Desconozco el porcentaje de tierra cultivable destinada a producir textil, pero no creo que ese sea el cuello de botella.
La comida hay que sustituirla continuamente, pero las corbatas las cambiamos simplemente por una cuestión de moda. Podríamos pasar perfectamente con la décima parte de la ropa que tenemos. O menos, incluso.
Todas las penurias que he escuchado a los abuelos sobre la guerra eran sobre hambre, enfermedades y trabajo de sol a sol, ninguno se quejaba de la ropa.
Por otra parte, los ricos seguirán disponiendo de ropa de seda, aunque falte la comida.
La noche es oscura y alberga horrores.