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Aquí dejo un extracto del libro: Capitalismo (Financiero) Global y Guerra Permanente, El Dólar, Wall Street y La Guerra Contra Irak escrito por Ramón Fernández Durán. Los «paraísos fiscales»: la rótula entre la «economía criminal» y el capitalismo global: Desde los años sesenta, en paralelo con la creación del mercado desregulado de «eurodólares» en «Europa», en concreto en la City de Londres, se asiste al establecimiento de un creciente número de plazas financieras extraterritoriales (off-shore), o «paraísos fiscales»11, que iban a cumplir también un papel decisivo, entre otras cuestiones, para forzar una creciente mundialización financiera. Estos centros, además de servir de «forceps» (adicional) que obligaron a los diferentes Estados a liberalizar, desregular y abrir sus mercados financieros a las dinámicas del capitalismo global, han cumplido y están cumpliendo un rol determinante tanto en lo que a evasión fiscal se refiere, como en el lavado del «dinero negro» de las distintas formas de «economía criminal» (narcotráfico, venta ilegal de armas y especies, fraude privado, redes de prostitución, corrupción política…). De esta forma, las principales instituciones del capitalismo global —es decir, tanto las grandes empresas transnacionales como las distintas instituciones financieras— tienen un pie en estos centros y otro en los países centrales. Así, esta conexión entre las principales plazas financieras con los «paraísos fiscales» permite a las grandes instituciones financieras y principales empresas llevar a cabo sus operaciones de «zona gris», lo que les posibilita escapar a las reglas fiscales establecidas en los países centrales; al tiempo que, de esta forma, les permite seguir gozando de ayudas estatales de los países centrales por si «vienen mal dadas». Además, estos centros se convierten en verdaderos nodos de promiscuidad entre el «dinero negro» (normalmente, hasta ahora, en dólares12) y la «economía formal», en donde a través de una multiplicidad de «sociedades pantalla» se produce una ósmosis que permite al dinero procedente de actividades delictivas penetrar en los circuitos formales de los mercados financieros, perdiéndose cualquier rastro respecto a su origen. En definitiva, los paraísos fiscales se configuran como los centros preferentes para el blanqueo de dinero y la evasión fiscal. [11. Al principio se localizan en «microestados» de las Antillas exbritánicas y exholandesas (Bahamas, Bermudas, Islas Caimán…), con ocasión de su independencia formal. Es decir, se localizaban cerca de EEUU, pero luego se han ido extendiendo por muy distintos lugares del mundo (Hong Kong, Singapur…), ubicándose en ocasiones en las inmediaciones de la propia UE (las islas del Canal, Chipre, Malta, p. ej.), o hasta en su propio corazón (Liechtenstein, San Marino, Mónaco, Andorra, Gibraltar…). Si bien es preciso recalcar que no todos gozan del mismo grado de opacidad para el capital, en especial en relación con el dinero proveniente del narcotráfico.] [12. El euro está intentando hacerse un hueco en los mercados del «dinero negro», de ahí la emisión de billetes de un alto valor facial, los de 500 euros, que son los que se manejan en dichos mercados.] El crecimiento de estos centros extraterritoriales «ha sido enérgicamente promovido por los propios EEUU, y los intentos de someterlos a disciplina por parte de la UE y otros países de la OCDE han chocado con la oposición de Washington» (Gowan, 2002). EEUU sólo empieza a prestar atención al papel de dichos centros como resultado de su lucha contra el narcotráfico, una actividad que a finales de los noventa movía la fabulosa cifra de unos 500.000 millones de dólares (Strange, 1999). De esta forma, EE UU impulsa en 1989 la creación del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) en el seno de la OCDE, una instancia que intenta, con no demasiado interés y poco éxito, tan sólo perseguir la actividad criminal vinculada al narcotráfico en los «paraísos fiscales» y no, por supuesto, todas aquellas operaciones que permiten a los grandes conglomerados (y fortunas) escapar de sus responsabilidades fiscales respecto de los Estados en donde operan. A nadie se le escapa la dificultad para perseguir un tipo de actividad y no el resto de las que se desarrollan en los «paraísos fiscales», pues el secreto bancario y la opacidad con que se desenvuelven el conjunto de operaciones hace difícilmente discernibles unas de otras, ya que todas ellas quedan al abrigo de posibles miradas indiscretas. «El mero hecho de que los “paraísos fiscales”, donde los capitales escapan a las reglas establecidas por los Estados y organismos internacionales, gocen de buena salud, es algo tan vergonzoso como significativo: pone de manifiesto la supeditación de los Estados y los organismos internacionales a los intereses del capitalismo transnacional» (Chesnais, 2000). En este sentido, las Cámaras de Compensación Internacional —que se sitúan en los países centrales, y que son las que garantizan (entre otras actividades) las operaciones entre los «paraísos fiscales» y los circuitos financieros formales— son, debido a su opacidad absolutamente tolerada, el complemento lógico de todo este entramado13. La Administración Bush había estado dificultando, en su primera etapa, la actividad del GAFI en relación con los «paraísos fiscales», pero tras el 11-S ha demostrado un claro interés por desvelar la posible utilización que hacen las «redes terroristas internacionales» de estos centros. Sin embargo, los sectores financieros son renuentes a verter luz sobre las abundantes zonas de penumbra del entramado financiero internacional; y los «paraísos fiscales» se encuentran entre las principales de ellas, pues en ello les va la supervivencia de sus suculentos beneficios. [13. Clearstream es una de ellas y opera en Bruselas, manejando unos flujos monetarios anuales equivalentes a 250 veces el presupuesto del Estado francés (Robert, 2001)] En la actualidad hay más de setenta «paraísos fiscales» y su número va en aumento, situándose algunos de ellosentre las principales plazas financieras del mundo. En concreto, las Islas Caimán están consideradas como el quinto centro mundial de concentración de instituciones financieras después de Londres, Nueva York, Tokio y Hong Kong, y antes que las capitales financieras europeas continentales. Su creciente importancia corre en paralelo con el papel que han jugado como catalizadores de los ataques especulativos en las crisis monetario-financieras, pues muchos hedge funds se localizan, como se ha apuntado, en estas plazas financieras desreguladas (Singh, 2000). Además, la evasión fiscal que favorece la existencia de estos centros afecta a las cuentas públicas de los Estados centrales y periféricos, acentuando aún más su debilidad fiscal, ocasionada por la bajada generalizada de impuestos que promueve (y fuerza) la globalización financiera. Este hecho obliga a un creciente endeudamiento estatal en todo el mundo, que favorece al capital financiero y que es especialmente oneroso para los Estados periféricos por el abultado «riesgo país» (es decir, los tipos de interés usurarios) que tienen que soportar en la emisión de deuda que emiten. Y esta dinámica, junto con las crisis monetario-financieras y también la explosión de las llamadas «zonas francas», está siendo decisiva en la quiebra de las estructuras estatales periféricas. Estos otros espacios extraterritoriales mencionados, las «zonas francas», empiezan a proliferar asimismo a partir de los setenta, y se han desarrollado especialmente en el sudeste asiático y en América Latina. Estos enclaves, con una gran diversidad de figuras jurídicas e incentivos, se establecieron como plataformas para la actividad productiva, con el fin de que no estuviesen sujetas a los marcos institucionales «más restrictivos» de los Estados periféricos, habiendo sido creadas por ellos mismos para captar inversiones extranjeras. Las «zonas francas», en general, son verdaderas zonas sin ley, con una fiscalidad prácticamente nula para los beneficios empresariales, en donde la actividad sindical está prohibida, la regulación ambiental es inexistente y el orden y la disciplina laboral es garantizado, en muchas ocasiones, manu militari. En la actualidad hay casi unas 1.200 en todo el mundo, desde las maquilas centroamericanas a los «parques industriales» de China, y su creación y funcionamiento ha sido una forma asimismo de presionar para establecer un marco de libre comercio e inversión a escala internacional. Es decir, una vía expeditiva para no tener que esperar a las negociaciones más lentas del sistema GATT-OMC, así como una forma de forzar su desarrollo (Bertrand y Kalafatides, 2002). Atte. PeakOilerVzla.
Dr. Albert Bartlett «El mayor defecto de la raza humana es nuestra incapacidad para comprender la función exponencial»
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