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Demóstenes Logógrafo on
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Juan Carlos escribió
Podemos nació de la indignación de una clases medias empobrecidas, de una malestar social a causa de la corrupción y los altos niveles de desempleo. Ignoro si el pueblo ha pasado de la indignación a la resignación. Con una mente conservadora es lícito el refrán: Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.
Recuerdo perfectamente la indignación en las plazas en 2011. Yo estuve en las acampadas del 15M durante más de un mes, haciendo malabarismos para encajar la participación en las asambleas y en las acampadas con mi vida profesional (en aquella época trabajaba en un equipo de investigación en tecnologías de SIG de la universidad de Castellón). Durante meses estuve participando en las asambleas, participando e incluso organizando marchas, manifestaciones, concentraciones y protestas. Recuerdo que pasé por todas las emociones por las que, los que recuerden haber estado allí, pasó el movimiento 15M: indignación, rebelión, ilusión, desconfianza, reflexión... y finalmente la desmovilización.
El 15M era un clamor popular contra una situación que era (es) insufrible, contra la corrupción, contra el autoritarismo vistiendo los ropajes de la democracia representativa, contra un orden social que prima la desigualdad, y a la vez era una válvula de escape para las tensiones que se estaban acumulando: paro desbocado, recortes sociales, desahucios...
Lo que personalmente me desmotivó fue una serie de circunstancias que, pensándolo con cuatro años y medio de perspectiva, en realidad eran esperables (y no sé por qué no lo vimos venir).
Gente de diversa procedencia, con distinta idiosincrasia, con muy diferentes tendencias políticas, que lo único que tenían en común era su indignación, tenían que ponerse de acuerdo sobre las "soluciones". Evidentemente, no basta con estar de acuerdo en el diagnóstico, si se quiere hacer algo hay que tratar al paciente.
Cuando llevábamos un par de meses allí comencé a darme cuenta de que habíamos prácticamente echado a patadas de las asambleas a cualquiera que viniera representando a partidos y sindicatos, y eso que en principio parecía algo bueno, nos había dejado sin embargo totalmente aislados de cualquier posibilidad de diálogo. Al mismo tiempo algunos comenzaron a asomar la patita como líderes más o menos encubiertos. Para el mes de julio ya empezaba a poder verse con claridad que algunos querían de verdad cambiar el sistema, y otros aprovechando discursos que ya me sonaban (al estilo de tomar el palacio de invierno y tal), simplemente querían ser como Iznogud, califas en lugar del califa.
Podemos viene de estos últimos. Los conozco bien. Estuve en las calles con muchos de ellos, en Castellón, en Valencia, en Madrid... uno de los miembros destacados de Podemos en Cantabria era, por la época, un anarcosindicalista de pro, compañero mío de carrera, que por entonces decía ser partidario de acabar con el orden establecido, suprimir los organismos oficiales, eliminar los ayuntamientos y dejar que los barrios se gobernasen de forma autogestionada. Hoy en día es secretario general de la agrupación de Podemos de su pueblo y miembro del consejo ciudadano autonómico, y le veo cada vez mejor posicionado para... en fin, para eso que se meten todos en política. ¿Arribistas? No sé si es el adjetivo adecuado, pero es cierto que he visto una sorprendente transformación en muchos de los miembros de ese partido, desde posturas anarquistas, socialistas revolucionarias, comunistas... hacia lo que sea que es hoy en día Podemos, pero desde luego bastante lejos de sus orígenes.
Por otra parte, al olor de la miel acudieron las moscas. "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais", decía el replicante Batty. He visto a algunos de las juventudes del PSOE mudar la piel del rojo al morado, y otro tanto con algunos venidos de Izquierda Unida. He visto a niños bien, hijos de familias burguesas, calzarse el pañuelo palestino en los círculos de podemos defendiendo la revolución social para llegar a concejales y ponerse un sueldo de esos que criticaba en los círculos. He visto camaleones políticos ir del PSOE a Izquierda Unida, a Iniciativa del Poble Valencià - Compromís y terminar en Podemos. He visto a antiguos falangistas en círculos podemitas. He visto a Trevijanistas vistiendo disfraces de diverso pelo y pluma infectando nuevamente los círculos, como ya hicieron con las asambleas del 15M. He visto un partido presentarse a unas elecciones con una papeleta cuyo emblema era la cara de Pablo Iglesias. ¿De verdad cuesta tanto entender que la gente desconfíe?
Si un español quiere un cambio, no creo que lo vaya a encontrar aquí.
Saludos,
D.