“La última ola del covid está remitiendo. Mucha gente esta ya vacunada, por lo menos con una dosis, y empezamos a tener días cálidos, estamos a 25 grados celsius, lo que limitara mas al bicho. Fuimos y venimos, luis, ya hemos regresado”, celebraban en la terraza de mi casa dos amigos, esta tarde, mientras los tres disfrutábamos unas cervezas y veíamos pasar a la gente, en el turístico puerto de Veracruz, en el golfo de México.
“Con el fin de la pandemia, vuelta a la normalidad, vuelve el turismo (ambos viven de este sector económico) y volvemos a tener un presente y un futuro”, afirmaba uno, levantando su cerveza y su sonrisa.
Estaban tan contentos que no tuve corazón para arruinarles la tarde.
¿A dónde diablos creen que estan regresando?, ¿a 2019?, ¿al mundo prepandemia?. Pero hombre de dios, que ese mundo ya no existe. Que mientras centrábamos nuestra atención y nuestras vidas en el bicho, el resto de nuestros problemas han crecido. Y han aparecido nuevos.
En el apartado climático tenemos nuevos récords de concentración de co2 y metano, nuevo récord de mínimo de hielo marino en antártica…
En el energético tenemos colapsados a paquistan y Líbano, a Europa y estados unidos cerrando industrias por los altos precios de la energía y en México la eliminación, en la práctica, del impuesto que se cobraba a los combustibles, vía subsidios, para tratar de mantener los precios estables…
En los materiales, dice una experta de goldman sach que “falta de todo” y que “jamás había visto nada así”...
Pero la gente está muy contenta. O al menos, yo veo a mucha gente contenta, esperanzada. Haciendo planes para la ya próxima vacación de semana santa (¿de verdad no se dieron cuenta de que tuvieron a los chamacos en casa?, ¿vacaciones de qué?) y pensando, para hacer negocio o para disfrutar, en el próximo carnaval, que fue movido de febrero a julio, para evitar la última oleada del covid.
No tengo corazón para arruinarles la tarde.
Y aunque lo tuviera, no sé cómo explicarles que de lo único que estamos saliendo, si es que estamos saliendo de algo, es de una coyuntura, y que los problemas estructurales siguen estando ahí y no auguran ningún futuro feliz y prospero.
Y aunque lo supiera… no van a escucharme. Ni quieren escuchar ni les interesa escuchar ni van a escuchar nada. Ellos solo quieren regresar. Ellos y todo el mundo, me imagino.
Así que me callo, levanto mi cerveza y participo en el brindis, “por el regreso”. Y mientras repito “salud” finjo no escuchar a esa molesta vocecita interior que repite una y otra vez “¿regresar a donde?”...
Soy responsable de mis palabras, NO de tu interpretacion de mis palabras.
Cerrado
