Re: POST: Si yo fuera presidente

Posted by David_gs on
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Hola Spengler,

Ahora he tenido un poco más de tiempo para leer el artículo de The Guardian y los artículos que enlaza (los que todavía están disponibles). Yo no diría que es basura, pero desde luego no responde a la realidad (sin contar con que el artículo es de 2014, que quieras o no, 4 años son 4 años). Cuando leo un artículo en prensa, si me suscita algún tipo de duda, intento ir a las fuentes, porque suele ocurrir que el periodista hace un resumen muy sui generis de lo que la fuente original decía.

En primer lugar, el artículo se centra sobre los efectos de la inexactitud de los datos, mientras que los artículos, más que dudar del hecho de que la pobreza o el hambre estén descendiendo, lo que ponen de relieve es la necesidad de estandarizar los métodos para medirlo. Y explican que el problema no es ni siquiera la presencia o ausencia de encuestas, sino incluso el modo en que las encuestas están diseñadas, lo que puede sesgar completamente los datos. De hecho, el artículo de The Guardian comenta que un experimento del Banco Mundial con distintos tipos de encuestas en Tanzania hacía que variase la percepción del hambre de un 20 a un 70%. Lo que no dice es que en ese artículo del Banco Mundial lo que se afirma es que cuanto mayor es la supervisión del estudio (encuestas diarias personalizadas con visitas frecuentes etc. frente a encuestas de memoria en ámbito familiar) menor resulta ser la incidencia del hambre. Y lo mismo que sucede con el hambre, sucede también cuando se juzga la pobreza, dado que incluso la composición de la "cesta de productos" que se analiza introduce un sesgo en el estudio.

Al respecto de esto diré que estoy de acuerdo en los problemas que supone diseñar, realizar y procesar encuestas que resulten representativas. Precisamente por eso, al menos lo que yo he visto (y veo a diario) es que no se traabaja únicamente con un juego de datos, y ni siquiera se trabaja con datos en crudo, sino que se elabora lo que llamamos indicadores.

Hay algunos indicadores que son relativamente simples: el PIB (o el PIB per capita), el consumo de electricidad, la producción bruta de cereal, el consumo de calorías per capita... pero hay otros indicadores que son mucho más complicados. Por ejemplo, el índice compuesto de capacidad nacional (CINC), que combina un montón de factores.

Normalmente, los indicadores que se utilizan para medir el hambre no se limitan a un dato, sino que se componen de diversos datos. Se busca generar indicadores que sean robustos y coherentes. Por ejemplo, por mucho que el gobierno de X-landia me diga que su población come pan caliente tres veces al día, si mis datos de satélite me dice que X-landia no produce cereal, y los datos del BM me dicen que no lo importa, pues voy a poner en duda sus datos. En cambio si los datos que me da son coherentes con las estadísticas de que dispongo, las imágenes de satélite y los datos de organizaciones internacionales, pues igual me está mintiendo, pero al menos hay indicios de que podría decir la verdad.

Como orientación diré que, para medir la incidencia del hambre, se consideran los datos relativos a producción agraria, importación y exportación, consumo calórico per cápita, datos de encuestas, observaciones de servicios médicos relativas índices de desnutrición y otros datos (importación y venta de ciertos productos y accesorios, importación y exportación de materias derivadas, imágenes de satélite, datos hidrológicos...), y se vigila que el conjunto de los datos que se usan sean coherentes unos con otros.

Como dije antes en el avance, no es tan fácil falsear los datos. Al final los datos pueden tener mejor o peor calidad, mayor o menor resolución, pero existen medidas bastante estrictas sobre la sesgadez y la confianza. Y por otra parte, la ventaja es que no sólo hay una fuente de datos y no sólo hay una organización, y además los datos son, al menos en una gran parte, públicamente accesibles. Incluso la manipulación de las estadísticas se ha vuelto más complicada con los años.

Añado: Por otra parte, algo que puede resultar sorprendente, pero no lo es, es que incluso las instituciones en los países en vías de desarrollo han experimentado un cambio en las últimas 2 décadas. Si hablamos de África, por ejemplo, el grado de integración de la Unión Africana y sus ocho organizaciones subsidiarias no es comparable al de la Unión Europea, pero está muchísimo más avanzado de lo que se suele pensar. Tienen sus propios organismos internacionales que vigilan tanto a las otras organizaciones internacionales como a los propios estados (y entre sí), precisamente porque les va mucho en ello. Y te puedo asegurar que, al menos a nivel de la Comisión Europea, se la cogen con papel de fumar para hablar de áfrica, porque la UA no se corta a la hora de protestar cuando considera que los datos o informaciones que salen desde la comisión no se ajustan a la realidad.

En serio, me parece que quien no esté muy atento a lo que está pasando en África no se va a enterar de nada de lo que va a ser la segunda mitad del siglo XXI. La India y África llevan camino de ser quienes gobiernen el mundo el siglo que viene.

Saludos,
D.
Panta rei kai oudén ménei