17 DE MAYO DE 2006
(
http://thearchdruidreport.blogspot.com.es/2006/05/after-prosthetic-society.html)
Se dice a menudo que los generales se preparan para luchar en la última guerra en lugar de en la próxima. y la misma cosa merece ser dicha con respecto a muchas sociedades en general. En cada época casi toda la gente cree que el estado de los acontecimientos, sea el que sea, es algo de lo que se da por sentado que se mantenga para siempre y, en consecuencia, los planes de futuro se trazan partiendo de la asunción de que todo será como en el presente; sólo más de lo mismo. Las instituciones políticas, económicas y sociales y culturales harán lo mismo, y también frecuentemente las tradiciones espirituales -- las cuales existen para señalar realidades inconvenientes— quedan metidas en el mismo saco. Entonces ocurre que el futuro se presenta y resulta que, en algo, es diferente. Y todos aquellos que pensaban que sabían lo que estaba pasando terminan por sentarse en el naufragio preguntándose qué pasó.
Las profecías del futuro hechas sobre la base de la sabiduría convencional no suelen encajar muy bien. Cuando yo me estaba criando en los Estados Unidos suburbanos de los años 60 todos sabíamos que para el año 2000 tendríamos bases habitadas en la Luna y un hotel Hilton en órbita, mientras aquí abajo en la tierra, nuestras casas estarían movidas por energía nuclear que sería demasiado barata para molestarse en medirla; Tu solo pagarías una tarifa plana y consumirías toda la energía que quisieras. Las decadentes ciudades del interior serían reemplazadas por vastas estructuras o por las gigantescas arcologías de Paolo Soleri mientras la Sealab--se acuerda alguien de la Sealab ahora?-- iba a ser el prototipo de ciudad sumergida bajo el mar. Esto era casi un mundo, pero por alguna razón se perdió en la crisis de energía de los años 70 y nosotros terminamos en su lugar con aparatosos vehículos todoterreno, metastatizantes expansiones suburbanas, y lo trucos políticos cortoplacistas que empapelaron la panorámica del agotamiento del combustible fósil durante veinte años y nos hicieron perder nuestra mejor apuesta de pasar a través del próximo siglo sin ninguna forma de colapso.
Así que no es inapropiado sugerir que las actuales ideas sobre hacia donde nos dirigimos están tan fuera de lugar como la Utopía Atómica que ala los futuristas de los años 60 dieron a conocer. Una tendencia usualmente señalada a medida que la onda del futuro parece ser particularmente propensa a terminar en este tipo de debacle, es la sustitución de las habilidades humanas por electrónica y artilugios mecánicos.
Es una tendencia muy extendida, especialmente pero no sólo entre la clase media del mundo industria, que es quien sienta la moda en el resto del planeta. Piensa en algo que la gente acostumbre a hacer el vendedor de tu centro comercial local puede probablemente venderte algo que haga esto para ti. Mi ejemplo favorito es la máquina de hacer pan. Hace un siglo cada familia realizaba su propio pan; esta es una simple, agradable tarea que puede ser hecha con tecnología de la Edad de piedra. Ahora, sin embargo tú puedes tirar tanto dinero como desees en una encimera de cocina con botones y luces parpadeantes que hará el pan para ti. Análogamente, la gente acostumbraba a entretenerse cantando y tocando instrumentos musicales, pero ahora tenemos CDs e IPods para eso. Antes se acostumbraba hacer ejercicio dando paseos en el parque, Pero nosotros tenemos Cintas anudadoras para eso En lugar de memorias tenemos agendas electrónicas; en lugar de imaginación, tenemos televisiones y demás. En el cenit de la tendencia vino esa singular figura del final del siglo 20, la patata de sofá suburbana, cuya única actividad fuera de las horas de trabajo y desplazamiento al mismo consistía en sentarse en un sofá pulsando un barroco teclado de controles remotos mientras los repartidores llamaban a su puerta con un inacabable suministro de productos de consumo solicitados, comprados y pagados vía internet.
En efecto los años 80 y 90 asistieron a la creación de una cultura protésica Una prótesis, es un dispositivo artificial que sustituye una función humana, y son tecnologías valiosas para aquellos que han perdido la facultad en cuestión. Si has perdido una pierna por enfermedad o accidente, Por ejemplo una pierna artificial que te permita volver a caminar es una buena cosa para tener. No obstante, cuando una sociedad comienza a convencer a la gente para amputarse sus propias piernas para que los comerciantes le puedan vender unas piernas artificiales, algo está mal—y esto no está lejos de la situación en la que estamos hoy.
Hay al menos dos problemas drásticos con nuestra cultura protésica. El abandono de las habilidades mecánicas en favor de los sustitutos no tiene poco impacto en quiénes somos y en lo que podemos ser. Como E.M. Forster señaló en 1909 e su desgarrador relato corto “La Máquina Ha Parado”(vínculo) Es difícil imaginar que el mayor potencial de nadie como ser humano Pueda ser alcanzado mediante un estilo de vida que consiste tan solo en pulsar botones. Por el otro lado las distopías de control remoto como la imaginada por el autora que se acaba de mencionar son casi tan probables ahora como aquellas ciudades submarinas sobre las que leía en mi infancia. Debido a que la base del estilo patata de sofá se está escurriendo por el desagüe mientras escribo estas palabras.
La fuerza conductora detrás de la cultura protésica de las últimas décadas del siglo 20 fue el último grito de carga de la era del petróleo barato. Las manipulaciones que hundieron el precio del petróleo a principios de los 80 hicieron la energía más barata que nunca en la historia de la Humanidad. En algunos momentos en los 90 el barril cayó por debajo de los 10 dólares, es su precio más bajo jamás alcanzado una vez que la inflación es tenida en cuenta. Como el mayor componente individual en el mix de energía del mundo industrial y el recurso pasarela que permite acceder a otras formas de energía--las maquinas de minería para la extracción del carbón, las empleadas para perforar en busca del gas natural, las que se precisan para la construcción de presas hidroeléctricas , etc. Son alimentadas por petróleo-- el menguante precio del petróleo empujó hacia abajo el fondo de todo el coste de la energía como conjunto, y situó a las sociedades industrializadas del mundo en una situación sin precedentes históricos. Por primera y probablemente única vez en la Historia, resultaba más barato construir una máquina para hacer casi cualquier cosa que tener a una persona haciéndola.
De alguna manera, naturalmente, aquella era simplemente la culminación de un proceso que comenzó al principio de la revolución industrial y entro en súper directa con el nacimiento de la economía del petróleo en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Anteriores esfuerzos para sustituir destrezas humanas por máquinas tuvieron que enfrentarse a suministros de energía mucho más limitados y caros, con un forzado apoyo en las economías de escala; el pan hecho a máquina por ejemplo, deben ser fabricado en grandes factorías, a diferencia de las máquinas de hacer pan casero, para mantener sus costos dentro del alcance de la mayoría de los consumidores. El pináculo de la era del petróleo barato hizo la energía tan abundante y barata, al menos en los más privilegiados países industriales, que resultó posible por un breve periodo de tiempo el ignorar la economía de escala y convertir a cada consumidor de la clase media en el centro de una micro factoría diseñada para producir o, como mínimo, entregar cualquier bien o servicio que se deseara.
Todo aquello sin embargo dependía de energía barata y con la actual meseta en la producción de petróleo mundial y la aproximación de su inevitable declive en el futuro, la cultura protésica de las últimas recientes décadas está encaminada hacia el bidón de reciclaje de la Historia.
Esto significa que las actuales visiones del futuro y de las políticas basadas en ellas están en una desesperada necesidad de repensarse. Las décadas por venir verán como muchas cosas que ahora son hechas por máquinas vuelven a ser realizadas por seres humanos , por la eminentemente práctica razón que esta será de nuevo más barata de alimentar , alojar , vestir y entrenar a un ser humano para hacer estas cosas de lo que resultará fabricar, repostar y mantener a una máquina para hacer ellos. Esto depende de la capacidad de cuanta energía renovable pueda ser puesta en la red antes de que las tasas de producción de petróleo y gas natural empiecen a deslizarse cuesta abajo por la pendiente descendente del pico de Hubbert. En un escenario de peor caso en el que no se haya hecho nada significante hasta que la crisis empiece a golpear --y en los Estados Unidos especialmente, estamos inconfortablemente próximos a ese escenario justo ahora--- los cortes de energía serán tan severos que todo excepto los servicios más esenciales tendrán que apoyarse en el trabajo humano.
En cualquier futuro realista, Un montón de viejas destrezas se verán probablemente en alta demanda de nuevo. Profesiones que requieran hacer cosas útiles con las propias manos y cerebros , con herramientas relativamente simples estarán en lo alto de mi lista de carreras muy solicitadas en el siglo 21 Algunas completamente olvidadas pueden ver su renacimiento; el Viejo Arte de la Memoria, un sistema renacentista de métodos nemotécnicos ,que permitía a la gente almacenar y recuperar vastas cantidades de información a voluntad puede valer un segundo vistazo a medida que los costos de energía de fabricar y recargar la batería de las agendas electrónicas sea catapultado fuera de la vista.
La espiritualidad, finalmente, tiene una mucha mayor relevancia en el futuro al que nos estamos dirigiendo que la que pareció tener en las décadas que acaban de pasar. El tipo de oficios basados en la destreza que acabo de mencionar, tratan al potencial humano como un medio; la espiritualidad trata el cumplimiento del potencial humano como un fin en sí mismo, de la meta apropiada para la vida humana. En un futuro en el que la sociedad protésica se desvanezca en la memoria, formas de vida que enfoquen nuestra atención en objetivos que podamos alcanzar sin llenar de basura el planeta son probablemente más relevantes y más sostenibles que un sistema de creencias que trata la acumulación de baratijas consumistas como la meta suprema de la vida.
Cerrado
y, en gran medida es por su particular visión omnicomprensiva sobre el devenir de las cosas.
