gongs, flautas y otros cachivaches musicales a precios desorbitantes.
Si hay una palabra que defina la feria, para mi sería la INCONGRUENCIA. Como el hecho de que muchos de esos visitantes de lo ecológico accedieran a la feria a través de una cinta transportadora casi kilométrica que los acercaba hasta las misma puertas del edificio, para facilitarles el desplazamiento sin cansarse, la inmensa cantidad de energía utilizada para calefactar las gigantescas instalaciones feriales, y el hecho constatado en cada una de las papeleras de reciclaje de que terminaban con todo su contenido mezclado, así que las mujeres de la limpieza las echaban todas juntas en el mismo contenedor.
Cerrado
Aunque pensándolo bien, mejor pongo los enlaces en el hilo de "Nuestros hijos y nosotros" para que la información no esté dispersa.