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Re: Post: ¿Cuándo se hundirá el sistema? Javier Pérez- (AMT)

Posted by Demóstenes Logógrafo on Oct 31, 2016; 11:21am
URL: http://foro-crashoil.109.s1.nabble.com/Post-Cuando-se-hundira-el-sistema-Javier-Perez-AMT-tp33833p34388.html

En realidad, no sé ni por dónde empezar, así que vayamos en orden,

jgustavo escribió
es la capacidad de adaptarse a competir y cooperar lo que hace a un individuo o grupo fuerte o debil.
Al menos empiezas a dar mayor importancia al grupo. Algo hemos avanzado.

Muéstrame un solo caso, uno solo, de una región habitada por humanos en la que lo que haya primado haya sido la supervivencia del individuo frente al grupo, y que basándose en esa premisa haya conseguido formar una población (no digo sociedad porque no tendría sentido) estable, no ya en el largo plazo, sino por un par de generaciones. Si eres capaz de encontrar un caso así, estaré dispuesto a aceptar cualquier cosa que digas sobre la premisa de la supervivencia del individuo.

Y estoy tan seguro de lo que digo porque sólo conozco una situación en la que la supervivencia del individuo se pone por delante de la del grupo: en caso de colapso societal, ya sea por una catástrofe natural, por una hambruna, por una guerra... es el único caso que yo conozco en el que los lazos sociales se destruyen hasta el extremo de que el individuo importa más que el grupo. Son momentos horrorosos donde incluso el concepto de familia desaparece. Y obviamente no hay sociedad que sobreviva a eso. Lo que acontece es que después de un evento así se forma una nueva sociedad, y generalmente además con un buen número de nuevos tabús encaminados a evitar recaer en el colapso societal anterior.

jgustavo escribió
y los individuos o grupos debiles son los que tienden a la larga a desaparecer.
¿En serio? ¿Y cómo defines qué es fuerte o qué es débil? Según el concepto darwinista al que hacías referencia no tiene sentido hablar de débiles o de fuertes, sino de mejor o peor adaptados. Obviamente el T-Rex era más fuerte que un mustélido, una lagartija o un pájaro, y sin embargo cuando vinieron mal dadas, el mustélido, la largatija y el pájaro sobrevivieron, y el T-Rex, siendo más fuerte, se extinguió, sencillamente porque no se pudo adaptar al nuevo clima y la nueva dieta...

Contaba Esopo en una de sus fábulas que el roble se burlaba del junco que crecía junto a él por su escasa talla y su debilidad, pero cuando llegó el vendaval, el junco simplemente se doblegó al viento, pero Roble se partió.

A veces la auténtica fortaleza no es lo que esperamos...

jgustavo escribió
cada vez que un individuo debil sobrevive en un grupo y se reproduce, el grupo se hace mas debil.
Si un individuo débil se reproduce, será que no era tan débil. Como te he dicho arriba, no puedes medir la debilidad o la fortaleza más que como la adaptación al medio. Un individuo que es capaz de sobrevivir lo suficiente para reproducirse está adaptado a su medio. Las condiciones para alcanzar la edad reproductiva no eran iguales en la Arabia del siglo VII, en la Escandinavia del Siglo X, en el México del siglo XV, en la Polinesia del siglo IX o en el Egipto ramésida. Que un individuo alcanzara la edad reproductiva en uno de esos escenarios no significa que pudiera alcanzarla en cualquiera de los otros. Lo mismo ocurre hoy en día.

Si las circunstancias del medio cambian, las poblaciones tendrán que adaptarse al nuevo medio, y los individuos en el seno de esas poblaciones tendrán que hacer lo propio, como ha ocurrido siempre. Inferir de ello algún tipo de pureza genética me parece osado.

jgustavo escribió
ojo, no digo que haya que matar a todo el que tenga una enfermedad genetica, o que no debamos dejar que se reproduscan.
sino que el dia que esa enfermedad no sea tratable, por falta de recursos, crisis, o lo que sea, va a llevarse consigo a todos los individuos (o la mayoria) que la padescan.

y yo veo que se habla mucho de resiliencia, y la parte del acervo genetico nos puede llegar a resultar un costo carisimo, y nadie lo esta teniendo en cuenta.
si se hunde el sistema, que nos encuentre confezados.
Tenía 17 años el día que en clase de filosofía andábamos tratando las implicaciones eugenésicas de las doctrinas de Platón y Aristóteles, al respecto de la admiración que Platón manifestaba por Esparta. Eso condujo al debate sobre la reproducción de los más aptos, y un servidor, que también fue un joven atolondrado en algún lejano momento, cometió la osadía de decirle al profesor que los diabéticos no habrían tenido muchas oportunidades de reproducirse en la antigüedad, y que tal vez eso suponía que habría que pensar seriamente en que la reproducción de los diabéticos extendía un mal evitable.

Mi profesor, en lugar de darme la respuesta que me merecía (supongo que se apiadó de mi adolescencia impulsiva), me comentó los siguientes puntos:
-Que la diabetes se puede presentar de forma genética o de forma adquirida
-Que si mi argumento fuera cierto, no habría diabéticos, ya que se hubieran extinguido antes de llegar al siglo XX, y que por tanto o sí se podían reproducir antes, o bien la diabetes puede aparecer en cualquier momento por mutación espontánea, o bajo ciertas circunstancias no supone un problema
-Que obviamente si los diabéticos pueden llevar una vida normal su mal no supone un problema para su reproducción, ya que si supusiera un problema no podrían reproducirse o no podrían llevar una vida normal
-Que restringir el derecho a la reproducción en base a una enfermedad no es distinto a hacerlo en base a cualquier otra premisa de nacimiento, como la nacionalidad, raza, clase social...
-Que establecer diferencias entre seres humanos que no son diferentes es algo que debilita a las sociedades que lo hacen porque destruye la cohesión interna de la sociedad, al demostrar que una sociedad puede abandonar a aquellos que considera problemáticos

Y para terminar me recomendó algunas lecturas, no las recuerdo todas, pero entre ellas estaba "un mundo feliz" y un libro sobre la historia del III Reich en el que pude leer cómo entre los hechos que echaron a rodar los proyectos de eugenesia y eutanasia de los nazis estaba el caso de un padre que pidió al führer que le concediera permiso para quitar de enmedio a su hijo discapacitado para que no terminara convirtiéndose en una carga para el estado.

Veinte años después, aparte de admirar más si cabe la paciencia de aquel profesor, me doy cuenta de que, en realidad, las trampas lógicas que conducen a la eutanasia (entiéndase el contexto al que me estoy refiriendo) y la eugenesia son viejas como el mundo, y sin embargo seguimos cayendo en ellas.

Me vienen a la cabeza la anemia falciforme y la talasemia, enfermedades genéticas que pueden desencadenar cuadros médicos muy graves, y que tienen una prevalencia altísima, en particular en las poblaciones mediterráneas, africanas y polinesias, ya que confieren, sin embargo, una cierta resistencia a la malaria y sus efectos. De igual forma me vienen a la cabeza el Corea de Huntington, el Parkinson y el Alzheimer, enfermedades que empiezan a mostrar sus síntomas generalmente después de que los pacientes han llegado a la edad reproductiva.

Pero ¿sabes qué? todos somos portadores de una enfermedad genética irreversible y mortal: el envejecimiento. Desde un punto de vista utilitario atender a los niños conlleva un beneficio futuro, pero atender a los ancianos sólo conlleva un gasto susceptible de debilitar a su sociedad. Obviamente hay esquemas sociales (las sociedades esquimoaleutianas, el japón feudal, algunos periodos de la historia de China) que acogieron estos postulados utilitaristas y dejaban morir a sus mayores cuando no había más remedio, pero esas sociedades han sido más la excepción que la norma. Desde los orígenes de los homínidos se cuidaba de los ancianos en la medida de lo posible. Y de los enfermos, ya que hemos rescatado fósiles de personas con deformidades y con fracturas incapacitantes. Y a falta de otros elementos de juicio sólo podemos suponer que el coste de cuidar de los débiles debía de tener algún tipo de recompensa social, ya que esa práctica ha sido bastante normal a lo largo de la historia.

Una sociedad humana se caracteriza, entre otras cosas, porque de un modo o de otro brinda a todos los individuos que pertenecen a ella la posibilidad de sobrevivir mejor que fuera de ella. De lo contrario, los individuos abandonan la sociedad y la sociedad termina colapsando, o la sociedad elimina a los individuos que no encajan, y termina colapsando igual.

Hay periodos de la historia de la humanidad, anteriores a la revolución industrial, que son una pesadilla. El infanticidio era algo común en las sociedades de la antigüedad, y hasta la llegada de la agricultura según el estudio al que te ciñas entre el 20% y el 50% de los neonatos eran sacrificados. En la edad antigua el infanticidio se ritualizó, e incluso se oficializó (ley de las doce Tablas, en Roma, por ejemplo). En situaciones así, el infanticidio de bebés deformes o enfermos era la norma, simplemente porque cuando una sociedad tenía escasez de todo era preferible no invertir recursos en criar a un hijo enfermo que probablemente iba a morir de todas formas o no iba a poder mantenerse más tarde. Y sin embargo, cuando las sociedades evolucionan lo suficiente como para tener una cierta seguridad alimentaria, el infanticidio deviene práctica prohibida en más o menos todas ellas.

Si la eugenesia asegurase el éxito de una sociedad, la sociedad espartana habría sido con mucho la más aprecidada, exitosa y perdurable del mundo, y sin embargo no fue así. La eugenesia espartana lo único que terminó motivando fue una endogamia insoportable que llevó al consejo de ancianos a tener que optar entre flexibilizar las normas o exponerse a desaparecer. Y pese a que flexibilizaron bastante las normas, tras las guerras del Peloponeso apenas quedaban 1000 homoioi, para gobernar a una inmensa cantidad de ilotas y periecos, lo que a la postre terminó con la sociedad espartana tradicional. Para cuando Alejandro Magno les hizo pasar por el aro del helenismo, Esparta ya resultaba poco reconocible, y para tiempos de Cristo apenas se diferenciaba en nada de sus vecinos.

En cualquier caso, yo no querría tener por compañero de viaje a alguien que es capaz de marginar o eliminar a uno de los suyos. No por nada, simplemente no me atrevería a darle la espalda ni para mear...

Un saludo,
D.