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Demóstenes Logógrafo on
Ago 04, 2015; 9:15am
URL: http://foro-crashoil.109.s1.nabble.com/Falacias-Ecologistas-Las-Renovables-han-fracasado-Parte-I-tp10604p21939.html
Beamspot escribió
Con el feo ánimo de pinchar a los historiadores que por aquí pululan, creo que el concepto que muchos tienen de la 'revolución industrial' es cuando menos, incorrecto.
Pese a no ser historiador, me siento pinchado

Así que, si quieres acabar de leer el post ármate de paciencia

Beamspot escribió
Holanda debe buena parte de su auge entre la hegemonía de España y la de Inglaterra precisamente a la industria, junto a un grupo de hechos interesantes de contemplar: terrenos muy llanos donde el transporte a pie es fácil (las cuestas son lo que realmente consume energía), junto a una muy potente red fluvial. Terrenos ganados al mar, que, gracias a ser tan llanos, permitían la entrada del viento, cuyo uso en los molinos hacía fácil de explotar.
Cuando hablamos de los países de Centroeuropa y su auge, generalmente ignoramos una serie de factores fundamentales:
1) La religión: desde el bajo imperio romano la religión predominante (prácticamente la única) en Europa era el cristianismo, y tras Clodoveo y Carlomagno en su versión católica en toda Europa occidental. Esta uniformidad religiosa se rompió en el siglo XV, y de pronto las viejas vestiduras feudales rompieron por las costuras. Ya en los siglos XI y XII los bogomilos, los cátaros y los valdenses habían planteado herejías dolorosamente molestas y especialmente en el XIV con los fraticelli, dulcinitas y toda la pléyade de herejes, unido al contexto general de crisis social, hizo que cada vez más y más líderes religiosos desafiaran la autoridad de un papado cada vez más corrupto y débil frente al poder secular de los estados autoritarios que se empezaban a larvar. De repente Europa central se vio sometida a una situación vagamente similar a la que había sufrido la península ibérica: un enemigo religioso (y la religión lo era todo) en tu propia casa.
2) La peste: durante la baja edad media, desde el siglo XI, se había experimentado un incremento de población importante, había avanzado la cultura, se habían estabilizado los gobiernos... Europa se había recuperado por fin de la caída del imperio romano. En el s. XIV todo el orden establecido se vino abajo por una plaga que aniquiló un tercio de la población y que facilitó la emergencia de nuevas ideas (la reforma luterana fue sólo la enésima intentona). La mortandad masiva provocó otra serie de consecuencias desastrosas (falta de mano de obra, falta de alimentos, movimientos de población...), que unido a todos los demás factores de la crisis del s. XIV precipitaron el cambio social más grande experimentado hasta ese momento
3) La burguesía: con la estabilización de los regímenes políticos nacidos tras las invasiones bárbaras, en la baja edad media se había estabilizado la población y con ello había vuelto a ser posible la especialización del trabajo. Eso unido a la estabilidad política reactivó las rutas de comercio, que se intensificaron en la época de las cruzadas. Todo ello motivó el ascenso de una clase social que ya existía, la burguesía, y que había sido fundamental en la historia del imperio romano. Y los negocios de la burguesía son los que desencadenaron la revolución industrial
4) La banca: el auge de la burguesía y del comercio internacional llevó aparejada la aparición de una poderosa banca, destinada en un principio a facilitar los intercambios y más tarde a financiar las empresas de comercio que se iniciasen. La aparición de la banca fue fundamental para el desarrollo de la industria, al permitir la concentración de capital necesaria para las empresas comerciales.
5) Factores climáticos: El s. XIV trajo la "pequeña edad del hielo", cuyo impacto nunca ha sido bien ponderado en el contexto general de la crisis del s. XIV, pero que sin duda fue fundamental tanto por lo que se refiere a la producción de alimentos como por el grado de resistencia de la población a las enfermedades. Y sobre la industria fue fundamental por su relación con el comercio de la lana
6) España y el comercio de la lana: Como dije antes, la península ibérica era un caso excepcional en Europa. Su carácter de territorio de frontera entre el islam y el cristianismo hizo que por estas tierras se dedicaran al negocio de la guerra durante ocho siglos, y cuando se nos acabaron los enemigos dentro de casa fuimos a buscarlos fuera (de ahí lo del imperio español...). Algo menos conocido es que allá por el s. IX aparece en el sur de la península (o en el norte de África, vaya usted a saber) una raza de oveja, la oveja merino, con una calidad de lana excepcional. La guerra entre el islam y la cristiandad había provocado una gran franja de tierra casi despoblada entre el norte del valle del Duero y el valle del Tajo, miles de kilómetros cuadrados que fueron un continuo campo de batalla durante siglos, una tierra que no se podía aprovechar para la agricultura, y en la que sólo rentaba la actividad ganadera. Castilla se hizo famosa a nivel internacional por la calidad de la lana que exportaba a través de sus puertos hacia el norte de Europa. Si Castilla hubiera tenido salida al Mediterráneo, la historia hubiera sido otra, pero su salida al mar era a través del Cantábrico, así que el comercio de la lana fluía hacia las ciudades de la Hansa e Inglaterra.
7) La Hansa: tras la expansión vikinga las ciudades libres del norte de Alemania, del Báltico y del valle de Rin se aliaron para plantar cara a las amenazas y mejorar las oportunidades de comercio. El Rin fue un eje fundamental del comercio hanseático hacia Centroeuropa, y no hay que olvidar que Holanda se encuentra en la desembocadura del Rin.
Estos son los factores que llevaron al auge de la burguesía, imprescindible para entender la industrialización. Holanda e Inglaterra estaban en posiciones privilegiadas para el comercio, y en muy buena posición para establecer negocios de manufactura, al estar junto a los principales puertos de comercio pero alejados de los mayores focos bélicos del continente, si bien Inglaterra pronto se vio inmersa en la primera gran guerra europea de la historia.
En el caso de Inglaterra, las consecuencias del imperio angevino y la guerra de los cien años, sumada a la tradición parlamentarista (el rey Juan sin Tierra tuvo que aceptar la Carta Magna que limitaba y mucho el poder real en un momento que en Europa se empezaban a conformar los gobiernos autoritarios) confiere al caso inglés un carácter muy propio.
Y por supuesto, está la decisiva intervención de España en todo esto. Castilla y Aragón se unieron bajo la monarquía dual de los reyes católicos, que legaron a su hija Juana las coronas de ambos reinos (y las Indias, aunque todavía no sabían muy bien qué era eso), y la casaron con el heredero de Borgoña, con lo que España y Holanda pasaron a estar unidas. El rey Carlos I era mucho más borgoñón que castellano, de hecho cuando fue coronado rey de España prácticamente no hablaba español (ni lo hablaría bien en su vida), y en su vida diaria se manejaba en francés y holandés. Con esto evidentemente el comercio se intensificó, y de hecho los holandeses llegaron a controlar prácticamente todo el comercio de la corona. En el imperio español Castilla ponía los soldados, Aragón las naves y el comercio mediterráneo, América el oro y la plata, y los italianos, holandeses y alemanes eran los que fundamentalmente se lo llevaban crudo.
Por esta época de provechosos intercambios comerciales (sobre todo para nuestros socios del norte) llegaron los molinos de viento a España. Los Pólders en Holanda habían empezado a ponerse en marcha en la baja edad media como una forma de dar tierras a una población en expansión que necesitaba tierras de cultivo como el comer (literalmente), y los molinos fueron la solución de ingeniería que les permitía mantener la tierra más o menos seca y cultivable. Aunque los molinos se usaron también con otros fines, en Holanda fueron usados fundamentalmente como bombas de achique, entre otras cosas porque, aunque en el mar del Norte el viento es casi una constante, no era una fuerza en la que se pudiera confiar. Para las aplicaciones industriales eran preferidos (desde tiempo de los romanos) los molinos hidráulicos, que incluso se construían en terrazas para aprovechamiento múltiple de los saltos de agua. Salvo que Castilla, y especialmente La Mancha eran (y son) tierras bastante secas y de pocos ríos caudalosos, por lo que los molinos de viento fueron una solución de ingeniería que vino bien para ciertos trabajos poco perentorios (como la molienda, por ejemplo).
Si Holanda lo tenía todo para iniciar una revolución industrial, las guerras de religión y la guerra de los ochenta años contra España orientaron la nueva república hacia el comercio y la expansión territorial, alejándola del negocio productivo, y esa es en mi opinión la causa de que la revolución industrial no se produjera allí sino al otro lado del canal.
Beamspot escribió
La pobreza de Inglaterra, muy deforestada, empujó a la gente a usar carbón, con el resultado que éste mejoraba un elemento curioso llamado cañón...
Pero el carbón tenía ciertas cosas asociadas que buscaban soluciones diferentes. Y entonces apareció algo llamado termodinámica. Ese es el nombre que deberíamos dar a la revolución que apareció por aquellos tiempos: el poder usar el calor para realizar otro tipo de trabajos.
Y lo que nadie tiene claro, parece: eliminaba la dependencia de la variabilidad de la meteorología y otros aspectos como la estacionalidad. Para mí, esa es una de las claves que los pro-renovables no entienden.
Tienes razón acerca de la inconstancia de la eólica y la constancia del carbón y estoy seguro de que ese factor fue determinante. Sin embargo olvidas que hay un hecho determinante que hacía imprescindible el carbón: el acero.
El carbón se usaba desde la más remota antigüedad como fuente de energía. Durante la edad media su uso se había abandonado en pro de la madera, salvo en algunos pocos lugares donde el carbón era fácilmente accesible. En las herrerías el trabajo del hierro requería de hornos que alcanzaran temperaturas muy altas, pero en la edad media el hierro se solía forjar por compresión, con lo que con temperaturas relativamente bajas y mucho martillo era suficiente. En el siglo XI hace aparición la técnica metalúrgica de la forja catalana, que derretía el metal para purificarlo, siendo el primer método protoindustrial de producción de acero (en occidente), y para alcanzar temperaturas tan altas no bastaba con madera, sino que utilizaban hornos de carbón con aire a presión constante. Pero es en Inglaterra donde a comienzos del siglo XVIII se hace imprescindible el carbón para producir el acero de crisol, y de ahí que el carbón comience a ser demandado con profusión para alimentar a la boyante industria siderúrgica.
En cuanto a la máquina de vapor, dejando a un lado la eolípila de Herón de Alejandría que tuvo un uso meramente recreativo, la primera máquina de vapor de propósito industrial fue la que inventó el militar e inventor español Jerónimo de Ayanz (quien por cierto, sirvió en Flandes), y se aplicó justamente al achique de las aguas subterráneas en las minas de carbón. Esta máquina fue perfeccionada posteriormente por Savery y Newcomen, cuya máquina inspiró la de James Watt.
Y después de semejante rollo, me voy a poner a trabajar que se me acumulan las tareas!!
Saludos,
D.