Re: Falacias Ecologistas. Las Renovables han fracasado.

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Un artículo sobre fotovoltaica en lamarea.com y un interesante comentario de Pedro Prieto en FB al respecto:

Siete gráficos para ponerse al día en fotovoltaica

"Marta Victoria y Rodrigo Moretón* // La energía solar fotovoltaica es probablemente la tecnología de generación eléctrica que mayor desarrollo ha experimentado en los últimos años. Sobre ella se ha escrito y se seguirá escribiendo mucho en el futuro y no pretende este artículo analizar todos los aspectos técnicos, económicos, legislativos y sociales que han acompañado (o impedido, en algunos casos) su crecimiento. El objetivo de este artículo es más modesto. Los autores pretendemos poner de manifiesto que la evolución se está produciendo a tal velocidad que resulta imprescindible utilizar datos actualizados cuando hablemos de esta tecnología. Vistas en perspectiva, las mejoras experimentadas por la fotovoltaica en la última década son espectaculares. Proponemos a continuación un breve recorrido visual para que el lector interesado pueda, sin necesidad de preparación previa, ponerse al día en fotovoltaica."

Artículo completo:
http://www.lamarea.com/2014/12/22/siete-graficos-para-ponerse-al-dia-en-fotovoltaica/

Comentario de Pedro Prieto:

Permítaseme algún comentario, que espero resulte constructivo, sobre este artículo de Marta Victoria y Rodrigo Moretón.
1. Es tendencia general relacionar el avance tecnológico de los módulos fotovoltaicos al precio de mercado en euros o dólares por vatio-pico. A mi juicio, esto es un error, que confunde la economía con la física y la ciencia. En el gráfico de la figura 1, hablan de la evolución en precio de los módulos desde 1980 a 2013. Si utilizamos la escala
logarítmica, resulta impresionante: de unos 20 €/Wp a los 0,5€/Wp actuales.
Sin embargo, la eficiencia de las células promedio ha pasado de un 10% de aquella época a un 16% en la actualidad. Y me refiero, no a los supuestos logros de laboratorio, sino a la base instalada
promedio, que es la que se refleja en el eje de abcisas, también logarítmico. Esta costumbre de hacer creer a la gente que
los progresos exponenciales pueden seguir su marcha hasta dejar los costes económicos en valores mínimos que hagan viable “económicamente” cualquier instalación (el llamado grid parity o
paridad de red), supone una forma distorsionada de presentar la realidad. Los ecologistas deberían huir de copiar a los productivistas en este tipo de creencias en el más allá del beneficio o la ventaja o la ganancia exponencial.
Muchas de estas creencias se hallan fuertemente arraigadas en la generación actual, que se ha desarrollado en paralelo con los fulgurantes avances de las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones (TIC), que sacan a relucir a cada dos por tres la
llamada Ley de Moore, como algo que hace al ser humano y a su
ingenio (ingenuity en inglés) capaz de resolver cualquier problema y de saltar cualquier barrera. La ley de Moore se enunció en los años 60 del siglo pasado y venía a decir que, aproximadamente, cada dos años se duplica el número de transistores en un circuito integrado.
Esto venía a implicar, de manera a su vez aproximada, que la velocidad de proceso de la electrónica y la capacidad de
almacenamiento de información en bits en los dispositivos seguían una evolución similar.
Moore corrigió el tiro hacia finales de los setenta y dijo que esa duplicación se daría cada dos años, no cada año. Las TIC
han venido hasta ahora cumpliendo con esa ley, aunque ya dan síntomas de fatiga y evidentemente, van a tocar el techo a no mucho tardar.
Este avance ciertamente espectacular de las TIC, en velocidades de procesamiento y capacidad de almacenamiento de datos (bits, en realidad, ceros y unos virtuales) con crecimientos exponenciales, ha
hecho pensar a muchos, incluyendo a ecologistas, que lo que es posible con los bits, también puede hacerse a igual velocidad con las baterías o con los cultivos de hortalizas o con el transporte por carretera, por barco o por avión de materia tangible. Y sobre todo, en mejoras de la eficiencia de máquinas y demás, ignorando ciertamente los límites de las leyes físicas y en especial las
de la termodinámica.
En este sentido, resulta curioso ver cómo se sigue pensando o se induce a pensar que los costes de la producción de módulos
FV sólo tienen el destino de seguir bajando…porque es lo que han hecho hasta ahora y es más, probablemente a velocidades igualmente fulgurantes. Ni una sola sospecha de que la saturación de los mercados con fábricas produciendo a espuertas, puede haber influido algo en la caída de los precios. Ni una sola
sospecha de que quizá un uso masivo y generalizado de módulos FV llevaría o podría llevar al encarecimiento exponencial (si, también exponencial, pero en sentido inverso, hacia arriba) de los costes de ciertos elementos que son imprescindibles para los módulos y que se hallan en tierras raras o que el precio del cobre, del aluminio, o del vidrio templado puedan subir, dada su limitación o su coste energético. Un estudio serio que pretenda abordar el reemplazo de las energías fósiles (y nucleares) como productoras de electricidad, por energías renovables o aborda estas cuestiones con seriedad, o
queda seriamente dañada en credibilidad.


Pedro Prieto 2. Tampoco explica el artículo la paradoja de que justo cuando se reclama que ya estamos en la “paridad de red” en varios países con la fotovoltaica respecto de otras formas de producción de energía eléctrica (p.e. Alemania, España o Italia), estos hayan o bien parado completamente sus instalaciones, o bien caído de forma espectacular en los incrementos de potencia instalada, cuando apenas tiene o han alcanzando entre un 3 y un 6-7% de sus consumos eléctricos respectivos. No resulta aceptable, que el único argumento y además aburridamente recurrente, ante esta parada casi en seco de nuevas instalaciones, sea que los gobiernos son perversos de repente y que han decidido aliarse con los grandes de la energía fósil para hacer la puñeta a los pobrecitos fotovoltaicos. Háganselo ver.


Pedro Prieto 3. Sobre la fabricación de los paneles, apenas hay una vaga referencia al brutal desplazamiento de los centros fabriles desde Europa y EE. UU. hacia Asia, pero sobre todo no a cualquier país de Asia, sino a los países que utilizan maquilas con trabajos semiesclavos y técnicas de extracción de tierras raras y
utilización de lixiviados y demás, muy poco respetuosas con el medio, por no decir desastrosas. Ni una palabra sobre este desaguisado. Pasar sobre esto de puntillas es dejarse muchas plumas por el camino. No es serio. Este cambio telúrico exige estudios más serios sobre costes reales e impactos de tecnologías supuestamente verdes. Pero lo grave es que incluso China, que ante los dos años anteriores de desplome de Europa en potencia instalada, se dedicó a llenar sus fábricas con pedidos internos para instalar la potencia que no se instalaba en lo que pensaron serían sus mercados más prometedores y generadores
de divisas, y lo hicieron, muy probablemente más para evitar su quiebra, que por una convicción ecológica. China está empezando a dar también signos de fatiga en este capítulo.


Pedro Prieto 4. La eficiencia. Recurrir al mapa del desarrollo de las eficiencias de las diferentes tecnologías y marcas que va actualizando el National Renewable Energy Laboratory (NREL) estadounidense, es otro de los socorridos argumentos que enlaza con los sueños del crecimiento infinito tratados en el punto 1 anterior. Según esto, estaríamos ya en el 44,7% de eficiencia de conversión de energía
solar a energía eléctrica directa. Esto es una simple falacia que no explica nada serio. Lo que interesa no es saber lo que puede hacer un diamante de muchos quilates para una determinada función, sino si esa función puede replicarse de forma masiva o los costes (energéticos y físicos, no sólo monetarios) son viables o no va a dejar de ser apenas un curioso ratón fluorescente de laboratorio sin aplicación real alguna. La realidad es que los campos de los ciento y pico gigavatios de instalaciones FV en el mundo tienen eficiencias
reales del 15% aproximadamente, no del 44,7%, porque esas células cuestan decenas de miles de euros el metro cuadrado y están a años luz de la llamada “grid parity”, si es que alguna vez esa luz a años de distancia llega a tocar sus paneles.


Pedro Prieto 5. La utilización de la superficie. Otra de las grandes muletillas de los apologistas de la energía solar FV.
Resulta algo patético mostrar que apenas se necesitaría ocupar un cuadrado de 53*53 Km (2.809 Km2) o el 0,6% del territorio nacional para satisfacer la demanda eléctrica nacional y para salir bien en la foto, decir que ya hemos asfaltado con carreteras y autovías el equivalente a 7.396 Km2, (el 1,5% de nuestra superficie nacional) para dar la sensación de que es poco.
Eso es una burrada, señores. Y además, a los quince o veinte años de haberlos instalado (no se crean eso de que TODOS duran 30 años) van a tener que tirar la mayoría de ellos y volver a instalar nuevos paneles. ¿O que se han creído que serían para siempre?
Lo peor es que aquí no se analiza la superficie que habría que ocupar con energías llamadas renovables (en realidad sistemas no renovables capaces de captar parte de los flujos energéticos
renovables de la naturaleza), si en vez de tener el 100% de la energía eléctrica de este origen, tuviésemos que ponernos serios y aspirar a reemplazar el total del consumo de energía primaria, que a grandes rasgos sería unas tres veces más.
Para insistir en este asunto y convencer al personal que no sería necesario ocupar terrenos adicionales a los ya ocupados por el ser humano, se habla de utilizar los tejados de las construcciones humanas del país, y se concluye con una facilidad pasmosa, sin más datos, que con apenas el 40% de los tejados sería suficiente para generar toda la energía eléctrica que consumimos ahora. Pero se hace sin mencionar si esos tejados ya existentes están bien orientados (la inmensa mayoría de ellos no lo están) o si tienen sombras o si se las dan unos a otros o si están en provincias muy poco insoladas y sin mencionar la eficiencia de conversión promedio de los módulos FV.
También se callan los costes de asegurar la continuidad del suministro cunado no hay sol, mediante técnicas de almacenamiento de energía eléctrica de forma masiva, algo que hasta ahora se ha probado fuera del alcance de lo razonable y seguramente, porque empuja a la famosa “grid parity” como la zanahoria que persigue el burro sin jamás alcanzarla, porque va sujeta a un palo que sostiene el dueño que va en el carro detrás.
Sinceramente, esperaba algo más serio y profundo de estos responsables del Observatorio Crítico de la Energía, que además,
colaboran con el Círculo de Economía, Energía y Ecología de Podemos.