POST: ¿Y tú qué eres lector, nazi o facha? ¿El fin del día de la marmota? (tema independentismo catalán)

Previous Topic Next Topic
 
classic Clásica list Lista threaded En Árbol
3 mensajes Opciones
Responder | En Árbol
Abrir este mensaje con la vista en árbol
|

POST: ¿Y tú qué eres lector, nazi o facha? ¿El fin del día de la marmota? (tema independentismo catalán)

Spengler
Este mensaje fue actualizado el .
https://elsortintdelacuixa.blogspot.com.es/2017/10/y-tu-que-eres-lector-nazi-o-facha-el.html



Tenía pensado seguir adelante con mi serie de artículos sobre la situación económica en el Occidente industrializado, pero los hechos que se están sucediendo en mi ______ (región, nación, estado, patria, etc. rellene el lector con lo que le salga de la entrepierna) me han obligado a hacer un pequeño inciso. Espero no aburrir al lector con un tema que, a mí por lo menos, hace tiempo que me causa hastío.

He escrito esto de forma bastante improvisada y rápida, y no me he parado a repasar demasiado. Simplemente he escrito lo que se me pasaba por la cabeza, por lo que probablemente será muy incompleto y me habré dejado fuera cosas importantes. Sé muy bien que se trata de un tema extremadamente sensible. Por eso, espero que el lector tenga en cuenta lo dicho y que no me acuse de que no hablar o no denunciar tal o cual cosa. Una vez realizadas estas advertencias, vamos allá.

*****************************************

Como la mayoría sabrá, llevamos ya unos cuántos años de estira y afloja entre una parte muy importante de la sociedad catalana (a día de hoy, probablemente la mayoría) que quiere independizarse de España y un Gobierno español que ha hecho todo lo posible por ignorar ese deseo. Cuánto más empeño ponía este último en esconder la cabeza en la arena, más crecía el número de partidarios de la independencia.

El más reciente acto de esta obra de teatro ocurrió el pasado 1 de octubre, cuando las instituciones catalanas organizaron un referéndum de independencia y el Estado español respondió intentando evitarlo por todos los medios, incluida la violencia contra la población civil.

A raíz de esa violencia, y del obvio rechazo del Gobierno español de siquiera considerar la posibilidad de dejar votar a los catalanes sobre qué quieren ser, muchos en el bando independentista esperaban que la civilizada Europa intercediera por ellos y obligara al “cavernícola” Estado español a permitir decidir a los catalanes. Un día después veían desilusionados como las instituciones europeas, después de lamentar protocolariamente el uso de la violencia por parte de la Guardia Civil y la Policía nacional, les daban la espalda y daban su apoyo al gobierno de Mariano Rajoy para mantener la legalidad vigente en España.

¿Y qué opciones quedan ahora? ¿Declaración unilateral de independencia? ¿Organizar un Front Nacional d’Alliberament Català (FNAC)? ¿Suspensión de la autonomía por parte del Estado? ¿Olvidar el frenesí, guardar las esteladas en el cajón de los recuerdos y volver a ser catalanes de seny? ¿Solidarizarnos con Phil Connors y volver a convocar elecciones plebiscitarias?

Sea el que sea el siguiente paso, es difícil no ver que la situación se ha ido deteriorando con el tiempo, desde esos fervorosos y soñadores onces de septiembre hace 5 o 6 años, y temo que la tendencia siga su curso. Una vez más parece que hemos llegado a un cul de sac, pero esperemos a ver cuál es el próximo movimiento en este pandemónium.

En ese contexto, me gustaría hacer algunos comentarios, que de bien seguro no dejarán contento a casi nadie.

*****************************************

Es divertido observar cómo la gente oculta los verdaderos motivos de sus anhelos y creencias. En la orgullosamente proclamada Edad de la Razón, es necesario disfrazar lo irracional en nosotros. De esta forma, muchos independentistas necesitan disfrazar el amor por Catalunya, las ganas de ver la bandera catalana en el documento de identidad, o de ver a la selección catalana jugar el Mundial de fútbol, mediante fríos argumentos de interés económico o mediante la razonable denuncia del Estado español. No nos engañemos, estos motivos tienen que ver con el aumento del independentismo (no por nada, el independentismo se volvió mayoritario durante los peores años de la crisis y tras la paliza que recibió el estatuto de autonomía aprobado por el Parlamento catalán), pero la pasión con la que se ocupan las calles y con la que se difunde la inminente llegada de la Nueva Jerusalén en forma de República Catalana independiente no se puede entender sin ese anhelo nacionalista.

Del mismo modo, muchos de los contrarios a la independencia (ya sea en Catalunya o en otras partes de España) disfrazan en una gran ironía su nacionalismo español y su amor por “una España unida” mediante la acusación de la irracionalidad de los nacionalismos “periféricos”, que van en sentido contrario al Progreso, caracterizado se supone por el declive del nacionalismo, la integración de las naciones en unidades supranacionales y la globalización económica y cultural de la humanidad (la posibilidad de que esa ola de globalización ya haya empezado a retroceder y el nacionalismo esté volviendo con fuerza al escenario sólo hace más suculenta la ironía).

En relación con lo último dicho, me gustaría resaltar lo mucho que los dos bandos citados beben de la gran narrativa del Progreso. Citaré aquí a John Michael Greer: “Central para la narrativa mítica del progreso es el conflicto estereotipado entre unos pocos inspirados e innovadores, representados como los adalides del futuro, y una mayoría ignorante y atrincherada, cumpliendo el rol de defensores oscurantistas del pasado”. En nuestro caso, ambos bandos se encuentran, según ellos mismos, en el lado de los avanzados, de los buenos, el lado del Progreso. El bando contrario, por otra parte, representa el pasado, que en teoría ya había sido vencido, pero que ha reaparecido y que hay que eliminar definitivamente, o bien hay que alejarse de él.

Es esta la narrativa que subyace a las súplicas independentistas de abandonar esa España anclada en el pasado, incapaz de aprender, ese país de pandereta sin remedio. Es también lo que subyace a las mofas que desde los buenos españoles se hace a ese provincianismo ridículo en los tiempos que corren, ¡en pleno siglo XXI!, propio del nacionalismo catalán.

En el caso concreto del independentismo catalán, quisiera hablar de la similitud que le veo a una parte de la narrativa con la cosmovisión cristiana, algo que probablemente escandalizará a la gran mayoría de independentistas que consideran que han superado eso tan pasado de moda y tan propio de personas ignorantes llamado religión. Tenemos un pasado dorado con una Catalunya independiente (el Edén), tenemos la pérdida de esa independencia tras la derrota del 11 de septiembre de 1714 (el pecado original y la caída), tenemos tres siglos de penitencia bajo el yugo de España, lo que viene a ser la vida terrenal antes de la Segunda Venida de Cristo, la cual corresponde a la independencia de Catalunya. Con la Catalunya independiente llega el paraíso eterno para los creyentes.

*****************************************

Soy catalanohablante con ocho apellidos catalanes, sin lazos familiares con (otras partes de) España. Con este perfil, lo más probable es que fuera independentista. De hecho, lo he sido durante muchos años. Pero en los cinco últimos años, coincidiendo con un aumento excepcional en el porcentaje de catalanes que quieren la independencia y con transformaciones personales, yo dejé de serlo. Intentaré explicar por qué voté “no” el pasado 1 de octubre.

En primer lugar, voté “no” porque soy conservador, en el sentido original de la palabra, y quiero conservar las cosas. En este caso, quiero conservar el bienestar y la paz social de los que gozamos hoy día, y me da miedo perderlos debido a cambios bruscos como los que puede acarrear una independencia de Catalunya, sobretodo si no es pactada con el Estado y con la comunidad internacional. La historia nos enseña lo mal que suelen acabar las revoluciones, al menos a corto plazo.

En segundo lugar, voté “no” porque mis intereses están en otra parte. Porque para mí el mayor problema que tenemos ante nosotros es la llegada de los límites del crecimiento y el largo declive que puede ocasionar. Lo que me importa es que afrontemos este problema, o al menos que no lo ignoremos, y que minimicemos cuanto más posible el sufrimiento humano que puede generar. Me da absolutamente igual si el lugar donde vivo pertenece oficialmente a España o no. Me da absolutamente igual, entre otras cosas, porque dudo que España y Catalunya sobrevivan como entidades al probable colapso de la civilización industrial, y prefiero centrar mi atención en salvaguardar cosas a mi juicio mucho más importantes y con mayores posibilidades de supervivencia.

En tercer lugar, voté “no” porque no me convencen los argumentos de los independentistas. Muchas veces, al vestir la independencia en los ropajes del Progreso, se dice que se quiere la independencia para cambiarlo todo. Para tener un Estado libre de todos los problemas de los que adolecen los Estados actuales (desigualdades sociales, corrupción, etc.). Pero eso es difícil de creer. Para empezar, Carles Puigdemont y Mariano Rajoy comparten la misma ideología económica, común a toda la clase política del Occidente industrial, y en una Catalunya independiente tendríamos el mismo sistema económico que en España. Y para mí, un movimiento revolucionario que no empiece con la aceptación de los límites del crecimiento y con una reforma sensata y progresiva del sistema económico hacia algo que no contradiga de lleno los conocimientos de ecología que hemos adquirido el último siglo, simplemente no me interesa.

Y en último lugar, voté “no” porque estoy rodeado de independentistas y estoy harto de su pretendida superioridad moral, estoy harto de su aparente incapacidad de ver nada malo en su propio movimiento y estoy harto de la oleada de “nuevos independentistas” que hace no tanto votaban al PSOE o que aceptaban entregar el Gobierno español a José María Aznar, y que ahora muestran esa fogosidad que sólo puede tener un converso reciente y pretenden hacernos creer que su transformación es madura y razonada.

*****************************************

Sean cuales sean las motivaciones evidentes y ocultas de unos y otros, no obstante, meter la cabeza en la arena y seguir simplemente culpando al gobierno catalán por radicalizar a la gente y a la gente por dejarse radicalizar es de lo más estúpido que puede hacer alguien que pretende acabar con el problema de forma pacífica. Cuando año tras año salen a la calle millones de personas y sigues negándote simplemente a hablar con ellos y con sus representantes, estás empeorando el problema. Quizá pensaron que se trataba de una fiebre pasajera, y que tarde o temprano “bajaría el soufflé” (yo también lo pensaba de hecho), pero a estas alturas no puede ser que sigan pensando así.

Por otro lado, me parece que son muy ilusos desde el bando independentista al pensar que alguien de fuera mediará a su favor. Es curioso la forma en que vemos a los habitantes del norte de Europa, como seres de luz que están mucho más “avanzados” que nosotros y que tienen como una de sus prioridades la salvaguarda de los derechos humanos alrededor del globo. La desacreditación de la clase política que en España se traduce en movimientos como el auge de Podemos o del independentismo catalán también existe en los países del norte de Europa. Esos países tienen sus propios problemas y sus propios intereses, y la misma Unión Europea está en el punto de mira. Con gusto seguirán tratando la situación actual como un problema interno de España siempre que no les afecte directamente a ellos. Estamos hablando de la misma Europa que lleva años abusando de la endeudada Grecia y difundiendo propaganda de grupos terroristas sobre la guerra de Siria porque no les gusta su presidente.

Igualmente, aún si seguimos confiando en la moral intachable de Europa, lo cierto es que el derecho de una parte de un Estado de decidir separarse de dicho Estado es algo enormemente controvertido, no solamente en España si no a nivel internacional. La formación de nuevos estados-nación tras el colapso de antiguos imperios y los cambios en las fronteras nacionales, en Europa y en el resto del mundo, ha estado relacionada con demasiados baños de sangre y limpiezas étnicas durante el último siglo, como para que los dirigentes de todo el mundo no sean precavidos ante este tipo de fenómenos. Por eso, la ayuda internacional es muy improbable.

*****************************************

Me gustaría acabar con un pronóstico de lo que pasará. Tanto si el Gobierno catalán declara unilateralmente la independencia como si no, el Estado va a suspender la autonomía de Catalunya. La gente saldrá a la calle por un tiempo, protestarán y gritarán tanto como puedan. Pero no conseguirán nada. Al final se cansarán. Volverá el 11 de septiembre, y es probable que vuelva a haber una manifestación masiva. Pero no servirá de nada. Puede ser que se acabe ritualizando la manifestación independentista del 11 de septiembre, pero ya nadie esperará seriamente que esta manifestación tenga algún resultado útil, más allá de hacer un poco de ejercicio físico.


Al final, con un poco de suerte, la gente concentrará su atención y su esfuerzo en otros objetivos más factibles y, diría yo, más importantes.
Responder | En Árbol
Abrir este mensaje con la vista en árbol
|

Re: POST: ¿Y tú qué eres lector, nazi o facha? ¿El fin del día de la marmota? (tema independentismo catalán)

Beamspot
Hola:

Hace ya un tiempo que leí esta entrada.

Me gustó mucho, muy especialmente ese párrafo de la segunda venida del paraíso eterno, del paralelismo con la religión cristiana.

De hecho, ya a los 16 me convencí que la política era un tipo de religión. Desde hace algún tiempo, y revisando mucho la historia, especialmente la caída del Imperio Romano (¿porqué será?), y dado mi pasado como monaguillo desde los 10 a lo 13 años, por no mencionar la influencia de JMG, he llegado últimamente a la conclusión que tenía la casuística invertida: la religión es un tipo de política.

Entrando en el terreno subjetivo, personal, pantanoso de las opiniones y los sesgos, creo que ya he comentado alguna vez que hice la mili en Mallorca (de Policía Militar, guardias a porrillo en frente de la Catedral - La Seu). Hubo una cosa que me llamó mucho la atención por aquellos tiempos, que me sorprendió muchísimo (como no catalán): no tanto el hecho que TV3 se emitiese en las Baleares, como de los contenidos de dicha cadena.

Es como si Televisión Española emitiese al completo en todos los países de habla hispana, y no hiciese más que alabar las virtudes de España (y sólo España) rebuscando si hace falta (sino, no hay noticia) la manera de colocar a España como referente mundial, y sin tener miramientos hasta en mofarse (en las escasísimas veces en que se dan cuanta que existen) del resto de países (hispanohablantes y no hispanoparlantes) a los que de manera velada se les trata de 'provincianos' (pero que constantemente hacen referencia como que son 'suyos').

Me pregunto que dirían nuestros compañeros del otro lado del Atlántico sobre semejante situación.

Una de las pocas entradas que me parecen que explican esto se puede leer aquí:
http://autonomiaybienvivir.blogspot.com.es/2017/09/la-ola-catalana-y-el-lenguaje-visual.html

Además, curiosamente, escuché un programa de radio en el cuartel en el que un (presunto) catalán defendía la independencia de Catalunya porque 'los catalanes son una raza superior'.

La situación actual me cabrea muchísimo, por muchas razones.

Primero porque el hedor que me llega desde Barcelona me es indistinguible del que me llega desde Madrid.

El segundo, porque una piara impresentable está jugando con el destino de muchas personas por conveniencias privadas y particulares, en contra de dichas personas, justo cuando se supone que precisamente es lo contrario. ¿Acaso no son esos ..... empleados nuestros, pagados por todos nosotros, para que nos solucionen los problemas?¿Porqué en lugar de solucionarlos, los empeoran y buscan más?

Y para terminar, de forma aún más subjetiva, la sensación (con algunos rumores y comentarios que me llegan de sitios insospechados) que esto es un guión de un sainete escrito ya hace tiempo, y que se limitan a poner en escena, con la borregada entregada cual público de un partido de furmbo, con el final más que decidido de antes de empezar la partida, y que me recuerda la posición en el escalafón que ocupo, como mero borrego raso al que trasquilar.

Esa sensación que el final, dentro de varios meses o más de un año incluso, verá una Catalunya independiente (cosa que veo inevitable, aunque ahora no lo consigan, simplemente por la aplicación de Tainter, obvia para cualquiera que sepa entreverlo), dentro de unos 'restos de España', juntitos y revueltos en una mayor integración Europea, con la intención de 'fortalecer' la Unión, a costa de debilitar de facto (y me temo que no poco), la 'soberanía' de los conjuntos. Cosa que creo que, aplicando Tainter otra vez más, en realidad acabará con la disgregación de la unión, y algo mas grave que los lamentables e indignantes porrazos del primero de Octubre que marca el principio del trayecto.

Me siento a la vez avergonzado de tener una nacionalidad, y a la vez furioso que el sentimiento (necesidad psicológica humana) de pertenencia a una comunidad sea de facto, el 'certificado de propiedad' por parte de unas élites que nos ven y tratan como un objeto. A cuento de esto, creo conveniente entender este concepto, la 'esfera del mono': http://www.cracked.com/article_14990_what-monkeysphere.html

Un saludo de alguien que no quiere nada de lo que está pasando.
Responder | En Árbol
Abrir este mensaje con la vista en árbol
|

Re: POST: ¿Y tú qué eres lector, nazi o facha? ¿El fin del día de la marmota? (tema independentismo catalán)

Spengler
Me alegra que te gustase Beamspot.

Lo bonito es que se puede considerar la política como una forma de religión, la religión como una forma de política, y las dos cosas como completamente separadas y todas esas visiones son a su manera válidas, todas nos iluminan una parte de la realidad. Es muy rica la viña del señor.

Me acuerdo ahora de la teoría de JMG de que cada 3 o 4 décadas en USA hay una considerable masa de gente que se pasa de la espiritualidad pop a la política radical y viceversa, y que ahora están en una de esas fases (de espiritualidad a política) con el declive del New Age y con lo agitada que está la cosa últimamente por ahí. Viendo cómo en mi entorno tengo varios conocidos que nunca les había oído hablar de política hablando ahora con un gran sentir sobre tal o cual injusticia social, como si lo hubieran hecho toda la vida (por no hablar del Brexit, el Front National, el AfD, lo de aquí...) me pregunto si esto está pasando aquí también.