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MIÉRCOLES 7 DE DICIEMBRE DE 2016
http://thearchdruidreport.blogspot.com.es/2016/12/the-fifth-side-of-triangle.html Una de las cosas que he tenido ocasión de notar, a lo largo de la década o así que llevo escribiendo semanalmente en este blog, es la medida en que patrones reiterativos de la vida contemporánea pasan desapercibidos por las personas que los experimentan. No estoy hablando aquí de los grandes ciclos de la historia, los cuales toman el tiempo suficiente para que se pueda esperar que en cierta medida pasen inadvertidos; Los patrones repetitivos que tengo en mente acontecen cada pocos años, y sin embargo muy pocas personas parecen apreciarlo. Un ejemplo que debe ser familiar para mis lectores es la forma en que, hasta hace poco, una fuente de energía tras otra se presentó en los medios de comunicación y la blogosfera como la excusa del momento para no hacer nada con respecto al agotamiento de las reservas globales de combustibles fósiles. Cuando este blog se inició en 2006, el etanol de maíz fue la excusa; después lo fue el biodiesel de algas; después lo fue la energía nuclear del torio; después lo fueron los parques eólicos y las instalaciones fotovoltaicas; después lo fue fue el petróleo y el gas de fracking. En cada caso, la misma charlatanería sobre la abundancia se desplegó con el mismo propósito, se ignoraron los mismos problemas de que presentaba la baja o negativa energía neta y concentración de energía y el recurso en cuestión nunca logró estar a la altura de las promesas exageradas hechas en su nombre y, sin embargo, cualquier Intento de señalar las similitudes con fuentes de energía alternativa que habían defraudado las expectivas se contestaba con ojos en blanco y la inevitable frase "pero ahora es diferente". El tambor de excusas del día se ha aflojado un poco su batir en este momento, y eso también es parte de un patrón de repetición que no ha sido objeto de la atención que se merece. Desde cuando la producción convencional de petróleo en todo el mundo alcanzó su meseta de todos los tiempos, en los primeros años de este siglo, el precio del petróleo ha sacudido hacia arriba y hacia abajo en un ciclo de varios años. Las fuerzas que impulsan el ciclo no son un misterio: altos precios alientan a los productores aponer en producción pozos de petróleo que no habían sido rentables hasta el momento , pero también disminuyen la demanda; El exceso de existencias de petróleo que provocan una reducción de los precios; Los bajos precios alientan a los consumidores a utilizar más, pero también causan que se cierren pozos poco rentables; las escaseces de petróleo que resultan impulsan los precios hacia arriba, y así estamos girando initerrumpidamente en la rueda del corro. Estamos apenas comenzando a salir de la depresión económica después del pico de precios de 2015, y la demanda es aún más baja de lo que sería de otro modo, debido a los problemas en cascada en la economía global. Por lo tanto, por el momento, hay suficiente petróleo disponible para abastecer a todos los que pueden darse el lujo de comprarlo. Sin embargo, si los dos últimos ciclos transcurren, los precios del petróleo subirán inestablemente desde aquí, alcanzando un nuevo pico en 2021 aproximadamente antes de caer en un nuevo canal. ¿Cuántas personas están prestando atención a esto y usando el intervalo temporal actual de energía relativamente barata para prepararse para otro período de energía costosa dentro de unos años? A juzgar por lo que he visto, no muchos. Por el momento, sin embargo, el ejemplo de la repetición que viene primero a mi mente tiene poco que ver con la energía, excepto en un sentido metafórico. Es la manera en que la gente comprometida con una causa -cualquiera que sea- está tan a menudo tan aturdida cuando los éxitos iniciales son seguidos por algo que no sea un triunfo repetido para siempre. Ahora, por supuesto, parte de la razón que está en mi mente son las convulsiones todavía en curso en el extremo izquierdo del paisaje político de EE.UU., como varias personas tratan de entender (o en algunos casos, poner lo mejor de su parte para no entender) las implicaciones de las elecciones del mes pasado. Sin embargo, esa no es la única razón por la cual este patrón particular viene siempre a la mente. También pienso en ello a medida que la Eurozona se hunde cada vez más en la crisis política. El proyecto de unidad europea tuvo sus éxitos iniciales y muchos políticos y expertos europeos parecían haberse convencido de que, por supuesto, éstos se repetirían paso a paso hasta que los Estados Unidos de Europa saliesen a la escena internacional como la próxima superpotencia. Es bastante claro a estas alturas que nada de eso va a suceder, porque los éxitos iniciales fueron seguidos por una cascada de pasos en falso y una reacción de retroceso populista que de ninguna manera ha alcanzado su cenit. En términos más generales, todo el proyecto de internacionalismo liberal que guió los asuntos del mundo industrial desde que fue derribado el Muro de Berlín está en serios problemas. Ha sido enormemente rentable para el 20% más ricos de la población industrial del mundo, lo cual es sin duda una razón fundamental por la cual ese mismo 20% insiste tan arduamente en que no hay otras opciones posibles, pero ha sido un desastre continuo para el otro 80%, y empiezan a hacer oír su voz. En el centro del proyecto liberal estaba la insistencia en que la economía debía triunfar sobre la política: que el libre mercado determinase la política en la mayoría de los asuntos, dejando a los gobiernos sólo una función administrativa. Por supuesto, esa cálida y acogedora abstracción de "el mercado libre" significaba en la práctica el socialismo corporativo cleptocrático de los bancos demasiado grandes para quebrar y de las multinacionales , auténticos sumideros de subsidios, que procedían a perseguir sus propios beneficios a corto plazo de manera tan imprudente que han supuesto la ruina de países enteros. Eso provocó la reacción inevitable, y los defensores del internacionalismo liberal están descubriendo para su desconcierto que si una parte del electorado es arrinconado contra la pared, la esfera política puede acabar teniendo sobre el tapete la carta de Trump después de todo. Y, por supuesto, el mismo desconcierto quedo de manifiesto en las elecciones presidenciales del mes pasado, ya que mucha gente que abrazó nuestra versión nacional de la idea del neoliberalismo internacional quedó estupefacta por su derrota a manos del electorado, tanto por el que votó por Donald Trump, como también por los millones que se quedaron en casa y llevaron la participación demócrata en las elecciones de 2016 a niveles desastrosamente bajos para las esperanzas de Hillary Clinton. Muchas de las contorsiones antes mencionadas han sido impulsadas por la convicción por parte de los partidarios de Clinton de que la derrota de su candidato fue causada por un rechazo de los ideales del liberalismo americano contemporáneo. Que algún otro factor pudiera estar implicado no es, por el momento, algo que muchos de ellos están dispuestos a escuchar. Eso probablemente necesita una explicación, y de hecho una disculpa, porque Georg Wilhelm Friedrich Hegel ha sido responsable de la estupidez política en mayor medida que ningún otro pensador de los tiempos modernos. A través del desorden ensangrentado que fue el siglo XX, desde el marxismo revolucionario en sus años iniciales a la risible fantasía de Francis Fukuyama del final de la historia en sus años postreros, siempre que uno se encontraba con la filosofía política hegeliana, podía dar por seguro de que alguien estaba a punto de realizar una predicción equivocada. Puede que no sea del todo justo culpar a Hegel personalmente por esto. Sus escritos y conferencias son inmenso montones de abstracciones turbias en la que los estudiosos básicamente tenían que perseguir patrones de manchas de tinta fabricados por ellos mismos. El gran rival de Hegel, Arthur Schopenhauer solía insistir en que Hegel era un fraude deliberado, encadenando secuencias sin sentido de palabras con la esperanza de que sus lectores confundieran la oscuridad con la profundidad y más de una vez -especialmente cuando se deslizaba a través de las oscuras profusiones su Fenomenología del Espiritú: he sospechado que el viejo gruñón de Fráncfort tenía razón. Sin embargo, podemos pasar eso por alto, porque una atareada industria de filósofos hegelianos pasó el último siglo y medio produciendo teorías propias basadas, en una medida u otra, en las ambiguas lucubraciones de Hegel, y es este cuerpo de trabajo al que la mayoría de la gente se refiere Cuando hablan de filosofía hegeliana. En el núcleo de la mayoría de las filosofías hegelianas de la historia hay una serie de palabras que solían ser famosas, y que todavía conservan un cierto sello en algunos círculos: tesis, antítesis, síntesis. (El propio Hegel aparentemente nunca usó esos términos en su sentido posterior, pero no importa.) Esa es la danza de tres pasos a la música del tiempo que, en la imaginación hegeliana, forma la historia humana. Tienes una condición de ser, o estado de conciencia humana, o sistema económico, o sistema político, o lo que tengas; Infaliblemente genera su opuesto; Los dos chocan, y luego hay una síntesis que resuelve la contradicción inicial. Entonces la síntesis se convierte en una tesis, genera su propia antítesis, nace una nueva síntesis, y así sucesivamente. Una de las rarezas de las filosofías hegelianas de la historia es que, después de haber establecido este proceso repetitivo, sus defensores casi siempre insisten en que está a punto de detenerse para siempre. En el desarrollo completo de la teoría marxista de la historia, por ejemplo, la alternancia de tesis-antítesis-síntesis comienza con el estado primordial del comunismo primitivo y luego se retuerce alegremente, o bastante lejos de alegremente, a través de toda una serie de sistemas económicos, hasta Finalmente aparece el verdadero comunismo, y luego ¡magia potagia!; tenemos la síntesis que nunca se convierte en una tesis y nunca evoca una antítesis. Exactamente de la misma manera, la teoría de Fukuyama sobre el fin de la historia argumentaba que toda la historia hasta 1991 era una competencia entre los diferentes sistemas de economía política, de los cuales el capitalismo democrático liberal y el marxismo totalitario eran los dos últimos contendientes; El capitalismo ganado, el marxismo perdido, el juego terminado. Ahora, por supuesto, eso es parte de la razón por la que el hegelianismo genera falsas predicciones de manera tan segura, porque en el mundo real nunca es un juego; Siempre hay otra ronda que jugar. Hay otra dimensión de la equivocación hegeliana, sin embargo, porque el ritmo de la dialéctica implica que las ganancias de una síntesis nunca se pierden. Cada síntesis se convierte en la base de la siguiente lucha entre la tesis y la antítesis de la que emerge una nueva síntesis, y la nueva síntesis siempre se supone que encarna las mejores partes de lo antiguo. Aquí es donde pasamos del hegelianismo ortodoxo a la peculiar alternativa que tengo en mente. No surgió de las reflexiones profundas de filósofos de Historia acreditados en alguna universidad europea famosa. Vio su primera luz en una bolera en un suburbio de Los Ángeles y las circunstancias de su llegada -que según la versión tradicional incluían la aparición milagrosa de un digno chimpancé anciano y la teofanía de una figura menor de la mitología griega- sugieren Que cantidades prodigiosas de drogas estaban probablemente involucrados. Sí, estamos hablando del Discordianismo. Estoy muy seguro de cuántos de mis lectores están familiarizados con ese fenómeno, que existe en algún lugar en el mal definido continuo existente entre la puesta en escena y la seria crítica filosófica. La forma abreviada es que fue cocinada por un par de hombres jóvenes en las orillas de la escena California Beat justo cuando estaba comenzando su mutación en los primeros balbuceos del fenómeno hippie. Su expresión original fue el Principia Discordia, la escritura (más o menos) de una religión (más o menos) que adora (más o menos) a Eris, la diosa griega del caos, y su tema central es el absurdo de los sistemas de creencias que tratan Esquemas ordenados cocinados en la mente humana como si éstos existieran allí en la burbujeante e hirviente confusión de la existencia real. Tal vez no parezca un terreno fértil para una filosofía de la historia, pero los discordialistas llegaron a una de todas formas, probablemente como burla del tratamiento ultraserio de la filosofía hegeliana que era común entonces en el final marxista-existencialista de la escena Beat. Robert Shea y Robert Anton Wilson procedieron a recoger la teoría discordialista de la historia y la tejen en su tremenda sátira de la cultura de la conspiración americana, ¡ la Illuminatus!. Ahí es donde me encontré con él originalmente en la década de 1970; Me reí, y luego me detuve y pasé mis dedos por mi primera y muy desaliñada barba adolescente, dándome cuenta de que en realidad tenía más sentido que cualquier otra teoría de la historia que había encontrado. Así es como funciona. Desde el punto de vista discordialista, Hegel se equivocó por dos razones. La primera era que él no sabía acerca de la Ley de los Cinco, el principio discordialista básico de que todas las cosas vienen en cinco, excepto cuando no lo hacen. Así dejó los dos últimos pasos del proceso dialéctico: después de la tesis, la antítesis y la síntesis, se obtiene el paréntesis y luego la parálisis. La segunda cosa que Hegel pasó por alto es que la síntesis nunca es realmente perfecta. Nunca logra resolver completamente el conflicto entre tesis y antítesis; Siempre hay compromisos incómodos, dificultades que se tapan, desventajas que nadie se imagina en ese momento, y así sucesivamente. Por lo tanto, no toma mucho tiempo para que la síntesis empiece a mostrar signos de tensión, y la respuesta inevitable es intentar arreglar las cosas sin cambiar realmente nada que importe. La síntesis nunca tiene tiempo para convertirse en una tesis y generar su propia antítesis; Es su propia antítesis, y cada vez más elaborados apaños tienen que ser puestos a trabajar para mantenerla en marcha a pesar de sus cada vez más evidentes defectos; Esa es la etapa del paréntesis. La lucha para mantener estos apaños, a su vez, absorbe gradualmente tanto esfuerzo y atención que al ventaja original de la síntesis se pierde, y mantener los arreglos mismos se vuelve demasiado pesado para sostener. Ahí es cuando entras en la etapa de parálisis, cuando todo el toda la cuestión va perdiendo fuerza lentamente hasta detenerse y luego se desmorona. Sólo después de la parálisis es posible obtener una nueva tesis, que barre los escombros y da un empujón que pone todo el proceso en movimiento de nuevo. Hay títulos discordialistas tradicionales para estas etapas. La primera, la tesis, es el estado del Caos, cuando un grupo de seres humanos mira la burbujeante, hirviente confusión de la existencia real y decide imponer algún tipo de orden en el lío. La segunda, la antítesis, es el estado de Discordia, cuando la lucha por imponer ese orden en el lío en cuestión produce una abundancia de reacciones iguales y opuestas. La tercera, síntesis, es el estado de Confusión, en el que la victoria se declara sobre el caos de la mera existencia, aunque todo sigue burbujeando y hirviendo alegremente como de costumbre. El cuarto paréntesis es el estado de Consternación(*), en el que el hecho de que todo sigue burbujeando y hirviendo alegremente como de costumbre se hace cada vez más difícil de ignorar. La quinta y última parálisis es el estado de la deformación moral general . No me culpes, eso es lo que dice el Principia Discordia, en el que todo se detiene y cae al suelo, y todo el mundo se detiene en los restos de los restos que se esfuman. Restregándose los ojos y preguntándose qué pasó. * (Sí, lo sé, Robert Anton Wilson llamó a las dos últimas etapas de la burocracia y de las consecuencias, era un hereje, así como cualquier otro discordialista.) Apliquemos esto al orden internacional neoliberal que surgió después de la caída de la Unión Soviética y veamos cómo encaja. La tesis, el estado del Caos, era el mosaico de naciones pendencieras en las que nuestra especie se ha dividido, que muchas personas de buena voluntad veían como reliquias bárbaras de un pasado violento que deberían ser contenidas por un orden económico global. La antítesis, el estado de la discordia, fue la lucha por imponer ese orden a través de acuerdos comerciales y similares, en medio de una resistencia a menudo violenta. Las palabras "OMC Seattle" pueden venir a colación aquí. La síntesis, el estado de la confusión, fue la cultura cosmopolita auto-satisfecha que surgió entre el acaudalado 20% de la población del mundo industrial, que se convenció de que el predominio temporal de las políticas que favorecían sus intereses no sólo era permanente, sino que no podía ser de otra manera, correcto y justo. El paréntesis, el estado de consternación, fue la lucha de décadas para apuntalar esas políticas a pesar de las desastrosas consecuencias económicas que las mismas infligieron a todos menos a los ricos. Finalmente, la parálisis, el estado de Deformación Moral, se inicia en cuanto los movimientos populistas, encolerizados por la falta de voluntad del 20% para considerar las necesidades de nadie más que las suyas, surgen en la esfera política y detienen todo el proyecto. Vale la pena señalar aquí que el título de "warptitude moral" (Deformación moral) puede ser mal inglés, pero es una buena descripción para la actitud de los creyentes en la síntesis hacia el desenlace de su estado de cosas preferido. Es normal, como acabamos de mencionar, que quienes se benefician de la síntesis se convenzan de que no es meramente ventajoso, sino también moralmente bueno, y ver a las fuerzas que lo derrocan como el mal encarnado; resulta ser simplemente otra dimensión de su confusión. ¿Estoy sugiriendo seriamente que los desvaríos potenciados por las drogas de un puñado de porreros de California tontos proporcionan una guía mejor a la historia que las reflexiones serias de los filósofos hegelianos? Bueno, sí, de hecho, lo soy. Dada la trayectoria del pensamiento hegeliano cuando se trata de la historia, una moneda volteada es un mejor guía-use una moneda, y tiene una probabilidad 50% mayor de estar en lo cierto. Fuera de la teoría macroeconómica dominante, es difícil pensar en una rama del pensamiento moderno que, de forma consistente, proporcione falsas respuestas cada vez que se aplica al mundo real. No hay duda de que hay modelos más respetables que también proporcionan una comprensión clara de lo que sucede a la mayoría de los movimientos para el cambio social: la manera en que pierden la pista de la diferencia existente entre alcanzar sus metas o mantener sus estrategias preferidas y que generalmente terminan optando por esta última; La forma en que sus formas institucionales se convierten en fines en sí mismas y gradualmente absorben el esfuerzo y los recursos que de otro modo hubieran conseguido producir cambios; La forma en que llevan al extremo, la captación de los potenciales y reales seguidores, y luego se ocupan a sí mismas con cada vez más explicaciones auto referenciadas para el hecho de que la únicas tácticas que están dispuestos a considerar son las que aumentan su propia marginación en la Sociedad, y así sucesivamente. Es una letanía familiar, y sin duda será aún más familiar en los próximos años. Sin embargo, para lo que valga la pena, no es necesario que los dos pasos adicionales de la dialéctica post-hegeliana, el cuarto y el quinto lado de su triángulo imaginario, conduzcan al colapso total de todo lo que se ganó en los tres primeros pasos. Es posible navegar por las olas de las fases de Consternación y Deformación Moral , pero no es fácil. La próxima semana, exploraremos esto más lejos, volviendo al lugar donde inició su andadura este blog y tratando seriamente las razones del fracaso del movimiento del Cenit del petróleo. |
Sólo por perlas y genialidades como las de esta nota valdría la pena leer cien notas malas del Druida.
Pero, por si fuera poco, no tarda "100" notas malas o intrascendentes entre perla y perla... las produce de modo mucho más abundante y continuo y, por si fuera poco, el resto de las notas rara vez se pueden calificar de "malas o intrascendentes". El problema del Druida es que "escribe fácil" cosas muy profundas y esto tiene una gran virtud y una gran problema al mismo tiempo. Obviamente la virtud es evidente... llueve oro en un lenguaje que resulta sencillo de entender. Pero el problema no es menor. Realmente está dando conceptos muy sofisticados y que requieren de un elevado conocimiento por parte del lector para asimilarlos. Si escribiera "en difícil" sus únicos lectores serían tipos medulosos e informados y podrían entender la sofisticación de sus comentarios. Como escribe "en sencillito" y lo puede leer cualquiera, a veces no se advierte LA PROFUNDIDAD y casi LA REVOLUCION de muchos de sus comentarios. En esta ocasión, su crítica a la filosofía hegeliana desde el "Discordianismo" (solo él debe haber estudiado esta tesis de porretas californiamos) y, el hecho de advertir que existen DOS FASES ADICIONALES dentro de la secuencia propuesta de "tesis-antítesis-síntesis" es una genialidad digna de la mejor Facultad de Filosofía. El Druida es un GENIO pero, lo disimula tanto -desde la sencillez- que a veces, y a algunos, se nos pasa por alto comprenderlo. |
En respuesta a este mensaje publicado por Anselmo
Dice el texto:
"A través del desorden ensangrentado que fue el siglo XX, desde el marxismo revolucionario en sus años iniciales a la risible fantasía de Francis Fukuyama del final de la historia en sus años postreros" Dice que el desorden ensangrentado del siglo XX empieza con el marxismo revolucionario. Sin embargo la Primera Guerra Mundial empezó en 1914, y la Revolución Rusa en 1917. Por otra parte no veo por qué tiene que estar metiéndose con el comunismo cuando lo que está fracasando ahora es el capitalismo. Puestos a criticar, también podría hablar del feudalismo o incluso del Imperio Romano. Si estamos en el siglo XXI y habla de temas del siglo XX, podría hacerlo también del XVIII o del XV.
El ser humano sólo es dueño de aquello que no puede perder en una catástrofe. Proverbio hindú
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En respuesta a este mensaje publicado por Anselmo
Hola Anselmo,
hay una errata, es la Fenomenología del Espíritu. Discordo con Darío, El Druida se ha metido en un jardín. Hegel es un hermético, como pensador y como lingüista, y no basta con tirar de enciclopedia para entenderlo. Hegel profundiza en lo más hondo de la etimología alemana, densa, casi incomprensible para los impacientes latinos que somos. Hegel, en la Fenomenología del Espíritu, toca con la yema de los dedos el TAO, pero shaisse! se pierde en su racionalidad y en visión lineal del tiempo. Hegel, en su idea del espíritu de los pueblos y de los tiempos, ensalza a Alejandro Magno. Una vez más el monomito, el puto monomito, que lleva a los pueblos a seguir a un mesías, hasta el reinado eterno. Hay una línea recta entre Hegel, Marx, Nietzsche .... y finalmente Hitler. Y acordo con Darío, meter a los lisérgicos New Age californianos en el meollo de Hegel, es una hemorragia mental final. Ende.
Querido lector, si caíste por casualidad en este foro ya es demasiado tarde. No te molestes en entender el pico del petróleo, a partir de ahora podrás grabar con tu móvil secuencias terriblemente bellas de la Tercera Guerra Mundial. Sonríe!
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Corregido, Kanbei
¡ Gracias! |
En respuesta a este mensaje publicado por Anselmo
Me pongo a leer este articulo que me recomendo Dario y no llego muy lejos porque enseguida me topo con el siguiente parrafo.
¿En serio?¿Este es el interesante articulo? ¿Estas son las perlas y genialidades por las que vale la pena tragarse 100 notas malas? ufff, como seran las malas. Este parrafo no hay por donde cogerle. En primer lugar, ¿que es eso de "excusa para no hacer nada"?, como si se necesitase una excusa para eso. ¿Y que se supone que se hubiera hecho en caso de no haber esas excusas para solucionar el agotamiento de las reservas globales de combustible? Imagino que la respuesta será ese ansiado cambio de modelo socioeconomico que solucionará magicamente todos nuestros problemas. Se acaba el petroleo... no importa hacemos un cambio de modelo y problema solucionado. Lo malo es que siempre aparece alguien con una idea que nos sirve de excusa para no hacer nada. Estabamos apuntito de cambiar el modelo y resolver de una vez para siempre todos los problemas de la humanidad... pero vinieron los hermanos Rovira con sus biodiesel de alguitas y claro... ya teniamos una excusa para no hacerlo. Otra "perla" de este parrafo es equiparar el biodiesel de algas, la nuclear de Torio, con la eolica y la fotovoltaica. Y hablar de las energias renovables como si fuera una de esas chorradas de las que se hablo un tiempo y luego se olvido sin que llegaran nunca a utilizarse. En el 2015 la produccion renovable, aumento en 48MTep respecto al año anterior. El precimiento promedio de petroleo entre 1965-2015) ha sido de 56MTep. Seguramente en el 2016 el aumento de las renovables superará el crecimiento promedio del petroleo. Equipararlo con un timo que nunca llego a producir un litro de combustible me parece ridiculo. Es que es diferente. La eolica y la fotovoltaica tiene una energia neta muy elevada, y no solo logro estar a la altura de las promesas exageradas que se hacian... que estas promesas se quedaron muy cortas. Quizas deberia hacer caso a quien le intenta explicar las diferencias entre la fotovoltaica y el biodiesel de algas. En fin, creo que he tendio suficiente, paso de seguir leyendo tonterias. |
alb.
Si bien había arrancado con la lectura de este artículo y lo aproveché en la primera versión de mi respuesta en el otro post, si te fijas, rápidamente la modifiqué porque, al seguir leyendo este artículo me dí conque hablaba de OTRO TEMA. El comentario que dedica a la energía en los primeros párrafos no lo profundiza sino que lo usa como caso para el corsi e recorsi hegeliano que analiza luego. Hecha la aclaración. Y, respecto a mi comentario en ESTE TEMA, como puedes observar no se refiere a la ENERGIA tampoco sino a la estupenda descripción de los cinco estados en vez de los tres atribuidos a Hegel. Lamento que por mi culpa se hayan mezclado un poco las cosas. |
"La próxima semana, exploraremos esto más lejos, volviendo al lugar donde inició su andadura este blog y tratando seriamente las razones del fracaso del movimiento del Cenit del petróleo".
Espero con ansiedad ese momento para ser ilustrado por Su Majestad |
En respuesta a este mensaje publicado por alb.
Gran demostración de tu mentalidad.
Alguien dice algo que no te gusta, ergo es alguien inválido, inútil y por tanto no debe ser tenido en cuenta. ¿A que me suena ese discurso? Te quejas que somos cerrado y adoramos becerros de oro. Probablemente casi tanto como tú, pero de eso último no te das cuenta. Consejos vendo, más para mi no tengo. Respecto al maestro Anselmo, bueno, eso es una traducción en tiempo récord, y de calidad. |
Oh!. Había quedado tan prendado por el artículo que me había olvidado de agradecer a Anselmo su velocidad y dedicación.
Bien Anselmo como siempre ! |
En respuesta a este mensaje publicado por Odnan
El desorden ensangrentado del siglo XX podría entenderse que empieza con la guerra anglo-boer entre 1899 y 1902 como primer gran conflicto bélico del siglo, o quizás con la guerra de los bóxers, o si prefieres una guerra internacional, la primera guerra de gran envergadura del siglo creo recordar que fue la guerra ruso-japonesa de 1904-1905. La cuestión no es esa. La cuestión es que Greer está hablando de las paradojas de las grandes ideologías políticas que han dominado el pensamiento de occidente (y en particular desde Hegel hasta ahora), lo que sí se circunscribe al marxismo y el capitalismo liberal, cuya última aberración histórica en el siglo XX es la doctrina del fin de la historia, inspiradora de la revolución neocon (de aquellos polvos estos lodos). Buen intento lo de mencionar a los romanos, inténtalo con más pasión a la proxima Se da la casualidad de que los conflictos que tenemos ahora mismo sobre la mesa (económicos, energéticos y políticos) son los que se derivan del sistema internacional vigente, que nace tras la segunda guerra mundial, y son una consecuencia directa de la lucha entre comunismo y capitalismo, por lo que entiendo que la crítica es pertinente después de todo... |
El desorden ensangrentado, me permito corregirte, empieza en Waterloo. Cuando el poder financiero descubre el gran negocio de financiar a los dos bandos contendientes. Las guerras hasta entonces habían sido juego de tronos, y las batallas eran choques de masas compuestas por ejércitos de leva mal entrenados. Napoleón, con sus ordenanzas militares y su código civil, convierte a Francia en una increible máquina de guerra europea, de Cádiz a Moscú. En Waterloo pierde el estratega y ganan los usureros. Hasta hoy.
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Usuario Bloqueado
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En respuesta a este mensaje publicado por Anselmo
Joseph Tainter hace también un análisis sobre el colapso de las civilizaciones. ¿Qué tiene de especial este análisis? Pues que él no hace un análisis histórico, ni social, ni político... él hace un análisis estructural. O sea: él intenta ir a la base misma del problema.
Su tesis se puede resumir en pocas palabras: Conforme pasa el tiempo las minas se agotan, los enemigos fabrican armas más eficaces y levantan ejércitos más grandes, las naciones vecinas construyen industrias más eficaces y te disputan los mercados, los campos producen menos alimentos... la civilización no tiene más remedio que volverse cada vez más compleja para adaptarse a la situación y poder sobrevivir. Y más complejo significa más actividad. Pero cuanto más compleja sea la civilización, más fallos y más contradiciones internas tiene. Y además son más difíciles de solucionar. Y además entra en acción la ley de rendimientos decrecientes. Dice que el esfuerzo realizado cuanto más grande menos rinde. Lo que significa que se llega a un punto en el que hay que actuar frenéticamente solo para mantener el balance. Y que finalmente se llega a un punto en el que ni esforzándose al máximo se evita la bancarrota. En resumen: la civilización (sea romana, persa o china) para sobrevivir tiene que volverse cada vez más compleja. El aumento de complejidad provoca el efecto combinado de aumentar los fallos y contradiciones internas y el agotamiento debido a la ley de los rendimientos decrecientes. Finalmente la civilización muere. Mi pregunta es ¿tiene esto alguna solución? ¿hay algún modo de evitar el colapso de la civilización? ¿o simplemente es tan inevitable como la muerte, y resulta hasta ingenuo que algunos nos planteemos lo contrario? |
En respuesta a este mensaje publicado por Anselmo
Anselmo, me quito el sombrero ante la calidad de la traducción. Darío dice que este post es sencillo de entender... después de ser traduicido. Yo comencé a traducirlo y encallé... Gracias a tu traducción. de nuevo.
Con respecto a la puntualizaciones de Kanbei y de Demóstenes, creo que JMG se refiere al siglo XX, y por lo tanto creo que tiene toda la razón al indicar que la primera vez que se vertió sangre a lo grande, a lo bestia por razones más ideológicas que económicas fue en la Revolución rusa. La vez anterior en que se gastó sangre a espuertas por motivos de pensamiento (hubo también mucha economía, pero la lucha de ideologías, en este caso de religiones, fue fundamental) ocurrió en la Guerra de los 30 años. Pero si nos ceñimos al siglo XX, estoy con el Druida, la Guerra Civil Rusa. Saludos. |
Abadín muy interesante tu apreciación.
Pero la revolución rusa fue un genocidio contra el pueblo ruso, dirigido por un grupo muy específico. Lo cuento en palabras de Solzhenitsyn "“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“ Las guerras entre naciones, o dentro de una nación, como en la guerra civil norteamericana han tenido siempre un objetivo financiero, desde 1812. En su origen y en su resultado final. Lo de Lenin, y lo de Mao, es otra cosa mucho más siniestra.
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