POST: John M. Greer –“La Paradoja de la Producción”

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POST: John M. Greer –“La Paradoja de la Producción”

Anselmo
26 DE MARZO DE 2008



http://thearchdruidreport.blogspot.com.es/2008/03/paradox-of-production.html

Una de las cosas que hace que el desafío del cenit del petróleo sea tan insidioso, y tan resistente a los arreglos rápidos, es la forma en que muchas cosas que aparentan ser ingredientes de la solución son realmente parte del problema. El petróleo provee tanto de la energía y tanto de las materias primas  que hoy día damos por garantizadas, que  los impactos la producción declinante se extienden mucho más lejos que lo que un primer vistazo puede sugerir.

Dando un repaso a las discusiones sobre el  futuro de la energía en la sociedad industrial  habidas en los últimos años , por ejemplo y encontrarás que  muchas de ellas tratan los precios del carbón y del petróleo como variables independientes, ligadas entre sí , tan sólo  por las fuerzas del mercado  que convierten los incrementos de precio en uno, en una excusa para aumentar el precio del otro. Lo que estos análisis pasaron por alto, lógicamente,  es que la maquinaria empleada para extraer el carbón y los trenes empleados para transportarlo  son propulsados por combustible diésel Cuando el combustible diésel aumenta de precio  el coste de la extracción de carbón aumenta ; cuando los susministros de combustible diésel sufren escasez en países productores de carbón -como ellos han sido  en China en meses recientes- el suministro de carbón sufre inesperadas dificultades también.

Yo he señalado en previos posts aquí que cualquier otra fuente de energía actualmente usada en sociedades modernas recibe un substancial´”subsidio ” del petróleo. Así, continuando con el ejemplo, el petróleo contiene unas tres veces más energía de la que el carbón contiene, y el petróleo también precisa mucha menos energía para su extracción  del subsuelo,  procesamiento y transporte que la que el carbón requiere. La producción de carbón moderna se beneficia de estas eficiencias, si el carbón tuviera que ser  extraído procesado y transportado empleando maquinaria propulsada por carbón,  aquellas eficiencias se perderían y una apreciable fracción de la producción total de carbón debería  ir a hacer frente a los costos energéticos de la industria del carbón.

La misma cosa, igualmente, es cierta para todas las demás fuentes energéticas alternativas en un mayor o menor grado. La energía ocupada en la minería del uranio y construcción de centrales nucleares por ejemplo  viene del diésel más que de la energía nuclear, del mismo modo que la energía solar no se emplea en la fabricación de paneles solares. Lo que raramente parece haber sido percibido sin embargo es el modo en  que estos subsidios energéticos se combinan con los desafíos de la producción de petróleo declinante para dar lugar a lo que se podría describir en términos metafóricos como esas trampas explosivas que algunos ejércitos  emplean en la guerra para matar a enemigos lo suficientemente incautos para accionarlas por ejemplo cogiendo una bandera del bando propio puesta a su alcance de manera provocadora  o un objeto cotidiano, atado a un cordel, que al ser movidos detonan el explosivo. Siendo en este caso la victima de una construcción ideológica parecida a estos artificios,  el mismísimo futuro de la producción de energía en las sociedades industriales. La trampa para incautos en cuestión  es un efecto que he denominado la paradoja de la producción.

Es crucial entender que el problema con la dependencia de nuestra sociedad  en el petróleo es que no simplemente el petróleo se hará escaso en el futuro, y deberá ser reemplazado por combustibles que tengan una menor concentración de energía y que sean menos abundantes, sino  que una vasta proporción de la planta de capital industrial - la colección de herramientas, artefactos, personal entrenado estructuras sociales, recursos de información, y geografía humana que provee  la base productiva de la sociedad- ha sido diseñada y construida para para usar combustibles provenientes del petróleo. La transformación de  esa planta de capital en algo distinto requiere mucho más que tan solo proveer otra fuente de energía.  

Si consideramos las dificultades implicadas en construir el tipo de economía del hidrógeno  tan a menudo promocionada, como la solución a la crisis energética que se nos aproxima. Nosotros podremos garantizar por el momento que  las cantidades masivas de electricidad  necesarias para convertir el agua del mar en hidrogeno , en el volumen necesario  para hacerlo lo suficientemente disponible para diverso usos, haciendo frente además  a los serios desafíos que se erijan frente a cada una de las opciones propuestas.  El disponer de la electricidad necesaria para producir hidrógeno, no obstante, es solo la primera de una serie de tareas con que implican el pago de grandes precios en dinero, energía, materias primas, trabajo y tiempo.

El hidrógeno, después de todo  no puede ser simplemente introducido directamente en el tanque de combustible de un vehículo a gasolina. A ese propósito tampoco puede ser dispensado por los surtidores de gasolina actuales, o almacenado en los tanques de las gasolineras actuales, o transportado hasta allí por los oleoductos o  camiones cisterna  actualmente empleados  para suministrar gasolina y gasóleo en el punto de venta. Todos los vehículos a motor en las carreteras junto con la vasta estructura construida  a lo largo de un siglo  para alimentarlos a ellos con productos del petróleo  deberían ser reemplazados con el propósito de emplear el hidrógeno como combustible para el transporte.
Los mismos obstáculos, de un modo u otro, se levantan frente  a casi todas las otras fuentes de energía propuestas como sustitutos del petróleo. No es suficiente venir con una nueva Fuente de energía. A no ser que esta pueda ser empleada del mismo modo que el petróleo .Las maquinas movidas por petróleo que empleamos hoy día deberán ser sustituidas  por máquinas que empleen la nueva fuente de energía. Es más, a no ser que la nueva fuente de energía pueda ser distribuida  a través de los canales existentes - bien sea que las cantidades de oleoductos y camiones cisternas usados para transportar petróleo hoy en día o alguna otra infraestructura existente tal como la red de eléctrica - una nueva infraestructura de distribución deberá ser construida. Cualquier otra opción añadiría costos ingentes al precio exigido para disfrutar de la nueva fuente de energía; Si tenemos ambos costes en cuenta, tal como ocurre con el caso del hitrógeno , los costos de la nueva infraestructura podrían  fácilmente empequeñecer loa costos de proporcionar la nueva fuente de energía en el primer lugar.

Añadiendose  el factor de la producción declinante del petróleo  a esta ecuación y la auténtica escala del desafío que se presenta ante nosotros se tornará un poco más clara. La construcción de una infraestructura basada en hidrógeno- -desde las centrales eléctricas y las instalaciones de producción de hidrógeno  a los surtidores para repostaje de hidrógeno y cientos de millones de automóviles y camiones con motor de hidrógeno- necesitarán entre otras cosas tomar una gran cantidad de petróleo .  Algo del petróleo será usado directamente para maquinaria de construcción  ,para el transporte por camión de las piezas de las nuevas plantas de producción  etc.; mucho más será usado indirectamente , dado que casi todas las materiales y servicios  a la venta hoy en el mundo industrial dependen de un modo u otro del petróleo. Hasta que una parte  substancial de la economía del hidrógeno esté en funcionamiento no será posible utilizar el hidrógeno para suplementar  la producción declinante del petróleo que ya está ocasionando  una tensión mundial a medida que la demanda crece por encima del suministro. En lugar de eso los costos de construir la economía del hidrógeno añadirían una fuente de demanda adicional empujando los precios de combustible hacia arriba y haciendo que el combustible ya escaso resultase menos disponible para otros usos.

Lo mismo es cierto para cualquier otra energía alternativa que intente sustituir el petróleo en sus usos actuales. Los costos difieren, dependiendo de cómo la infraestructura existente  debe ser reemplazada, pero siempre hay un precio a pagar- y una gran proporción de la energía que se precisa deberá venir del petróleo porque esta es la fuente de energía que nuestra sociedad  emplea para una inmensa mayoría de sus necesidades fundamentales. Si la nueva Fuente de energía puede ser producida y empleada por la infraestructura existente con una modificación mínima, el efecto puede ser lo suficientemente pequeño para no tenerlo en cuenta, pero siempre estará allí.

La ventaja de fuentes energéticas que puedan emplear la infraestructura existente es una de las  las razones por las que el etanol y el biodiesel han entrado en la corriente energética en cantidades los suficientemente grandes como  para afectar los cifras totales de combustible líquido, y han ayudado a que los precios de los granos alcancen niveles estratosféricos , mientras tantos otros combustibles alternativos languidecen en los tableros de dibujo y en las imaginaciones de los optimistas del cenit del petróleo. Estos dos pueden ser usados como si fuesen productos del petróleo. Ninguno de ellos es una respuesta viable  al problema más extenso, naturalmente; severos límites permanecenn en el camino de alimentar una economía industrial mediante el procedimiento de arrojar nuestro suministro alimenticio  en nuestros tanques de combustible. Toda la tierra arable del planeta no es suficiente para producir  más que una pequeña fracción de los combustibles líquidos que obtenemos del petróleo hoy en día, y mucho antes incluso de que dicho punto tan poco aconsejable se hubiera alcanzado, el proceso sería abortado por hambrunas o violentas revoluciones.

Todos los otros sustitos del petróleo propuestos, sin embargo, precisan mucho mayores inversiones de dinero, energía  y materias primas para nueva infraestructura. La producción de energía y materias primas depende del petróleo hoy en día; así lo hace la economía global que le da a este su valor- y la producción de petróleo convencional a nivel mundial lleva casi tres años en lo que es muy probablemente un declive irreversible.

En este punto la paradoja de la producción puede ser facialmente definida .Si los precios de la energía son altos porque los suministros están limitados, la solución obvia es incrementar el suministro produciendo más energía, si esto requiere reemplazar un recurso energético por otro  que no puede ser producido distribuido o consumido usando idéntica infraestructura, en consecuencia, el impacto inmediato de tal sustitución será incrementar los precios de la energía, no reducirlos. Los costos directos e indirectos de construir un nuevo sistema de energía  se convertirá en una fuente de demanda adicional que, al combinarse con el suministro limitado, incrementará los precios incluso más allá de lo que de otra manera lo hubieran hecho.

Si la nueva Fuente de energía resultase ser más abundante, más concentrada y de más fácil extracción que la fuente reemplazada por esta  este efecto es temporal; si la nueva fuente puede ser distribuida y empleada, al menos al principio, vía vieja tecnología, el efecto es minimizado; si la nueva fuente es introducida  en una economía dependiente de muchas otras fuentes distintas  de energía. El efecto puede ser fácilmente perdido dentro de las fluctuaciones ordinarias de precio. Todo esto fue cierto para el petróleo en sus primeros tiempos. Este comenzó como un sustituto del aceite de ballena en las lámparas , y fue distribuido y consumido con la tecnología que existía; décadas después se encontró un nicho para el petróleo como combustible para el transporte, apoyándose en el sistema de distribución ya existente para combustible de lámparas hasta que pudo ser construido un nuevo sistema de distribución sobre la base de las ganancias existentes; sus otros usos evolucionaron gradualmente  desde allí a lo largo de más de medio siglo, hasta que para 1950 esta era la más importante fuente de energía.

Ninguno de los sustitutos que se proponen para el petróleo, sin embargo., goza de aquellas  ventajas. Ninguno de ellos rinde tanta energía como el petróleo crudo salido del pozo gracias a su propia presión  y ninguna disfruta de la única combinación de abundancia, concentración, facilidad de producción y distribución, y adecuación para un mundo de maquinaria diseñada y construida para combustibles basados en petróleo. El petróleo que esta maquinaría emplea sigue siendo y con mucha diferencia la fuente de energía más importante en el mundo de hoy . Ni disponemos de medio siglo para expandir un nuevo sistema de energía para la economía industrial; el petróleo convencional está ya en declive permanente y las proyecciones más razonables de producción futura muestran a este bajando por una pendiente pronunciada a lo largo de la próxima década.
 
Como mínimo, entonces, intentar resolver la crisis en el lado descendente del pico de Hubbert mediante el empleo de nuevas fuentes de energía disponibles, provocará que los precios del petróleo se incrementen más que lo que harían si esto no se hiciera,  debido a que los costos de  energía directos e indirectos de la nueva fuente y de su infraestructura tienen que ser satisfechos partiendo de los recursos existentes. Esto supone el mismo examen  de política  al que se sometieron y que suspendieron  las naciones industriales a finales de los años 70 cuando prometedores pasos hacia la sostenibilidad terminaron en el cubo de basura debido a que sus costos tenían un impacto político mayor que el de los beneficios a largo plazo.

Esto también supone el riesgo de un daño potencialmente fatal para la economía industrial misma, la cual enfrentará severas tensiones a medida que la era de energía abundante y barata se acerque a su fin.  Un programa de choque para poner en uso alguna nueva fuente de energía de prisa y corriendo  puede requerir la suficiente energía materias primas, trabajo y dinero a un ya frágil sistema como para empujar a este a un colapso económico y político.

Afortunadamente esta no es toda la historia. Puede haber una forma privada de contrarrestar la paradoja de la producción, ejercer presión descendente en los precios de la energía y liberar recursos así como ganar un tiempo que pueda ser usado para responder constructivamente a nuestro problema irresoluble. Lo discutiremos en el post de la próxima semana.





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Re: POST: John M. Greer –“La Paradoja de la Producción”

Bihor
Muchas gracias Anselmo.
Paso a actualizar el índice.

Un saludo.
Regla de oro: trata a los demás como querrías que te trataran a ti