POST: John M. Greer –“Historia, significado y elección"

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POST: John M. Greer –“Historia, significado y elección"

Anselmo
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MIÉRCOLES, 31 DE DICIEMBRE DE 2008

El final de un año y el comienzo de otro ha sido un momento de celebración y reflexión, desde cuando  los calendarios se inventaron, y aunque la fecha ha sido movida a diferentes momentos del ciclo anual con bastante bastante frecuencia a lo largo de la historia- no hace tanto tiempo , considerando todo, que que el año civil en el mundo de habla inglesa comenzaba fines de abril (1)-, persiste dicha costumbre . Nuestras vidas individuales tienen sus puntos de inflexión, al igual que la vida colectiva de las comunidades y culturas; la bisagra de tiempo cuando un año cambia a otro proporciona un recordatorio útil de tales cosas. Es con este espíritu que quiero concluir uno de los hilos de discusión que han moldeado mis publicaciones en el Informe del  Archdruida durante las ultimas semanas.

Varias veces en estos ensayos, he mencionado los nombres de algunos de los principales teóricos de la historia cíclica: Giambattista Vico, Oswald Spengler, Arnold Toynbee, y hablé un poco sobre cómo sus ideas iluminan la crisis actual de la civilización industrial. Durante los últimos tres siglos, la tradición que estos autores y sus obras encarnan ha desafiado la fe historicista discutida en la publicación de la semana pasada: la creencia de que la historia tiene una flecha con las palabras "solo en este sentido " pintada en alguna parte;es decir, en otras palabras, que tiene una dirección, un propósito y un objetivo. Si un sentido significativo de la historia es una herramienta que vale la pena tener cuando nos enfrentamos a la difícil situación de nuestro tiempo, y el historicismo no proporciona ese sentido, y en mi opinión aunque , como minimo , ambas afirmaciones tienen su parte de razon, la visión de la historia cíclica es un enfoque donde se puede encontrar algo más útil.

Eso sí, los puntos de vista cíclicos e historicistas de la historia están pasados de moda en estos días; no faltan los estudiosos que los agrupan como "metanarrativas" e insisten en que se les prohíba ser tomadas en serio. El problema con esta insistencia es que los hombres pensamos mediante relatos tan inevitablemente como caminamos con los pies. Intentar sacar a las metanarrativas de la investigación sobre la historia simplemente resulta en agresiones a aquellas  metanarrativas concretas que son lo suficientemente impopulares para ser notadas, mientras que aquellas que son aceptadas sin pensarlo se deslizan más allá de los centinelas con facilidad. La declaración "la Historia no sigue ningún patrón", después de todo, es en sí misma una metanarrativa: una narrativa sobre narrativas históricas que encarna un enfoque particular del conocimiento histórico. Por lo tanto, los intentos de hablar sobre la forma de la Historia no deben descartarse sin más; la pregunta que debe hacerse es simplemente si ayudan a dar sentido al curso de los acontecimientos históricos.

Sin embargo, esta pregunta en sí misma puede leerse de más de una manera. Las teorías históricas y las teorías cíclicas de la Historia intentan dar sentido a la Historia, pero intentan tener diferentes tipos de sentido; obtienen respuestas diferentes porque hacen preguntas fundamentalmente diferentes. En el núcleo del historicismo está la intuición de que la historia tiene un significado, mientras que en el núcleo de la visión cíclica está la intuición de que la historia tiene un patrón, y que "significado" y "patrón" no son de ninguna manera términos intercambiables. La mayoría de las teorías historicistas, téngase en cuenta, encuentran patrones y significados en la historia. La mayoría de las teorías cíclicas, por el contrario, dejan abiertamente preguntas sobre el significado de la historia, y algunas -Oswald Spengler fue particularmente abierto al respecto- rechazan la idea de que la historia en su conjunto tenga algún significado o propósito con tanta vehemencia como lo haría cualquier positivista.

Merece la pena examinar las razones de Spengler para este rechazo, porque su rechazo al historicismo fue más profundo que cualquier otro pensador que pueda nombrar. Argumentó que la Historia no puede tener un significado general, porque es imposible hablar de significado en absoluto, excepto dentro de la cosmovisión de una cultura determinada; cada cultura desarrolla su propia forma distinta de experimentar la vida humana en el universo, y el único significado que los humanos pueden conocer está incorporado en estas cosmovisiones distintivas. Ninguna cosmovisión de una cultura es más o menos cierta que cualquier otra, ni las cosmovisiones de las culturas que surgen más adelante en la historia son una mejora en ningún sentido con respecto a las anteriores; cada cultura define la realidad de manera única a través de su propio diálogo con los patrones inescrutables de la naturaleza y la experiencia humana. Curiosamente, Spengler también aplicó esta lógica a su propio trabajo; ofreció su teoría no como una verdad objetiva sobre los ciclos históricos, sino simplemente como el mejor recuento de los ciclos históricos que podría darse desde la perspectiva occidental moderna, en su propia acepción, desede la perspectiva de la  humanidad faustiana (2).

Prescindiendo de las superficialidades, gran parte de las críticas que se han dirigido al trabajo de Spengler durante las últimas nueve décadas apuntaban directamente a su insistencia en que la cosmovisión de cada cultura es igualmente válida y que, por lo tanto, la humanidad no progresa. Sin embargo, lo que hace que su resuelto rechazo de la superioridad de nuestra cultura sea inaceptable para tantas personas es precisamente que es antagonica con respecto al historicismo generalizado de nuestra época. Solo la creencia
en que la historia se dirige en algún lugar en particular, con nuestra civilización presumiblemente a la cabeza, hace que su tesis resulte en cierto modo problemática.
Por lo que a mí respecta, creo que Spengler tenía razón en principio, pero estaba equivocado en un detalle menor pero importante. Sin duda tenía razón al señalar que tratar de clasificar las cosmovisiones de las diferentes culturas de acuerdo con algún esquema de progreso u otro tipo de tonterías egoístas. Los antiguos egipcios entendieron el universo de una manera, y los estadounidenses modernos lo entienden en otra, no porque los estadounidenses tengan razón y porque los egipcios estuvieran equivocados, ¡o viceversa! – sino porque las dos culturas no estaban hablando de las mismas cosas, ni estaban usando el mismo lenguaje simbólico para la discusión. Una cosmovisión basada en exploraciones de la metafísica de la vida humana en el lenguaje del mito no puede ser juzgada de manera significativa por los estándares de una cosmovisión que toma como punto de partida el análisis del mundo físico en el lenguaje de las matemáticas.

Decir que el progreso tecnológico del mundo industrial prueba la superioridad de su cosmovisión simplemente plantea la cuestión, ya que los egipcios no valoraron el progreso tecnológico. Valoraron la estabilidad cultural y la lograron, manteniendo la continuidad cultural durante más de 3000 años, una hazaña que nuestra propia civilización probablemente no igualará. Según sus estándares, para el caso, las modas efímeras de nuestra sociedad, la agitación cultural incesante y la metafísica incoherente  habrían a calificado a ésta como un fracaso absoluto en las tareas más básicas de la vida social humana.

Sin embargo, tal como  yo lo veo, Spengler subestimó el proceso mediante el cual ciertos tipos de técnica inventados por una cultura pueden enriquecer las culturas posteriores. Un ejemplo muy relevante es la lógica clásica, entre los logros supremos de la cultura apolínea, que a su vez fueron heredados por la indica, la sirio-bizantino-árabe (en el idioma de Spengler, la magica) y la fáustica. Ninguna  de estas culturas hicieron lo mismo con esa herencia; un juego de herramientas que los griegos idearon para segmentar los significados del lenguaje hablado fue utilizado en India para analizar las estructuras de la conciencia, en Oriente Medio  para contemplar las glorias de Dios, y en Europa y la diáspora europea para desentrañar los misterios de la materia. Sin la lógica griega, sin embargo, algunas de las más grandes creaciones de las tres culturas herederas: las ricas dimensiones filosóficas del hinduismo y el budismo, las grandes síntesis teológicas del Islam y el cristianismo o la fusión de la lógica con la experiencia que dio lugar al método científico moderno - ciertamente no podría haberse conseguido tan fácilmente, y muy posiblemente no podría haberse llegado a conseguir.

Lo que esto implica es que, aunque la historia no es direccional, puede ser acumulativa. Nada en la historia de culturas más antiguas que Grecia sugiere que la emergencia de la lógica fue inevitable, así como nada en la historia posterior de la lógica justifica la afirmación de que la lógica se está desarrollando hacia algún objetivo u otro. Aún así, el conjunto de herramientas de la lógica, ausente antes de los griegos, enriqueció una serie de culturas que florecieron después de ellos. Hay innumerables ejemplos, y abarcan toda la gama de creaciones culturales humanas; para un ejemplo pequeño pero revelador, considere cómo la práctica de contar oraciones en una cadena de cuentas, que se originó en la India, se ha extendido a través de la mayoría de las religiones del mundo. Por otro lado, considere la forma en que cuarenta siglos de agricultura intensiva en Asia oriental inspiraron la aparición de métodos de cultivo orgánico que probablemente sean nuestra mejor apuesta para el suministro de alimentos del futuro. Cada persona que encuentra consuelo espiritual en oración o meditación con un rosario, o está planeando un jardín orgánico en el patio trasero para ayudar a poner comida en la mesa el próximo año, tiene buenas razones para estar agradecido por la lenta acumulación de la técnica con el tiempo.

Por lo tanto, hay una gran ironía en la insistencia de tanta gente en estos días que la evolución en breve nos relevará de la necesidad de lidiar con las consecuencias de nuestros propios errores y volverá a encarrilar la historia hacia su objetivo imaginado. Tienen razón en que los cambios históricos en curso ahora son de naturaleza evolutiva; su error radica en pensar, para decirlo con demasiada crudeza, que la evolución es una especie de ratón Perez cósmico con el que se puede contar para dejar un nuevo y brillante futuro bajo la almohada del mundo moderno para reemplazar uno podrido por tres siglos de vida de despilfarro . En cambio, el desarrollo histórico de las culturas es paralelo a la forma en que la evolución realmente funciona en la naturaleza. Las culturas, como las especies, tienden a recoger aquellas adaptaciones que satisfacen sus necesidades, y descartan aquellas que no las satisfacen. Por lo tanto, las técnicas que satisfacen las necesidades de más de una cultura tienden a sobrevivir más a menudo que las que no lo hacen, al igual que las culturas que pueden utilizar una gama adecuada de técnicas heredadas tienen más probabilidades de prosperar que las que no.
Confío en que ninguno de mis lectores ya esté lo suficientemente soñoliento como para pensar que estoy sugiriendo que la acumulación de técnicas útiles es el significado, el propósito o el objetivo de la Historia. Desde mi punto de vista, para lo que sea que valga la pena, los significados, propósitos y metas no se encuentran en ningún sentido objetivo en los hechos brutos de la existencia; son siempre y solo atributos aplicados creativamente a la existencia por personas conscientes, y la aparición de significados, propósitos y objetivos comunes a más de una persona depende de la relación entre la persona que propone estas cosas y quienes eligen aceptarlas o rechazarlas. (Los ateos pueden leer esta declaración en un sentido, y las personas religiosas en otro bastante diferente, curiosamente, la lógica funciona de
Sin embargo, al igual que la evolución biológica, la evolución cultural que propongo aquí no es de ninguncualquier manera).
a manera inevitable. Las crisis que rodean el declive y la caída de las civilizaciones, en particular, muy a menudo se convierten en cuellos de botella masivos en los que se pierden muchas cosas valiosas. Una respuesta razonada al enfoque de tal estrangulamiento en nuestro propio tiempo bien podría ser un esfuerzo deliberado para ayudar a que el legado del presente llegue a las manos que esperan del futuro. La misma lógica que lleva a los alfabetizados ecológicamente a hacer lo que pueden para mantener vivas a las especies amenazadas durante el ocaso de la era industrial, para que la evolución biológica tenga una paleta de materias primas lo más amplia posible en la era subsiguiente, se aplica igual de bien a la evolución cultural.

Por lo tanto, puede que no esté fuera de lugar imaginarse una lista de conocimientos en peligro que concuerde con la lista actual de especies en peligro de extinción, y tomar medidas ampliamente equivalentes para preservar ambas. Ciertamente, hay otros significados, propósitos y metas que se pueden encontrar, o se pueden aplicar con más precisión, ya sea a los patrones de manchas de tinta de la Historia como un todo o los desafíos específicos que enfrentamos ahora, en las primeras etapas de la decadencia y caída de la civilización industrial. Podemos decidir como individuos si construir sobre el patrimonio de nuestra cultura, explorar los legados que nos han sido transmitidos de otras culturas, o desechar el lote e intentar abrir nuevos caminos, sabiendo todo el tiempo que los otros individuos harán sus propias elecciones y el éxito relativo de los resultados, más que cualquier preferencia nuestra, determinarán cuál de ellos juega el papel más importante en la configuración del futuro.

Mi elección se centra en la preservación de aquellas partes del patrimonio del mundo moderno que considero más valiosas, y más prometedoras, como herramientas para el futuro que a mí me parecen más probables. Si esa manera de expresar las cosas parece incómodamente subjetiva, personal e incluso arbitraria, querido lector, estás comenzando a entender el tema de los últimos dos meses de las publicaciones del Informe del Archdruida. Nuestras propias percepciones subjetivas, personales y arbitrarias son las únicas cosas en las que tenemos que avanzar, y los resultados tienden a ser mucho menos problemáticos cuando aceptamos este hecho, en lugar de tratar de proyectar las sombras de nuestros deseos en el arco de la historia y mirar fijamente a ellos en la ilusión de que estamos viendo el destino cara a cara. De una manera u otra, todos tenemos opciones para poner en práctica a medida que amanece el nuevo año. Algunos de nosotros afrontaremos las duras decisiones que acarrea el desempleo, el embargo y la bancarrota; otros afrontaran los desafíos morales que se les presentan a aquellos que tienen riqueza mientras que otros pasan hambre; y aún habrá  otros que se enfrentarán a otros dilemas . No todos estarán en libertad de tener  en cuenta el futuro desindustrial mientras hacen sus elecciones, pero espero que algunos lo hagan, y lo que decidan a este respecto- ya sea que se corresponda o no con alguna de las cosas que he discutido aquí - podría ser aconsejable que lo hiciesen con la mayor anticipación posible. Un año, después de todo, no es lo único que termina a nuestro alrededor en este momento.


N.T:

(1) Eso se cambio, por el 1 de enero n en el siglo XVII

(2) Para Spengler cada cultura es el resultado de una visión del mundo específica realizada pro un tipo de humanidad especifico. La Egipciaca centrada en la vida de ultratumba, la apolinea o elénica  en lo concreto, la mágica en lo oculto, y la faustiana en la conquista del infinito.

La faustiana  sería el resultado de la incorporación a la cultura mágica , que era el cristianismo que en el siglo IX había en Europa,a del espíritu de los vikingos, y del de los germanicos .

Los vikingos fueron los primeros navegantes-descubridores, cuyo dios principal, Odin, sacrificó su ojo a cambio de conocer lo único que le estaba vedado saber: lo que se experimenta al morir. Para ellos lo importante era el cómo se afrontaba la vida, entendiéndola como una lucha y un viaje de conquista y exploración.

Los germanos tenían una religión que era practicamente la misma que la de los vikingos , pero a través de ellos se asoció la imagen de Cristo con la de Balder el Hijo de Odin, tal como ha llegado hasta nuestros dias. Y se creó el mito del Santo Grial.

El catolicismo germanizado , el gótico (con el culto a Maria), las Cruzadas y la conquista del mundo por Occidente,  son el resultado de las mencionadas aportaciones.

 

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Re: POST: John M. Greer –“Historia, significado y elección"

E.coli
Buena traducción y gracias por ella. Disiento en un detalle de la nota 2, algunos de los elementos citados tales como el mito del Grial o el culto Mariano son elementos mucho más célticos que germánicos, e incluso la gran aventura de las Cruzadas (perfectamente describibles con otros epítetos) me atrevería a decir que también; no obstante, hay elementos culturales compartidos entre celtas y germanos, vecinos durante tantos siglos en ambientes similares. Los vikingos yo los vería como otro pueblo germánico más.
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Re: POST: John M. Greer –“Historia, significado y elección"

Bihor
Hola Anselmo, lo primero quiero agradecerte una vez más el curro que te has pegado para enriquecer un poco más el foro.

Tenía que pedirte que mires a ver si tuviste algún problema al traer la traducción al mensaje, pues esta frase está "truncada", o al menos así me lo parece:

(Los ateos pueden leer esta declaración en un sentido, y las personas religiosas en otro bastante diferente, curiosamente, la lógica funciona de
Sin embargo, al igual que la evolución biológica, la evolución cultural que propongo aquí no es de ninguncualquier manera)
Regla de oro: trata a los demás como querrías que te trataran a ti