En defensa de alb

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En defensa de alb

Spengler
La mayoría en este foro consideran que el forero alb es un troll que sólo busca llevar la contraria y generar follón. Pero si no fuera por él, este foro sería más aburrido incluso de lo que ya es . La gran mayoría de foreros aquí comparten a grandes rasgos las mismas opiniones, con simples diferencias de matices. La presencia de alb enriquece el debate (al menos potencialmente, siempre y cuando seamos capaces de escuchar puntos de vista opuestos a los nuestros, cosa que normalmente no ocurre). Gracias a él he considerado los temas que se discuten en este foro desde perspectivas a las que no estaba acostumbrado (yo era, y sigo siendo en gran parte, un "colapsista"). Esto no quiere decir que esté de acuerdo con todo lo que dice (como ya he dicho, sigo siendo "colapsista"). Pero tampoco me parece especialmente útil irse al otro extremo y rechazar todo lo que diga por no cuadrar con nuestra narrativa preferida.

La mutua incomprensión que se evidencia en las discusiones entre los "albistas" y los "ortodoxos" me impulsó a escribir sobre el tema. Ahí va:


"Historias que nos contamos

Todo va a peor. La sociedad está colapsando, y la pobreza y las desigualdades están aumentando. El petróleo llegó a su máximo de producción global en 2005 y desde entonces estamos cayendo por un acantilado. No podemos crecer de forma infinita en un planeta finito. Las energías renovables no pueden sustituir a los combustibles fósiles, de hecho son sus subsidiarias y no pueden existir sin éstos, y seguir poniendo esperanzas en ellas es no querer ver la realidad y perder un tiempo precioso. Estamos bailando sobre el volcán, esperando el pequeño empujón que lo hará saltar todo por los aires.

O quizá no. Estamos mejor que nunca. Los datos nos indican que todo va a mejor. El hambre y la pobreza se están reduciendo a marchas forzadas. El barco de la escolarización está recogiendo a los náufragos del analfabetismo. El cambio climático es un problema, pero el coche eléctrico y las energías renovables están viniendo rápidamente a salvarnos. La violencia está en mínimos históricos. La situación internacional es una balsa de aceite comparada con cualquier momento del pasado, y la humanidad se encuentra en una larga paz.

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Los seres humanos usamos narrativas, pequeñas historias, para estructurar nuestros pensamientos, para darle sentido a nuestras vidas y a lo que nos rodea. Al no tener acceso a ninguna verdad absoluta y trascendental, confeccionamos y desarrollamos modelos en nuestra cabeza de partes concretas del universo que experimentamos con nuestros sentidos. No tenemos otra forma de hacerlo. Adaptamos el mundo a nuestras modestas capacidades, como primates de la sabana africana que básicamente somos. “We think with myths, as inevitably as we see with eyes and eat with mouths”.

¿Pero qué es una narrativa? Es un cuento, una pequeña historia coherente consigo misma, algo que podemos abarcar con nuestra mente. Una narrativa debe ser suficientemente sencilla para que un ser humano la interiorice y se la haga suya, hasta el punto de modelar su forma de pensar.

Como ejemplos de narrativas, tenemos los mitos religiosos, como la conocida historia del hijo de dios que vino a este mundo a morir para redimir y salvar a la humanidad. En el terreno extremadamente fértil para las religiones que era el decadente mundo romano de los primeros siglos de nuestra era, la historia de Jesús acabó elevando a una herejía judía por encima de todas las demás religiones competidoras del momento. La última venida a Jerusalén, la trágica última cena, la hora de la desesperación en Getsemaní, la muerte en la cruz,… la fuerza emocional de todo eso tuvo que conquistar los corazones de la gente.

También tenemos narrativas sin elementos sobrenaturales, como la gran narrativa del comunismo desarrollada por Friedrich Engels, en que la humanidad va pasando etapas, desde el comunismo primitivo, que tras la aparición de la agricultura y la propiedad privada desencadena sucesivamente a la sociedad esclavista, la feudal y la capitalista, hasta que la revolución de los trabajadores lleva, tras un impasse socialista, a una especie de paraíso en la tierra. Generaciones de comunistas fueron seducidos por esa narrativa, convencidos de estar en el bando correcto de la historia.

Tampoco es necesario que las narrativas sean tan ambiciosas, abarcando y explicando la vida humana o el universo en su totalidad. He aquí una narrativa un poco más modesta: la administración Roosevelt rescató a América de la Gran Depresión, gracias a las políticas keynesianas del New Deal, estimulando la demanda mediante la construcción de infraestructuras, y dando con eso trabajo a la gente.

Evidentemente, la frase anterior tiene parte de cierto, pero muchos detalles y matices se han dejado fuera de la narrativa para que sea sencilla, fácil de entender, fácil de comunicar, y capaz de atraernos emocionalmente. Deja fuera del modelo, por ejemplo, la decisión de suspender el patrón oro, contrario a la ortodoxia económica imperante sólo unos años antes, pero liberando así a la economía de una pesada carga. También deja fuera del modelo el papel que tuvo la Segunda Guerra Mundial en incentivar la demanda (de material militar) y reducir el paro (aunque esta última afirmación, como todas, tiene sus detractores). Un economista centrado en las explicaciones monetarias, a su vez, empezaría su exposición del periodo hablando de la suspensión del patrón oro, y quizá nombraría la incentivación de la demanda casi de pasada, como un pequeño detalle.

Muchos detalles y puntos de vista adicionales se podrían añadir, y demostrarían que el tema es aún más complejo; lo que quiero decir es que acostumbramos a generar modelos simplificados de la realidad para poder tratar con ésta, y lo hacemos en todo momento. Es algo necesario e inevitable. Simplemente, el universo es demasiado complicado para nosotros. Si no dejáramos cosas fuera de nuestros modelos, simplemente no seríamos capaces de darle sentido a nada.

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Desde pequeños, nuestros padres son imbuyen de sus narrativas preferidas. A medida que nos hacemos mayores y vamos pasando las estaciones de la vida, nos vamos encontrando con nuevas narrativas. Cuando éstas son coherentes con las que ya tenemos interiorizadas, probablemente serán aceptadas sin más resistencia. En cambio, cuando estas nuevas narrativas contradicen de algún modo alguna narrativa previa que ejerce una atracción emocional importante, nos pondremos a cubierto detrás de la empalizada, cerraremos puertas y ventanas, y lucharemos con uñas y dientes para romper el asedio. No obstante, es posible que la nueva narrativa tenga armas de asedio muy eficaces y conquiste nuestros corazones, ya sea coexistiendo de una forma incómoda con la narrativa anterior, ya sea descuartizando a la narrativa anterior y tirándola desde lo alto de la torre de nuestra fortaleza.

La abrumadora mayoría de nuestras opiniones no son nuestras en realidad, si no que vienen del exterior. Oímos algo por la tele, un conocido nos cuenta algo, leemos algo en Internet… y acto seguido le comunicamos el mensaje a otra persona, muchas veces convencidos de que el pensamiento es genuinamente nuestro. Y así se van propagando las verdades entre la sociedad.

Así pues, lo que pasa por un debate es normalmente una repetición de narrativas que los participantes han aceptado e interiorizado, semillas que se han plantado en otro momento por parte de agentes externos: padres, amigos, medios de comunicación, profesores, etc. Si el debate fructifica, quizá se plantarán semillas en el interior de uno de los interlocutores o incluso en los dos, para florecer posteriormente con vitalidad en los corazones respectivos. También es muy frecuente que el debate no dé ningún resultado, e incluso que se desarrolle desprecio por la opinión del otro contertulio o por el contertulio mismo.

Sí, querido lector, tú también funcionas así. Tú también tienes prejuicios, verdades que han entrado en ti sin que te dieras cuenta, y que sin que te des cuenta moldean tus pensamientos y tus opiniones. Cuánto más fuerte lo niegues, más seguras estarán esas verdades en tu interior.

Llegados a este punto, podríamos decir “¿Y cómo evitamos que esto suceda?”. Pero no lo podemos evitar. Oír cosas y repetirlas es algo que hacemos continuamente. Sin embargo, es útil ser conscientes de este proceso, para ser precavidos, poner en tela de juicio nuestras propias creencias más veces de lo que normalmente hacemos y evitar así algunas de las peores consecuencias de nuestro imperfecto sistema cognitivo.

Es importante que evitemos tratar las historias que nos contamos como verdades literales. No hay que confundir el mapa con el territorio.

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Creo que esta introducción era necesaria, antes de empezar a hablar del tema con el que quiero empezar este blog, y con el que he iniciado el presente artículo.

Al principio de este escrito hay un ejemplo de dos narrativas mutuamente contradictorias que coexisten en el imaginario de nuestra sociedad. Las discusiones que se forman en torno a narrativas tan contradictorias como éstas no acostumbran a ir a ningún sitio, porque cada uno está casado emocionalmente con una de las dos narrativas, y le es imposible aceptar absolutamente nada de la narrativa enemiga.

En casos como éste, creo que lo sensato es dejar de tratar esas narrativas como un bloque sólido, intentar ver qué hay de razonable en cada una y tratar de obtener una nueva narrativa que sea coherente, eliminando las partes más contradictorias e innecesarias de las otras dos. Evidentemente, una nueva narrativa así generada seguirá teniendo los mismos puntos débiles que todas las demás narrativas (dejará cosas importantes fuera del modelo e incluirá suposiciones dudosas), pero tengo la esperanza de que sirva como punto de encuentro entre las dos narrativas anteriores.

En los próximos artículos voy a presentar con un poco más de detalle las dos narrativas expuestas al principio de este artículo, a ver qué se puede sacar en claro de ambas."

http://elsortintdelacuixa.blogspot.com.es/2017/03/historias-que-nos-contamos.html
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Re: En defensa de alb

Dario Ruarte
Precioso post -ya voy a ir a leer el blog también-.

Por las dudas te aviso que hay un movimiento ecléctico "ortodoxo-albista" del que soy miembro fundador.
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Re: En defensa de alb

Spengler
Me alegro que te haya gustado Dario.

Siempre es un placer leerte, forero TOP
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Re: En defensa de alb

hector77
En respuesta a este mensaje publicado por Spengler
eh, que yo intento no ser aburrido. . Otra cosa es que no lo consiga...