Un amigo me prestó un lada 2107 (veintiuno cero siete), sí, unos de los últimos que entraron en la isla antes del 89, el motor estaba muy bien pero lo demás dejaba mucho que desear, las luces de freno no funcionaban, el embrague se quedaba cianótico, el freno de mano no existía y la primera velocidad saltaba al salir de un semáforo por lo que después de bombear varias veces el pedal del embrague tenía que mantener la mano presionando la palanca de cambio para poder salir... todo estos detalles unido a los baches que tenía que esquivar hacían de la conducción un entretenimiento bastante peligroso, pero al cabo de unos cuantos sustos con reprimenda de un cubano por haber hecho algo mal al volante, entendí los códigos de circulación no escritos y comencé a deslizarme o mejor dicho, a serpentear entre todos los obstáculos como un nativo mas.
Pero, entre tanto entretenimiento lo que más me llamo la atención no fue encontrarme con miles de bicicletas circulando por las calles, lo que mas me sorprendió fue descubrir nuevamente a los desaparecidos almendrones en las calles y carreteras de la Habana. Sí , como si se tratara de otra época un número infinito de canallones que ya creía muertos se paseaban en manadas a gran velocidad y soltando un humo negro que en ocasiones hacia irrespirable el aire. Ya sabía que la habilidad de los mecánicos cubanos era sorprendente pero un willy del cincuenta y pico circulando por la monumental a 130 kms por hora era, como mínimo, llamativo. Enseguida comencé a indagar y rápidamente obtuve la respuesta: habían vendido motores en la isla, sí, motores de mercedes, de toyota, mitsubishi... todos de gasóleo, esta idea combinada con petróleo venezolano dio vida otra vez a las vetustas maquinarias. Los hay ahora de todos los aspectos desde un chevrolet como salido de un concesionario pero con mecánica de mercedes hasta algunos engendros con mecánica de toyota, todos a gran velocidad sin seguridad de ningún tipo, verdaderas moles de hierro fatigado que solo la suerte hace que no ocurran sucesivos y grotescos accidentes. Y es que hace algunos años montones de motores, diferenciales, cajas de cambio... de desguaces de países occidentales han llegado para contribuir a la remotorización del parqué automovilístico cubano dejando atrás aquella época en que se pensaba que la isla era un ejemplo de sostenibilidad. Todas las mañanas una nube de humo negro que merodea por encima de la ciudad se deja ver desde la playa y todas las tardes el agua que se va por el desagüe de la ducha aparece negra arrastrando el hollín que se pega a la piel sudada de todo el día. Ahora parece que, con la guerra fría encubierta a la que hoy asistimos, los antiguos aliados se necesitan mutuamente: Rusiputín a Cuba para acercar sus fronteras a EEUU y Cuba, otra vez con petróleo y otros bienes, necesita mejorar la calidad de vida de los cubanos, una vez más se repite la historia... ¿pasarán nuevamente los camiones del ejército cargados de rusos? A los diez dÍas el lada dejó de frenar... Un saludo |
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