Creo que muchos nos hemos dado cuenta de que el problema no es el agotamiento de los combustibles fósiles, sino que es global y lo abarca todo. El problema es como (lo que) somos, de ello se deriva como actuamos (lo que hacemos).
Aunque soy consciente de que el cambio a realizar está en el ser y no en el hacer (debemos cambiar nuestros mitos), pienso a menudo en qué podría ser lo más útil o más urgente, o me toca más profundamente en el terreno del "hacer". He llegado a esto y me gustaría compartirlo por si alguien por aquí se anima a apoyarlo. : http://www.landrightsnow.org Aproximadamente 2.500 millones de personas viven, trabajan y dependen de las tierras indígenas y comunitarias. Estas personas protegen alrededor de la mitad de las tierras del mundo, pero sólo tienen derechos de propiedad en un quinto de éstas. ¿Por qué existe esta brecha tan masiva? Esto obedece a la falta de liderazgo político de los gobiernos y la corrupción, al igual que las prácticas habituales de las empresas y los consumidores. El hecho de no tener estos derechos significa que comunidades y culturas enteras podrían quedarse sin tierras en algún momento. Y la situación está empeorando y generando conflictos, pobreza e inseguridad política en todo el mundo. Cada vez más, las tierras comunitarias se ven amenazadas por el estallido de demandas de las industrias agrícolas, mineras, madereras y de combustibles fósiles. Asimismo, el acaparamiento de tierras se ha convertido en una amenaza mundial, ocasionando que las comunidades deban abandonar sus hogares y sumirse en la pobreza. Por esta razón, cientos de ONG y de organizaciones de pueblos indígenas y comunitarias, conjuntamente con Oxfam, la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra y la Iniciativa para los Derechos y Recursos, se han agrupado en una nueva alianza para iniciar la campaña denominada Derechos a la tierra ya (Land Rights Now en inglés). Nosotros —los pueblos indígenas y las comunidades rurales del mundo, junto con quienes los apoyamos— estamos instando y exhortando a los gobiernos a que dupliquen la cantidad de tierras que poseen estas comunidades para el año 2020. Si los gobiernos desean lograr los Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de “erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos”, es necesario reconocer y respetar aún más los derechos a las tierras comunitarias, a fin de ayudar a las comunidades a mejorar su bienestar económico, preservar sus culturas y salvar el medio ambiente. A menudo, las partes perjudicadas en esta historia de injusticias son los más pobres y vulnerables. Los Enxet en Paraguay, los Kuy en Camboya, los Oroko y Bakossi en Camerún, entre otros, son comunidades que aunque protegen nuestro planeta, se les está privando de sus derechos. Los brutales asesinatos de los defensores de las tierras indígenas en Honduras, Berta Cáceres y Nelson García, nos recuerdan de forma trágica los retos que pueden enfrentar las comunidades y los activistas cuando protegen sus tierras. Se deben tomar acciones urgentes para condenar en los términos más categóricos posibles el asesinato de los defensores ambientales y de derechos humanos, para lograr poner fin a la impunidad de los responsables, y para que los gobiernos de todo el mundo se comprometan a proteger los derechos y las vidas de quienes alzan sus voces para defender sus tierras. Muchos abusos a los derechos se originan a partir de la idea de que las tierras indígenas y comunitarias están vacías o se subutilizan, y por consiguiente están listas para su desarrollo económico. En 2010, cientos de familias en la costa oriental de Sri Lanka fueron desalojadas de sus hogares. El gobierno buscaba nuevas tierras para su desarrollo como destinos turísticos, a expensas de los agricultores y pescadores que habían vivido allí durante generaciones. La comunidad se organizó, se pronunció en contra de estas medidas y presentó una demanda ante las autoridades de derechos humanos del gobierno. Aun así, años después, estas familias todavía siguen en el exilio. La garantía de los derechos a la tierra también es fundamental en la lucha por lograr la igualdad de género. Las mujeres no sólo tienen que luchar por sus tierras ancestrales contra los forasteros, sino que por lo general también luchan para que se les trate en un plano de igualdad dentro de sus comunidades. Ante la ausencia de derechos seguros e iguales a los bosques, las tierras cultivables o los pastizales para ganarse la vida, su riesgo de sumirse en la pobreza es aún mayor. Y como si la justicia para miles de millones de hombres y mujeres no fuera un motivo suficiente para actuar, tenga en cuenta lo siguiente: el Acuerdo de Paris sobre Cambio Climático solo podrá cumplirse si las comunidades y los pueblos indígenas adquieren el derecho de controlar estos recursos naturales. Por ejemplo, a menos que se reviertan las tendencias actuales en Guatemala, el 40 por ciento de las selvas de la Reserva de la Biosfera Maya podría desaparecer. Lo que sobreviva será en su mayoría tierras bajo la protección de las comunidades locales. El hecho de garantizar derechos a la tierra es un aspecto crucial si deseamos disminuir el ritmo con que se destruyen los bosques, al igual que eliminar el carbono de nuestra atmósfera y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta crisis ha estado presente durante demasiado tiempo. La brecha en el reconocimiento de los derechos a las tierras comunitarias refleja el catastrófico fracaso de los gobiernos para respetar de los derechos de sus ciudadanos. Para comenzar a corregir estas injusticias, los gobiernos y las empresas deben reconocer que los reclamos de estas comunidades son legítimos. Si los gobiernos y las legislaturas aprobaran y aplicaran leyes más firmes para proteger sus derechos, las comunidades no tendrían que depender de las luchas libradas en los tribunales contra los abogados que representan los intereses de los poderosos. Cada uno(a) de nosotros debe ayudar en esta lucha. Como consumidores, debemos exigir productos de empresas que respeten los derechos a las tierras comunitarias, y hacer que los gobiernos y las empresas rindan cuentas sobre sus compromisos y promesas. La campaña “Derechos a la tierra ya” se trata acerca de solidarizarse con los miles de millones de personas que viven en tierras indígenas o comunitarias. Aúne su voz para exigir justicia, derechos humanos, igualdad de género y un medio ambiente más saludable para todos. Manténgase informado(a), permanezca vigilante y participe.
El límite en el que estamos inmersos nos va a acorralar ante la necesidad de elegir entre suicidio o consciencia.
El colapso no es el problema, es la solución. |
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