El argumento (Thomas Ligotti)

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El argumento (Thomas Ligotti)

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El argumento (Thomas Ligotti)

Imagínatelo: puedes ir conduciendo por una carretera resbaladiza cuando, sin previo aviso, tu coche empieza a dar bandazos e invade varios carriles del tráfico que viene en sentido contrario. Sabes que estas cosas ocurren. Puede incluso que te hayan ocurrido a ti en alguna ocasión. Sabes que le ocurren a otra gente todo el tiempo. Sin embargo, este accidente no estaba en tus planes, que es por lo que se le llama accidente. En principio, podría entenderse como el resultado de una confluencia de circunstancias de causa y efecto, aunque nunca serías capaz de rastrearlas hasta su fuente original, ni siquiera remontándote hasta el principio de los tiempos. Sin embargo, se te podría ocurrir que la responsabilidad de tu accidente inminente recae en un amigo o pariente que te llamó para pedirte que fueras a su casa para echarle una mano en algo que tenía que arreglar, porque sin esta inoportuna petición ni siquiera habrías salido de casa. Pero podrías considerar con razón que hay otros factores responsables: la calzada resbaladiza por la que ibas conduciendo, el tiempo que volvía resbaladiza la calzada, todas las cosas que habían determinado el tiempo, el rato que pasaste buscando en tu armario los zapatos que serían más adecuados para el arreglo en cuestión —ese intervalo de perfecta duración que determinó que estuvieras justo donde tenías que estar para no llegar demasiado pronto ni demasiado tarde a tu accidente de tráfico.

Pero al margen de cuáles hubieran podido ser las causas cercanas o remotas de tu accidente de tráfico, tenías una idea de cómo iban a ocurrir las cosas ese día, como la tienes cada día, e ir en tu coche haciendo trompos sin control mientras otros vehículos intentan evitar chocar contigo no estaba en tu programa. Hace un segundo tenías las cosas firmemente controladas, pero ahora derrapas rápidamente hacia quién sabe qué. No estás horrorizado, todavía no, mientras te deslizas por el asfalto escurridizo por la lluvia o la nieve que brilla a la luz de la luna, bajo el aullido del viento y las sombras huidizas. En ese momento todo es aún extrañeza. Has sido transportado a un lugar diferente del que estabas hace un momento. Y entonces empieza. Esto no puede estar ocurriendo, piensas —si es que puedes pensar algo, si eres algo más que un torbellino de pánico. Pero, en realidad, ahora puede ocurrir cualquier cosa. Éste es el mensaje susurrante que se desliza en tus pensamientos: nada es seguro y nada es imposible. De repente se ha puesto en movimiento algo que lo ha cambiado todo. Ha descendido sobre ti algo que llevaba planeando en círculos sobre tu vida desde el día en que naciste. Y por primera vez sientes lo que nunca habías sentido: la inminencia de tu muerte. Ahora ya no hay ninguna posibilidad de autoengaño. La paradoja que surgió con la consciencia se ha esfumado. Sólo queda el horror. Eso es lo que es real. Eso es lo único que siempre fue real, por muy irreal que pudiera parecer. Por supuesto, ocurren cosas malas, como todo el mundo sabe. Siempre han ocurrido y siempre ocurrirán. Forman parte del orden natural de las cosas. Pero no es así como lo entendemos. No es así como creemos que deberían ser las cosas para nosotros. Así es como creemos que las cosas no deberían ser.

¿Pero hubiéramos podido evitar este horror rechazando nuestra creencia en lo que debería ser y no debería ser, creyendo sólo en lo que es? No, no hubiéramos podido. Estábamos condenados a mantener esa creencia y a sufrir todo lo que nos amenaza fuera de ella. Lo que nos condenó (si se nos permite otra imperiosa repetición de este tema) fue la consciencia, madre de todos los horrores y autora de todo lo que creemos que debería ser y no debería ser. Aunque la consciencia nos sacó de nuestro coma en lo natural, todavía nos gusta pensar que, por muy alejados que estemos de las otras cosas vivientes, en esencia no estamos enteramente alienados de ellas. Intentamos encajar en el resto de la creación, viviendo y reproduciéndonos como cualquier otro animal o vegetal. No es culpa nuestra que nos hicieran como nos hicieron: experimentos de seres paralelos. No lo elegimos nosotros. No nos ofrecimos voluntarios para ser como somos. Podemos pensar que estar vivo está bien, sobre todo si se piensa en la alternativa, pero pensamos en ella lo menos posible, porque este simple pensamiento hace levantarse los espíritus de los muertos y todos los demás monstruos de la naturaleza.

Ninguna otra forma de vida sabe que está viva, ni sabe que morirá. Ésta es nuestra maldición exclusiva. Sin este maleficio sobre nuestras cabezas, nunca nos hubiéramos alejado de lo natural tanto como lo hemos hecho: tanto y durante tanto tiempo que es un alivio decir lo que hemos estado intentando con todas nuestras fuerzas no decir: hace mucho tiempo que no somos habitantes del mundo natural. Por todas partes nos rodean hábitats naturales, pero en nuestro interior anida el escalofrío de cosas alarmantes y horrendas. Para decirlo simplemente: no somos de aquí. Si desapareciéramos mañana, ningún organismo de este planeta nos echaría de menos. Nada en la naturaleza nos necesita. Somos como el Dios suicida de Mainländer. Nada le necesitaba tampoco a Él, y su inutilidad se transfirió a nosotros cuando reventó excluyéndose de la existencia. No tenemos nada que hacer en este mundo. Nos movemos entre cosas vivientes, todas esas marionetas naturales que no tienen nada en la cabeza. Pero nuestras cabezas están en otro lugar, un mundo aparte donde todas las marionetas existen no en medio de la vida sino fuera de ella. Somos esas marionetas, esas marionetas humanas. Las desviaciones de lo natural han girado a nuestro alrededor durante todos nuestros días. Las manteníamos a distancia, anormalidades que negábamos como elementos de nuestro ser. Pero fuera de nosotros no hay nada sobrenatural en el universo. Somos aberraciones: seres que nacen como muertos vivientes, ni una cosa ni la otra, o ambas cosas a la vez… cosas siniestras que no tienen nada que ver con el resto de la creación, horrores que envenenan el mundo sembrando nuestra locura por dondequiera que vamos, saturando la luz diurna y la oscuridad con obscenidades incorpóreas. Desde el otro lado de un abismo insondable, insuflamos lo sobrenatural en todo lo que es manifiesto. Flota como una bruma ligera a nuestro alrededor. Vivimos en compañía de fantasmas. Sus tumbas están marcadas en nuestras mentes, y nunca serán exhumados de los cementerios de nuestra memoria. Nuestros latidos están numerados, nuestros pasos contados. Mientras sobrevivimos y nos reproducimos sabemos que estamos muriendo en un rincón oscuro del infinito. Vayamos donde vayamos no sabemos lo que aguarda nuestra llegada, sino sólo que está ahí.

Con ojos que ven a través de un velo translúcido que reluce ante nosotros, miramos la vida desde el otro lado. Allí, algo nos acompaña a lo largo de nuestros días y noches como una segunda sombra que se proyecta en otro mundo y nos ata a él. Encadenados a lo sobrenatural, conocemos sus signos e intentamos amansarlos mediante la desensibilización y la ridiculización. Los estudiamos como símbolos, jugamos con ellos. Entonces los baña una luz extrañamente coloreada, y vuelven a ser reales: la calavera sonriente, la curva guadaña, la lápida mohosa, todas las criaturas oscuras de la tierra y el aire, todos los memento mori que hemos escondido en nuestro interior. Estos esqueletos nuestros, ¿cuándo saldrán y se mostrarán? Gimen cada vez más alto cada año que pasa. El tiempo pasa volando con prisa heladora. El niño que aparece en esa vieja foto, ¿es realmente una versión anterior de ti mismo, diciendo adiós con tu manita? La cara de ese niño no se parece nada a la cara que tienes ahora. Esa cara de niño se funde ahora en la negrura que hay detrás de ti, delante de ti, alrededor de ti. El niño agita la mano y sonríe y se desvanece mientras tu coche sigue derrapando hacia tu futuro bruscamente truncado. Adiós. Entonces aparece otra cara. Ha desplazado a la que estás acostumbrado a ver cuando tu retrovisor está torcido, como lo está ahora, y te encara. No puedes apartar la vista, porque la otra cara está iluminada como una luna llena, lo que te aterra y te fascina al mismo tiempo. Y nada en ella parece natural. Tiene un aire rígido, la cara de algo que asoma en una caja de juguetes. La cara sonríe, pero demasiado y durante demasiado tiempo para ser real. Y sus ojos no parpadean. La escena cambia a cada momento. Personas, lugares y cosas aparecen y desaparecen. Tú apareciste como esperaban otros pero no como elegiste tú. Y desaparecerás como si nunca hubieras existido, tras cumplir tu turno en este mundo. Siempre te dijiste que esta era la manera natural de las cosas y que podías acatarla porque pertenecías a la naturaleza… a la naturaleza MALIGNAMENTE INÚTIL, que te escupió como un pequeño gargajo de sus grandes pulmones.

Pero lo sobrenatural se adhirió a ti desde el principio, enquistando sus rarezas en tu vida mientras esperabas a que la muerte empezara a aporrear tu puerta. No ha venido a salvarte, sino a precipitarte en su horror. Quizá esperabas evitar este horror que presidía tu vida como una gárgola. Ahora descubres que no hay forma de evitarlo. Sólo te quedan segundos, cada uno de los cuales te estrangula un poco más. A tu alrededor se dicen ensalmos por todas partes. Han perdido su poder. Los vivos y los muertos farfullan dentro de ti. No les entiendes. Los sueños se vuelven más brillantes que los recuerdos. La oscuridad cae a paladas sobre los sueños.Esos ojos que no parpadean siguen brillando en el espejo, los ojos de esa cara que sonríe demasiado y durante demasiado tiempo. Y sientes que tu cara también sonríe, que tus ojos tampoco parpadean. El secreto que nunca quisiste saber se revela ahora en tu cabeza: que te hicieron como te hicieron y te manipularon para que te comportaras como te comportabas. Y a medida que el secreto se abre paso en tu cabeza, la sonrisa de esa cara del espejo se estira por las comisuras. Lo mismo hace la tuya, haciendo lo que le ordenan. Las dos caras sonríen a la vez con la misma sonrisa. Se ensancha hasta alcanzar proporciones demenciales. Al fin una voz largamente contenida grita: ¡Qué es esta vida! Pero sólo responde el silencio, burlándose de todas las esperanzas absurdas que alguna vez tuviste.

¿Y ahora qué? Ahora sólo queda esa sonrisa que se ensancha de modo antinatural: un gran abismo donde la negrura se funde con la negrura, nada. Luego la sensación de ser tragado. La historia ha terminado, el argumento está completo.

("La conspiración contra la especie humana", Thomas Ligotti)
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Berni ARG
Uau!! Que texto!!
Excelente. Gracias por traerlo Z.

Abrazo
Z
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Z
Te recomiendo leer el libro completo. Es muy bueno.
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Berni ARG
No lo dudes.

Abrazo
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Berni ARG
Por si a alguien mas le interesa, el texto de Ligotti está incluido en el libro "La conspiración contra la especie humana"
Lo digo porque estuve buscando "El argumento" y claro, no me aparecía como obra del autor.

https://www.lectulandia.co/book/la-conspiracion-contra-la-especie-humana/

Abrazo

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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Dario Ruarte
Me gustó mucho también !!

Claro que va siempre en la onda nihilista de "Z"  pero, con independencia de su sustrato conceptual, hay que decir que el texto es MARAVILLOSO.

También voy a buscar el libro para ver qué otra cosa hay en él.
Z
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Z
Dario Ruarte escribió
Me gustó mucho también !!

Claro que va siempre en la onda nihilista de "Z"  pero, con independencia de su sustrato conceptual, hay que decir que el texto es MARAVILLOSO.

También voy a buscar el libro para ver qué otra cosa hay en él.
El libro es una maravilla en sí. Está muy bien escrito y merece la pena leer sus apenas 150 páginas (quitando las referencias).
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Dario Ruarte
Claro... ya leí la reseña del autor y del libro ... conociendo tu estilo y pensamiento esa obra ha sido como porno duro para ti !

Por si alguno no entiende a lo que me refiero copio unos párrafos:

===

«Esta obra plantea lo que acaso sea el reto más firme lanzado hasta la fecha contra el chantaje intelectual que quiere obligarnos a estar eternamente agradecidos por un “don” que nunca solicitamos: la vida», comenta Ray Brassier en el prólogo.

Thomas Ligotti rinde homenaje en esta obra lúcida e inclasificable al olvidado filósofo pesimista y antinatalista noruego Peter Wessel Zapffe, y rememora además las aportaciones a esta corriente filosófica de pensadores como Schopenhauer, Nietzsche, Mainländer, Bahnsen, Brashear y otros, sin olvidar la influencia que esta visión del mundo ha tenido en la historia de la literatura de horror, muy especialmente en la obra de su querido y admirado maestro H. P. Lovecraft.

Abundan en estas páginas, que no dejarán indiferente a ningún lector, frases lapidarias que brillan como faros que penetran la oscuridad reinante, que sacuden las conciencias, como golpes a la puerta de Macbeth. Un par de ejemplos: «Se ha descubierto el pastel: somos biorobots copiadores de genes que viven a la intemperie en un planeta solitario en un universo físico frío y vacío...» o «Es mejor inmunizar tu consciencia contra cualquier pensamiento alarmante y horrendo para que todos podamos seguir conspirando con el fin de sobrevivir y reproducirnos como seres paradójicos: marionetas que pueden andar y hablar por sí solas ... juguetes humanos que mantienen mutuamente la ilusión de ser reales».


===

Me imagino los orgamos intelectuales que te ha deparado este texto.   (Te conozco, Orozco).
Z
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Z
No niego que es un texto pesimista (o quizás habría que decir realista), pero está muy bien escrito literariamente y además argumenta toda su tesis con muy buena mano desde un punto de vista humanista (filosósifo, ético, moral) pero también científico (neurológico, visto desde la psicología evolucionista, la evolución, la física, etc).

Es un libro que no tiene desperdicio y como indica la reseña: "no dejará indiferente a ningún lector".

Además, acaso no es cierto que todos nosotros, todas las personas estamos en nuestro día a día bajo «el chantaje intelectual por el que quieren obligarnos a estar eternamente agradecidos por un “don” que nunca solicitamos: la vida». En cuanto habla el "pesimista" todos lo miran de reojo como si estuviese desvelando un secreto que todos conocen pero nadie quiere oír de viva voz. ¡Pues lo que hay es lo que hay!

La consciencia no es un don, es una abominación. Un fortuito error evolutivo de la naturaleza la cual se vio obligada a acompañar dicha capacidad racional "superior" de distintos métodos cognitivos que sesgan y limitan nuestra visión del mundo de manera que no veamos claramente la realidad. La propia naturaleza se encargó de esclavizarnos de este modo con un instintivo sesgo optimista que hace que todos vivamos nuestras vidas como si no fuera cierto que sólo somos indiferentes «biorobots copiadores de genes que viven a la intemperie en un planeta solitario en un universo físico frío y vacío». Puros somas desechables que viven sus vidas revolcados en la mierda cuales cerdos con el único propósito de sobrevivir y reproducirnos. Nos creemos libres y felices a pesar de nuestro destino, pero en el fondo somos marionetas movidas por hilos evolutivos. El propio mundo, a la vista del incontrolable horror que supuso la consciencia, ató cruelmente a su creación bajo un halo de "esperanza" y deseos absurdos.

Y no será hasta poco antes de morir (como describe el argumento con el que abro este post) cuando a la mayoría de nosotros se le caiga el velo de la falsa ilusión y el sesgo cognitivo del instinto. En ese momento, cuando ya no sea necesario mantener la farsa optimista, será justo cuando la naturaleza nos permitirá echar un demencial y leve vistazo a la horrenda realidad:

"El secreto que nunca quisiste saber se revela ahora en tu cabeza: que te hicieron como te hicieron y te manipularon para que te comportaras como te comportabas. Y a medida que el secreto se abre paso en tu cabeza, la sonrisa de esa cara del espejo se estira por las comisuras. Lo mismo hace la tuya, haciendo lo que le ordenan. Las dos caras sonríen a la vez con la misma sonrisa. Se ensancha hasta alcanzar proporciones demenciales. Al fin una voz largamente contenida grita: ¡Qué es esta vida! Pero sólo responde el silencio, burlándose de todas las esperanzas absurdas que alguna vez tuviste.

¿Y ahora qué? Ahora sólo queda esa sonrisa que se ensancha de modo antinatural: un gran abismo donde la negrura se funde con la negrura, nada. Luego la sensación de ser tragado. La historia ha terminado, el argumento está completo."

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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Dario Ruarte
Z escribió
La consciencia no es un don, es una abominación. Un fortuito error evolutivo de la naturaleza la cual se vio obligada a acompañar dicha capacidad racional "superior" de distintos métodos cognitivos que sesgan y limitan nuestra visión del mundo de manera que no veamos claramente la realidad.
Pido disculpas porque, por no ingresar al SUBFORO como tal sino sólo al tema que aparece como "nuevo" me he perdido varias participaciones en el mismo -esta una de ellas-.

Como en el otro tema comentas que ahora vas a leer "El TAO de la Física" y, tengo la esperanza de que ello te abra algunas nuevas perspectivas, no voy a profundizar en exceso en este pero, permíteme decirte que lo que tu consideras "una abominación" o un "error evolutivo" es, ni más ni menos, que la cosa más chingona que se puede pedir en el territorio del mundo físico.

Autoconsciencia !!, Capacidad de Análisis e Investigación !!, Sentimientos !! 

No se es consciente de la maravilla que representan hasta que no los pones en su perspectiva correcta.

Días atrás escuché una frase que me causó un gran impacto... "Somos el único animal que SABE QUE SE VA A MORIR !!" 

Aún cuando un Delfín o un Cuervo o una Ballena o un Orangután puedan ser levemente "auto-conscientes" y entender que son una "entidad" (diferente a la imagen que ven en el espejo por caso), no han recibido el nivel de autoconsciencia en el grado que tenemos los humanos.

Los humanos somos LOS UNICOS ANIMALES que SABEMOS QUE NOS ESPERA LA MUERTE !!

Guauu!, esto es glorioso. Es emocionante. Es maravilloso.

Como sabemos que nos vamos a morir y, tenemos libre albedrío, podemos ELEGIR COMO VIVIR LA VIDA !

Otra cosa es que optemos por un camino u otro pero, técnicamente NADA IMPIDE (salvo "detalles" ) que ahora mismo te levantes de la silla, salgas por la puerta y empieces a caminar sin regresar nunca más al punto de partida !! 

Podrías hacerlo.

Obviamente... no puedo porque tengo que comer, llevo las tarjetas de crédito ?, aviso a mi señora que la dejo para siempre a ella y los chicos ?, renuncio al trabajo antes de irme ?, cuando llegue a la frontera me dejarán pasar ? -más vale que lleve el pasaporte-... no hará mucho frío ?, armo un bolsito con medias y calzoncillos antes de salir ? 

Vale!, Vale!... no dije que lo hagas... dije que PODRIAS HACERLO si quisieras !!

Y, así como podrías irte, también puedes entender el "por qué" algo tan exótico y aberrante como un "animal que sabe que se va a morir" puede existir.

O es un mero "error evolutivo" (  ) o es una aventura maravillosa que se ha inventado el tío más chingón del Universo para pasarla bomba y divertirse.

Y te digo más !... aún cuando fuera un engaño, vas a divertirte mucho más viviendo la experiencia como maravillosa, antes que sintiéndola como una abominación insoportable. Haz la prueba !

PD= De mi parte te confirmo que esto es un ESTADO DE EXISTENCIA, convertido al mundo del SER, dentro de un infinito CAMPO DE PROBABILIDADES y que, el hecho de que te haya tocado uno de los números en esta rifa es un PRIVILEGIO y no un CASTIGO.

Cuesta un poco entenderlo pero, con un poquito de empeño y las lecturas correctas se puede hacer.

Invitado a que lo intentes !
Z
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Z
Dario Ruarte escribió
Los humanos somos LOS UNICOS ANIMALES que SABEMOS QUE NOS ESPERA LA MUERTE !!

Guauu!, esto es glorioso. Es emocionante. Es maravilloso.

Como sabemos que nos vamos a morir y, tenemos libre albedrío, podemos ELEGIR COMO VIVIR LA VIDA !
Primero, en absoluto me parece que sea glorioso, emocionante y maravilloso tener consciencia de que más pronto que tarde nosotros y nuestros seres queridos vamos a morir debido a un traumatismo o enfermedad, posiblemente entre dolores y con gran miedo y ansiedad. No lo pillo, lo siento. Quizás aún no estoy lo bastante iluminado para verlo así.

Segundo, no tenemos libre albedrío. Hace décadas que la neurociencia no para de demostrarlo, y ya incluso antes Freud lo empezó a dejar bastante claro con su estudio del subconsciente. La vida la vivimos como el sistema neuroendocrino nos dicta, y punto. Marionetas evolutivas guiadas hacia un "fin" termodinámico indiferente en relación al propio hombre, el cual no pasa de ser un soma desechable para la propia naturaleza. En este sentido la existencia consciente no deja de poseer una maligna inutilidad que bien se podría haber ahorrado el mundo.

Sin duda el ser un ente consciente de todo ésto es un abominable castigo y no me cabe en la cabeza el modo en que le das la vuelta a la tortilla con tus palabras. Lo siento.

Un abrazo.
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Parroquiano
En respuesta a este mensaje publicado por Z
 Yo también me apunto con el autor..

El texto me recuerda un pequeño capitulo de mi propia vida.

20 años atrás, manejaba una Nissan terrano de mi padre , jueves 03:00 am de una noche de invierno, había caído una helada de aquellas y una pequeña capa de hielo cubría las calles. Para variar en aquellos años  iba puesto en un montón de alcohol , marihuana y falopa. Una larga avenida en Curicó... a la distancia , unos cien metros aproximadamente, veo que los semáforos me dan el rojo, donde la calle era cortada por otra avenida... aprieto suavemente el freno de jeep y ahi me di cuenta de la velocidad que llevaba , las ruedas se trancan, pero el vehículo sigue deslizándose gracilmente por la calle... en un segundo supe que iba a pasar cagando por el cruce con rojo y todo...no había nada que hacer , solo manejar el auto para que no se saliera de la calle y dejar que el impulso lo depositara al otro lado de los semáforos...lo único que quedaba esperar era que ningún otro vehículo cruzara la otra avenida cuando yo pasara por el cruce. No fueron mas de dos o tres segundos en que sucedió todo, aunque suene cliché fue como en cámara lenta, sin control de nada el jeep se deslizaba llegando  a la esquina yo sosteniendo el manubrio solo para mantenerme dentro de la calzada, el cruce que se acercaba....me vi cruzando esa esquina iluminada, en un silencio espectral, el rojo de los semáforos.

...el jeep  se detuvo, solo, unos metros mas allá del cruce...nada mas había en la escena ...me baje miré a mi alrededor y entendí que solo la suerte , el destino, el azar o dios habían querido que ningún otro auto pasara en ese momento por ahí....

me fui a casa como un autómata, guardé el el auto, me acosté y mire largamente el techo esa noche... estaba absolutamente lucido.  
Ahora tiro yo , porque me toca. (El Indio Solari)
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Re: El argumento (Thomas Ligotti)

Fleischman
En respuesta a este mensaje publicado por Z
Me has recordado a Ruben Dario:


Rubén Darío
Lo fatal
INICIO>RUBÉN DARÍO>LO FATAL
 +
 -
 
 


Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
La noche es oscura y alberga horrores.