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Post: The Archdruid Report: The View From Outside

Rafael Romero

La visión desde el exterior


http://thearchdruidreport.blogspot.com.es/2015/03/the-view-from-outside_18.html

Miércoles, 18 de marzo 2015

Recientemente he estado familiarizándome de nuevo con las historias de Clark Ashton Smith. A pesar de que ha sido en gran medida olvidado hoy, Smith fue una de las grandes figuras de la revista Weird Tales durante su edad de oro, allá por la década de los 30, compitiendo con HP Lovecraft y Robert Howard como artesano de la ficción fantástica. Como Lovecraft, Howard, y la mayoría de los otros autores estables de los Weird Tales, Smith era un outsider; pasó su vida en una pequeña ciudad de California rural; él fue rotundamente ignorado por la escena literaria de su época, y él le devolvió el favor con gusto. Con el ocaso de las Pulp [1] , la obra de Smith fue consignado en el basurero de la historia literaria. Fue restablecido brevemente durante el auge de la fantasía del 1970, sólo para hundirse hasta perderse de vista de nuevo cuando el género fantástico se ahogó en el pantano de los clichés falso-medievales y así a partir de ese momento.

No hay escasez de razones para darle una nueva ojeada a Smith hoy, empezando por su dominio de la imagen y la atmósfera y el humor irónico que dio forma a lo mejor de su obra de madurez. Aún así, eso es un tema para otro momento, y posiblemente de otro foro. El tema que es relevante para este blog se teje en una las historias clásicas de Smith, The Dark Age [2]. Publicado por primera vez en 1938, es uno de los primeros cuentos de ciencia ficción que conozco que gira en torno a un intento organizado de preservación de la ciencia moderna en una futura era de barbarie.

La lectura de la historia en si misma vale la pena, así que no voy a repartir spoilers aquí. Aún así, creo que no voy a desvelar nada crucial al mencionar que uno de los principales motores de la historia es la incapacidad de los científicos de la historia para encontrar o establecer puntos de encuentro comunes con las tribus neo-bárbaras de las montañas de su alrededor. Ese aspecto de la historia ha estado presente en mi mente últimamente. Más allá de los cohetes y pistolas de rayos que proporcionan gran parte de su colorido local, la ciencia ficción habla siempre del presente, presentándola bajo una luz no familiar que nos la muestra desde un punto de vista externo, desde la perspectiva distante de un futuro imaginario.

Eso es especialmente cierto en el relato de Smith, que obtuvo gran parte de su fuerza en el momento de su redacción por el abismo creciente entre las ciencias y el resto de la cultura humana que C.P. Snow discutió dos décadas más tarde, en su famosa obra "The Two Cultures"[3]. Ese abismo se ha abierto en gran medida desde la época de Smith, y su impacto en el futuro merece una discusión aquí, entre otras razones porque se está empezando a mostrar incluso a través de las lentes de miope de la cultura popular de hoy.

Estoy pensando, por ejemplo, de un reciente post de Scott Adams [4], el creador de la tira cómica "Dilbert". Hay una cierta justicia poética en observar el experto reconocimiento de la cultura popular al pinchar sobre la falta de organización como uno de los hábitos más embarazosos de la ciencia contemporánea, pero hay más para el espectáculo que una broma de Dilbert. Como Adams señala, hay una falta de coincidencia extrema entre la forma en que la ciencia trabaja y la forma en que los científicos esperan que sus clamores sean recibidos por el público en general. Dentro de la comunidad de investigadores, las conclusiones sobre este momento son, al menos en teoría, abiertas al constante desafío, pero sólo dentro de la comunidad científica.

No se invita al público en general a participar en esos desafíos. Muy al contrario, se supone que debe asumir el último pronunciamiento de autoridad en la materia como la verdad pura y simple, incluso cuando esta última contradice las declaraciones realizadas por la misma autoridad en la materia seis meses antes. Ahora bien, por supuesto, existen razones por las qué los científicos podrían no querer entrar en un debate público con un flujo constante de sugerencias y desafíos realizados por personas que no tienen formación en las disciplinas pertinentes, pero por otra parte existe el hecho que esperar que la gente acepte ciegamente lo que los científicos dicen acerca de la nutrición, cuando la opinión científica sobre ese tema ha ido dando vueltas como una veleta desde hace décadas, no es una estrategia con una larga vida útil. Tarde o temprano, la gente comienza a preguntar por qué se deben tomar en serio el último pronunciamiento de la autoridad en la materia, cuando tantos otros aterrizaron en el cubo de la basura de las  opiniones descartados hace ya unos años.

Hay otra razón, más oscura por la qué estas preguntas son cada vez más comunes ahora mismo. Aquí estoy pensando en la reciente revelación de que los científicos británicos encargados por el Gobierno de la formulación de recomendaciones dietéticas han estado recibiendo sobornos de diversos tipos de la industria azucarera [5]. Eso no es algo nuevo en estos días. Especialmente, pero no sólo, en aquellas ramas de la ciencia relacionadas con la medicina, la farmacología y la nutrición, la prostitución del proceso científico por los intereses empresariales se ha convertido en un escándalo público. Cuando un científico se pone detrás de un estrado y hace una declaración sobre la seguridad o eficacia de un medicamento, un tratamiento médico, o lo que sea, la primera cuestión planteada por un número cada vez mayor de personas fuera de la comunidad científica en estos días es "¿Quién es el que le paga? "

Ya sería bastante malo si la pregunta fuera realizada a causa de rumores difamatorios o propaganda hostil. Por desgracia, se le está pidiendo, porque no hay nada particularmente inusual en el comportamiento de los científicos británicos mencionados anteriormente. En estos días, en cualquier campo donde la ciencia entra en contacto con el dinero real, los estudios científicos, se transforman cada vez más una dimensión más del marketing. Desde influyentes investigadores que están siendo pagados para poner sus nombres en dudosos estudios con el objetivo de darles una credibilidad no merecida a la ocultación sistemática de datos "periféricos" que no soportan las demandas realizadas desde los intereses de tal o cual lucrativo producto, la corrupción de la ciencia es una realidad en curso, y es una realidad que no está siendo contrarrestada eficazmente por las medidas de salvaguardia existentes dentro de la comunidad científica.

Los científicos generalmente han tratado el colapso de la ética científica como un asunto interno. Esto es un error letal, porque la visión que importa en este tema es la visión desde el exterior. Lo que se ve desde dentro como un problema manejable al que poner en orden a tiempo, es visto desde fuera del laboratorio y la sala de profesores como la corrupción institucionalizada por parte de una élite autoproclamada cuyos miembros se cubren unos a otros y no son responsables ante nadie. Lo que no tiene relación, por cierto, con lo inexacta que sea esa visión en casos específicos, el número de hombres y mujeres honestos que están trabajando en los asientos de  laboratorios, o la abrumadora presión ejercida sobre los científicos para obtener beneficios económicos que realizaron las administraciones universitarias y las corporaciones de patrocinadores: nada de eso encuentra su camino en la visión desde el exterior y, en el largo plazo, la visión desde el exterior es la que cuenta...

La corrupción de la ciencia para beneficio propio es una vieja historia y, por desgracia, es más intensa en aquellos campos en los que la ciencia interactúa con  la vida de los no científicos de forma más directa: sí, estos serían la medicina, la farmacología y la nutrición. Mencioné en un post anterior aquí a una amiga asmática de toda la vida, que ingresó en el hospital en varias ocasiones y casi murió en él por dos veces, que se curó finalmente mediante la eliminación de un alérgeno común en su dieta. Al mencionar esto a su médico descubrió que este conocía el tema de su alergia todo el tiempo, pero según este le explicó, "Preferimos medicar para esto." Es comprensible así, como un una gran cantidad de pacientes que curen de su enfermedad es menos lucrativo para el médico que uno que tiene que seguir recibiendo tratamientos y recetas regularmente, pero como resultado de esta interacción unido a otras, la amiga en cuestión ha perdido la mayor parte del respeto que alguna vez tuvo para con la medicina convencional, y ahora está aprendiendo herboristería para satisfacer sus necesidades de atención médica.

Es una historia cada vez más común en estos días, y yo podría añadir un montón de otros apuntes aquí. El punto que quiero hacer notar, sin embargo, es que es dolorosamente obvio que el médico que prefirió no medicar nunca pensó en la visión desde el exterior. No tengo forma de saber qué combinación de presiones externas y fracasos personales le llevó a ocultar una cura menos costoso de mi amiga, y mantenerla una medicación cara e ineficaz así como expuesta a una galería de efectos secundarios nocivos, pero desde fuera de los muros de su despacho, ciertamente parecía como una cruel traición de la que la ética de la profesión médica lo debería haber alejado y, de nuevo, la visión desde el exterior es la que cuenta.

Esta cuenta porque la ciencia institucional sólo tiene la autoridad y el prestigio que posee hoy en día porque suficientes de aquellos que no pertenecen a la comunidad científica aceptan su afirmación de decir la verdad sobre la naturaleza. A fin de cuenttas, no hace muchos años los científicos no tenían esta autoridad o el prestigio, y ninguna ley de la naturaleza o de la sociedad garantiza que vayan a seguir teniéndola de forma indefinida. Todos los médicos que prefieren medicar que curar, cada investigador que trata a los conflictos de intereses como cualquier otro detalle del BAU, cada científico que insiste con tonos airados que nadie sin un PostDoc en tal o cual disciplina tiene derecho a preguntar por qué el pronunciamiento de esta semana se debe tomar con mayor seriedad que el que se acaba de refutar - y aun menos siquiera osar hablar del creciente y cada vez más público, manifiesto problema de fraude científico en el campo farmacéutico, entre otros - están acelerando el día en que la ciencia moderna no se tomará más en serio por el público en general que, por ejemplo, la filosofía académica es tomada hoy.

Ese día puede ser que no esté del todo lejos. Ese es el mensaje que debe ser leído, y es leído demasiado raramente, en el surgimiento acelerado de contraculturas que rechazan la autoridad de la ciencia en un campo. Como apuntaba un ensayo reciente y reflexivo en Slate [6], la crisis de autoridad es lo está dando credibilidad a movimientos tales como los que niegan el cambio climático y los "anti-vaxxers" (el creciente número de padres que se niegan a vacunar a sus hijos). Una buena parte de la gente en estos días, cuando las voces oficiales de la comunidad científica dice esto o aquello, responden con la pregunta "¿Por qué debemos creerle?" -  y muchos de ellos no reciben una respuesta directa que aborde sus preocupaciones.

Un poco de mi experiencia personal en un campo diferente puede ser relevante aquí. Volviendo a finales de 1980 y principios de 1990, cuando vivía en Seattle, dedique una buena cantidad de tiempo en la recolección del folklore local relativa a fantasmas y otros fenómenos paranormales. Yo no estaba haciendo esto desde ninguna creencia en particular, o para el caso desde cualquier incredulidad en particular; yo estaba buscándole un sentido al terreno mítico de la región de Puget Sound, los paisajes de la creencia y la imaginación que surgieron de las experiencias de la gente de la región, con la mirada puesta en mi carrera como escritor de ficción que entonces tenía la esperanza de lanzar. Mientras estaba haciendo esta investigación, cuando se informaba de algo paranormal en cualquier lugar de la región, en general, llegaba a mis oídos con bastante rapidez, y en el proceso llegué a ver una notable secuencia de eventos que se repetían como un disco rayado en más casos de los que puede llevar la cuenta.

Ya fuera que el fenómeno presenciado fuese una luz inusual en el cielo, un bípedo peludo de siete pies de altura en el bosque, la visita de un pariente que había pasado a mejor vida hacia poco, o lo que usted quiera, dos cosas eventos se producían puntualmente en el momento en que testimonio se hacía público. La primera era la llegada de un autoproclamado escéptico, por lo general un miembro del CSICOP [7], que trataba al testigo con desprecio y condescendencia, hacía afirmaciones dogmáticas acerca de lo que debía haber sucedido, y respondía a cualquier desacuerdo con el acoso y el abuso verbal. La otra cosa que le acompañaba era la llegada de un investigador de una de las organizaciones de investigaciones paranormal locales, que eran siempre amables y solidarias, escuchaba atentamente el relato del testigo, y se tomaba en serio el incidente. Voy a dejar que adivinen cuál de las explicaciones propuestas a los testigos acababan siendo abrazadas por lo general, por no hablar de a qué organización él o ella a menudo se acabaron uniendo.

El mismo proceso a una escala más grande y mucho más peligrosa se está perfilando en las actitudes hacia la ciencia a través de un sector amplio y creciente de la sociedad estadounidense. Téngase en cuenta que a diferencia de negacionismo climático, el movimiento anti-vaxxer no es alimentado por miles de millones de dólares de dinero que la subvenciona, y a pesar de ello este está teniendo una atracción creciente. La razón es tan simple como dolorosa: los padres están pidiendo a los médicos y científicos, "¿Cómo puedo saber que esta sustancia que desea poner a mi hijo es segura?" - Y las respuestas que están recibiendo no les proporcionan la tranquilidad necesitan.

Es probablemente necesario señalar en este punto que no soy fan del movimiento anti-vaxxer. Dado que las enfermedades epidémicas tenderán a desempeñar un rol enorme en el futuro que nosotros tenemos por delante, he mirado cuidadosamente los argumentos anti-vaxxer, y no me convencen en absoluto. Está claro a partir de la evidencia de que las vacunas hacen a menudo mucho más que no ofrecer protección contra enfermedades peligrosas; mientras que algunos niños se ven perjudicados por los efectos secundarios de la vacunación, eso es verdad para cualquier procedimiento médico, el número de víctimas de los efectos secundarios es órdenes de magnitud menor que la tasa anual de muertes por estas mismas enfermedades en la era pre-vacunación.

Tampoco la afirmación de los anti-vaxxer que las vacunas causan autismo es lógica. (Yo tengo el síndrome de Asperger, por lo que el tema de cierto interés personal para mí.) La epidemiología de los trastornos del espectro autista simplemente no da soporte a esa afirmación; para mi visión educadamente laica, por lo menos, este trastorno coincide en cambio con una enfermedad autoinmune en cambio, complementada con un rápido aumento de la prevalencia en los últimos años. La hipótesis que estaría investigando ahora si me hubiera dedicado a la ciencia biomédica en lugar de la historia de las ideas, es que los trastornos del espectro autista son secuelas de una enfermedad autoinmune que afecta en la lactancia o la primera infancia, y causa daños a algunas de entre una variedad de regiones en el sistema nervioso central, por lo tanto se da una desconcertante diversidad de déficits neurológicos  en aquellos de nosotros que estamos en el espectro del autismo.

Si esto es cierto o no lo tendremos que dejar en las manos de los investigadores formados. La puntualización que quiero hacer aquí es que yo no comparto las creencias que impulsan el movimiento anti-vaxxer. Del mismo modo, estoy suficientemente familiarizado con las leyes de la termodinámica y la química de la atmósfera para saber que cuando los negacionistas del cambio climático insisten en que arrojar miles de millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera no puede cambiar su capacidad para retener el calor, se han fumado lo suyo. He conservado suficiente interés desde la niñez en la paleontología, y estudiado lo suficiente de la biología y la genética, desde entonces, para ser capaz de seguir los debates entre la biología evolutiva y la llamada "ciencia creacionista", y estoy firmemente del lado de las gradas de Darwin. Podría seguir; tengo mis dudas sobre algunos rincones de la teoría científica contemporánea, pero también la tienen un montón de científicos.

Es decir, no estoy de acuerdo con los anti-vaxxers, los negadores del cambio climático, los creacionistas, o sus equivalentes, pero creo que entiendo por qué han rechazado la autoridad de la ciencia, y no es tanto porque sean unos cretinos ignorantes, como les gustaría afirmar a los defensores y propagandistas de la ciencia. Es porque han visto durante demasiado tiempo la visión desde el exterior. Los padres que se encuentran con una industria médica que prefiere medicar a sanar son más propensos a escuchar a los anti-vaxxers; los Americanos que ven a los activistas del cambio climático exigir que el resto del mundo reduzca su huella de carbono, mientras que esos mismos activistas se quedan en sus acogedores estilos de vida de clase media, son más propensos a creer que el calentamiento global es un engaño por motivos políticos; los Cristianos que ven a los ateos utilizar la evolución como un caballo de batalla ideológico son más propensos a recurrir a la ciencia de la creación, y  los tres, y otros, no se van a escuchar a los científicos que insisten en que están equivocados, al menos hasta que los científicos decidan parar y tomar un buen vistazo a cómo ellos y sus afirmaciones se ven cuando se miran desde fuera.

Estoy lejos de estar seguro de que nadie en la comunidad científica esté dispuesto a afrontar esa dura mirada. Es posible; en estos días, que incluso ateos comprometidos estén empezando a darse cuenta de que cada vez que Richard Dawkins abre la boca, una veintena de personas que estaban considerando el ateísmo deciden darle a Dios una segunda oportunidad. La arrogante intimidación que solía ser una práctica habitual entre los escépticos autoproclamados y "ateos enojados" ha tomado un tono hosco y defensivo recientemente, como si el abuso de gritar a las personas que no están de acuerdo se hubiera empezado a hundir pues podría no ser el mejor manera de ganar sus corazones y mentes. Sin embargo, para que este mismo acto de reflexión consiga ser atractivo en la comunidad científica, un gran número de personas en esa comunidad se van a tener que repensar la forma en que manejan trato con el público, especialmente cuando la ciencia, la tecnología y la medicina causan daño. Eso, a su vez, sólo va a pasar si un número suficiente de  científicos de hoy recuerdan la importancia de la visión desde el exterior.

A la luz de otros temas que he tratado de discutir durante años en este blog, esta visión tiene otra dimensión, y es una considerablemente más dura. Entre los extraños cuya opinión de la ciencia contemporánea más importaría están algunos que no han nacido aún: nuestros descendientes, que habitarán un mundo moldeado por la ciencia y las tecnologías que han resultado de la investigación científica. Sigue siendo popular  insistir en que su mundo será una fantasía de Star Trek sin ilimitación en la expansión a través de la galaxia, pero creo que la mayoría de la gente está empezando a darse cuenta de lo poco probable que es en realidad ese futuro.

En cambio, los futuros más probables para nuestros descendientes son aquellos en los que las cargas dejadas por la ciencia y la tecnología de hoy en día son mucho más importantes que los beneficios. Esos futuros más probables serán golpeados por un clima inestable y con el aumento de los océanos debido al cambio climático antropogénico, despojados de la mayor parte de las tierras cultivables del mundo, los recursos naturales y los ecosistemas, sembrados en basura radiactiva y química que nuestra era ha producido en abundancia y sin tomarse la molestia de almacenar de forma segura, y la mayoría de las tecnologías avanzadas de hoy tendrá que oxidarse largamente en la inutilidad, porque la abundante energía barata y otros recursos no renovables que se necesita para mantenerlos funcionando se consumieron en nuestro tiempo.

Las personas que vivan en ese futuro no es probable que recuerden que un modesto número de científicos firmaron peticiones y escribieron documentos de toma de posición que protestaban por algunas de estas cosas. Es aún menos probables que recuerden los sueños utópicos de progreso perpetuo y abundancia ilimitada que alentaron muchas otras personas en la comunidad científica a decirse a sí mismos que estas cosas realmente no importaban, y si por casualidad llegan a recordar estos sueños, su reacción a ellos no será bonita. La ciencia de hoy en día, como cualquier otra institución humana en todas las épocas, combina los altos ideales y motivos mezquinos en las proporciones habituales no les importará en lo más mínimo.

A menos que algo cambie bruscamente muy pronto, su visión desde el exterior puede también ver a la ciencia moderna- toda ella, desde el primer amanecer gris de la revolución científica directamente hasta la última llama de la medianoche cuando el último laboratorio fue saqueado e incendiado por una turba furiosa- , como unos malditos balbuceos de unos malditos poderes que finalmente fueron derribados como justa retribución a una edad corrupta y arrogante. Cuanto más tiempo los defensores y propagandistas de la ciencia ignoren la visión desde el exterior, más tiempo permanecerán ciegos a la realidad que su propia defensa de la ciencia está alimentando las fuerzas que se están levantando en contra de ella, la conclusión sombría de la historia de Clark Ashton Smith que cité al comienzo de este post sin embargo puede llegar a ser mucho más profética que las cómodas fantasías de progreso científico perpetuo apreciado por muchas personas hoy en día.

********

En un tema totalmente desvinculado pero no menos sombrío, me complace anunciar que mi próximo libro After Progress [8] está saliendo de la imprenta mientras escribo esto. Hubo algunos retrasos en la producción, y así que no será hasta el próximo mes que las peticiones a la editorial serán enviadas; la ventaja de esto es que el libro todavía se pueden comprar con un 20% de descuento sobre el precio de portada. Estoy bastante seguro de que este libro ofendera a la gente respetable a través del espectro de la opinión aceptable de la sociedad industrial de hoy, así que pidan su copia ahora, tomen sus palomitas de maíz,  prepárense para disfrutar del espectáculo.

Notas de traducción:
[1] Pulp -Revistas de encuadernación rústica, baratas y/o de consumo popular, especializadas en narraciones y cuentos de ficción.
[2] http://www.eldritchdark.com/writings/short-stories/35/the-dark-age
[3] http://sciencepolicy.colorado.edu/students/envs_5110/snow_1959.pdf
[4] http://blog.dilbert.com/post/109880240641/sciences-biggest-fail
[5] http://www.sciencedaily.com/releases/2015/02/150211204055.htm
[6] http://www.salon.com/2015/02/07/anti_vaxxers_climate_deniers_and_the_crisis_of_authority/
[7] Committee for Scientific Investigation of Claims of the Paranormal -  Comité para la Investigación Científica de Fenómenos Paranormales
[8] http://www.newsociety.com/Books/A/After-Progress

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Re: Post: The Archdruid Report: The View From Outside

Rafael Romero
Nunca está de más un toque de atención a la comunidad científica que deambula por estos lares.

Aunque esa visión desde fuera, también es recomendable para el hetereogéneo grupúsculo que formamos entre todos en este foro.

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Re: Post: The Archdruid Report: The View From Outside

franjaosan
En respuesta a este mensaje publicado por Rafael Romero
Siempre digo lo mismo...

Coge un móvil (o cualquier objeto electrónico actual) y pregúntate cómo funciona. Toda tecnología es ciencia, y que un médico o catedrático tenga poco escrúpulos no es razón suficiente para desprestigiarla entera. O acaso el edificio más alto del mundo, el Burj Califa, lo sostiene Alá.

Los más fervientes ataques a la ciencia suelen provenir de aquellos que temen dejar de creer en Dios. Sostienen discursos creacionistas frente a la teoría de la evolución, protestan contra las vacunas porque causan autismo cuando su principal problema es que causan reacciones alérgicas o autoinmunes, o habla de que las radiaciones de las antenas de los móviles causa insomnio (o cáncer) cuando solamente es una fracción minúscula del espectro radioeléctrico a la que nos tienen día a día bombardeado la sociedad actual.

Quizá todos estos problemas provengan de un déficit en educación en ciencias. No todos los que dicen ser científicos lo son y discernir uno de otro quizá es más fácil para un ingeniero como yo que para un abogado.

Ser ateo no es una opción derivada al seguir a tal o cual divulgador. Es la suma de evidencias que ponen contra las cuerdas a las creencias tradicionales. No sé exactamente qué dice Richard Dawkins o cómo se comportan los ateos de Estados Unidos pero seguramente sufran más ataques que los que dan pues la sociedad norteamericana es, visto desde España, una de las sociedades más religiosas del mundo.

Y para puntualizar soy ateo, y no por que no crea en Dios sino por que sé que Dios no existe. Pera cada uno puede creer en lo que le apetezca ¿Quién soy yo? una mota de polvo en un universo infinito nada más. Y nada solo significa nada, nada he escrito, nada he hecho, nada he sido.

Saludos.
El mundo es como el juego de las sillas, cuando acabe la música nos daremos cuenta que no hay sillas para todos.
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Re: Post: The Archdruid Report: The View From Outside

Bihor
En respuesta a este mensaje publicado por Rafael Romero
Me parece muy importante este mensaje del Archidruida, todos sabemos que la confianza se gana día a día, con un esfuerzo enorme, pero se puede perder en muy poco tiempo, y la comunidad científica está a un paso de perder esta confianza, lo cual, para mí, sería terrible, pero es algo que ella misma se está ganando en muchas ocasiones a pulso.

Según lo leía se me vino a la cabeza el lema del colegio de notarios de España "Nihil prius fide". Por ahí se pueden leer traducciones como "nada antes que la fe", mientras que me parece una traducción mucho más correcta "nada antes que la confianza", despojándola del toque religioso-fanático que la primera traducción tiene. Realmente creo que es esencial para el desarrollo humano, pues, si no confiáramos en aquellos que nos han formado, ¿qué tendríamos? ¿cómo seríamos si no hubiese confianza en nuestros padres y nuestros educadores/formadores desde la más tierna infancia? Hemos de confiar en los demás y ganarnos la confianza con acciones y palabras que sean dignas de tal honor y tener siempre muy claro que construir es mucho más laborioso que destruir.

Un saludo a todos
Regla de oro: trata a los demás como querrías que te trataran a ti
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Re: Post: The Archdruid Report: The View From Outside

Rafael Romero
Este mensaje fue actualizado el .
En respuesta a este mensaje publicado por franjaosan
franjaosan escribió
Siempre digo lo mismo...

Coge un móvil (o cualquier objeto electrónico actual) y pregúntate cómo funciona. Toda tecnología es ciencia, y que un médico o catedrático tenga poco escrúpulos no es razón suficiente para desprestigiarla entera. O acaso el edificio más alto del mundo, el Burj Califa, lo sostiene Alá.
Sustituye "no es razón suficiente" por "no debería ser razón suficiente" y empezarás a entender el problema. Lo que apunta el Archidruida no es que sea lógico, ni razonable, si que es lo que pasa cuando lo que entra en juego son los sentimientos.

No creo que nadie aquí dude de lo importante que es la ciencía y los avances que hemos realizado, pero blandir un móvil, como haces en tu primera frase de entrada tiene algo más en común con la fe, que con la ciencia (Estoy traduciendo otro post reciente del Archidruida donde también sale este tema).

El punto sobre el que reflexionar no es el ateísmo o las creencias, ni el déficit de la enseñanza, ni de la sociedad americana.

El punto sobre el que reflexionar es como sobrevivirá la ciencia o mejor dicho aquellos avances científicos que podrían incluso mitigiar un escenario post-peakoil, en un entorno social como el que está creando el descenso por el lado derecho de la curva de Hubbert. Y en el escenario actual la ciencia tiene más números de ser desprestigiada o incluso perseguida que no apreciada y conservada como un tesoro.

Y constatar ese hecho es un primer paso, el segundo no es buscar culpables, la culpa no es, tan sólo, de tal o cual divulgador, o de tal o cual creencia a la que hay que continuar persiguiendo/ostigando desde el ámbito de la ciencia.....
El segundo paso, tal vez, es aquel de debe realizarse desde el propio ámbito de la ciencia, para cambiar el enfoque con el que se acerca al resto de la humanidad.

Que si la enseñanza falla no es solo culpa de los alumnos, que son muy malos y no están por la labor de aprender, si no que a menudo el que falla es el profesor a la hora de saber trasmitir sus saberes.

Un saludo.