06 AGOSTO 2008
Parte dos : el declive y caida de la economia domestica http://thearchdruidreport.blogspot.com.es/2008/08/reviving-household-economy.html La mermelada de frambuesa el tema manifiesto del post de la semana pasada, es tan solo uno de los cientos de bienes y servicios que hasta hace poco fueron producidos casi por complete en el entorno doméstico , fuera del alcance del mercado . Hoy en día por contraste, casi todos los bienes y servicios son, o bien producidos comercialmente, o no están disponibles en absoluto . Esto representa una transformación económica en una escala masiva , y aún se trata de una que ha sido destacablemente poco sometida a discusión por los economistas . Esto también representa una transformación de un alcance igualmente masivo . Visita la biblioteca ade una universidad pública estadounidense que todavía no haya adquirido la costumbre ,tan de moda hoy día, de expurgar de sus fondos los materiales “caducados” , merodea entre las estanterías hasta que encuentres la más polvorienta y olvidada estanterías de la sala y será extraño que tu estés mirando los restos momificados de un campo de estudio , una profesión , y un departamento universitario tan muerto como los dinosaurios y bastante menos popular que estos : La Economía Doméstica. No hace muchas décadas una impresionante red de especialistas en la disciplina académica que nos ocupa trabajaban para las universidades, administraciones locales e industria privada, proporcionaron un vasto sistema de soporte para la conomia domestica. Apoyando dicha red y los nada en absoluto despreciables gastos que la apoyaban había un consenso casi universal que reconocía la importancia económica y social de la economía doméstica. La experiencia de dos guerras mundiales en las que el que las medidas de economía doméstica promovidas por el gobierno habían desempeñado un papel principal en amortiguar el impacto del racionamiento alimentario y a posibilitar a los Estados Unidos el proveer de alimentos tanto a sus ejércitos como a los de los aliados, dio apoyo a tal consenso. Al mismo tiempo, la Economía Domestica había desde hace tiempo enfrentado una presión continuada desde los hábitos expansionistas de la economía de mercado Que se había iniciado desde finales del siglo 19, e incrementado a lo largo de las décadas siguientes, el Mercado se fue infiltrando en la esfera domestica con un permanente flujo de productos que proporcionaban “comodidad” y de aparatos para ahorrar trabajo. la mayoría de estos no contribuían en realidad a ni a dar comodidad ni a ahorrar trabajo. Pero lo programas de mercadotecnia masiva que los respaldaban consiguieron ponerlos muy de moda , especialmente entre las recientemente prosperas clases medias que emergieron a medida que el siglo 20 fue pasando y que los Estados Unidos entraron en su era imperial. Estas dos fuerzas sociales mayores- el amplio consenso existente en torno a la economía doméstica y la presión expansiva de una economía de mercado en metástasis - finalmente colisionaron frontalmente en las décadas siguientes a las Segunda Guerra Mundial. Una tercera fuerza, no obstante, desempeñó lo que podría haber sido el papel decisivo en la colisión. Hablar sobre esta tercera fuerza puede ser problemático debido a que esta continua siendo un tema candente en la cultura estadounidense hasta el momento presente, Y hay muy poca gente dispuesta a discutir esto con un mínimo de sosiego en este momento. No obstante lo acecido con la economía doméstica será imposible de entender sin tener a este tercera fuerza en cuenta. Dicha fuerza naturalmente es el papel desempeñado por la economía de género en lanzar y conformar la segundo ola del feminismo estadounidense de los años sesenta y setenta. Muchas Corrientes de cambio social fluyeron juntad al lanzamiento del movimiento feminista de los años sesenta, pero un factor al que no siempre le ha sido concedida la importancia debida es resultado del impacto causado por la transición de la economía de guerra de los años cuarenta a la economía de consumo que la siguió. A medida que los soldados volvían a casa, tanto el gobierno como la industria hicieron lo posible dentro de su muy considerable poder para para sacer a Rosita la Remachadora del terreno de la fábrica y transformarla en Susanita el Ama de Casa, lo más rápido posible, con el propósito de liberar puestos de trabajo para que fueran ocupados por soldados desmovilizados. Al mismo tiempo la búsqueda de mercados para alimentar la expansión de la economía de consumo y emplear esos mismos millones. Catapultó el asalto del mercado a la economía doméstica. La propaganda a de post Guerra - “publicidad “es un término demasiado humilde para las campañas de saturación que inundaron los medioss de comunicación populares a finales de los cuarenta y principios de los 50- presentaban familias d de clase media con una resplandeciente imagen de prosperidad en la cual cómodos productos de consumo al último grito suministrados por el mercado reemplazaban la rutina pasada de moda de la economía doméstica por una vida de elegancia y ocio . La realidad tras esa fachada resultaba ser mucho menos exitosa. Denegado tanto el papel en la economía de mercado que ellas habían ocupado durante los años de la guerra, y le papel en la economía doméstica que sus madres habían desempeñado hasta ese entonces , millones de mujeres de clase media e lo largo de los estados unidos se encontrar ton que de ellas mismas se esperaba que llevaran un papel puramente decorativo así como una existencia especialmente carente de propósito . Como motor para la rebelión , la privación de significado es incluso más potente que la privación de alimentos, y por consiguiente una explosión resultaba inevitable. Muchas de las formas que tuvo tal explosión fueron admirables. Se corrigió la inmensa mayoría de las injusticias mediante el establecimiento de los correspondientes derechos , o al menos fueron amortiguadas, y los papeles sácielas que habían sido fuertemente restrictivos tanto para hombres como para mujeres se encontraron en una gran necesidad de ser reevaluados . No obstante, a medida que el feminismo de los sesenta y setenta fue impregnando hacia afuera la cultura popular, este sufrió en alguna manera el destino común de los movimientos sociales progresistas en el occidente moderno: en lugar de desafiar le sistema de privilegio machista y las presuposiciones sobre el que se sostiene , una inmensa mayoría de las mujeres que se consideraban feministas simplemente se limitó a reclamar su cuota de privilegio dentro del sistema existente. En el proceso , un número no pequeño de ellas, abrazó los modos, patrones y actitudes de aquellos a quienes pretendían suplantar. Compara una revista plasta Play Boy de los 60 con una Cosmopolitan de los ochenta, por ejemplo y es imposible pasar por alto las similitudes., todas desde la compartida obsesión por la conquista sexual, el consumo conspicuo y la apariencia personal, a las mutuamente intercambiables chicas de portadas que intentan a traer lectores potenciales. La cosa sorprendente es que el “Play boy “ y la “chica Cosmopolitan” aquellos iconos de la cultura de consumo recién salidos de la peluquería fueron considerados liberados y liberadores en sus respectivos tiempos. La economía doméstica o lo que restaba de ella, fue una de las victimas del proceso que convirtió a estas dudosas figuras en populares. El movimiento feminista podía haber planteado preguntas difíciles de responder con respecto al valor social asignado a las economías doméstica y de mercado, y ciertamente alguna de las mentes más preclaras dentro del movimiento hicieron incursiones en esta dirección pero tales ideas tuvieron poca acogida. -al contrario muchas feministas -– y finalmente la inmensa mayoría de las mujeres estadounidenses - simplemente aceptaron los valores relativos que su cultura asignaba a las dos economías y aspiraron a la que se les había enseñado a considerar más valiosa. El cambio de actitudes resultante siega la hierba bajo el consenso que en el pasado había hecho la economía domestica importante ; ya para los años ochenta la mayoría de las universidades habían cerrado sus departamentos de economía doméstica , y las agencias de las administraciones condales y las empresas privadas siguieron n el ejemplo . No obstante los viejos papeles sociales asignados a las mujeres habían conllevado tan intensa peso emocional en la imaginación colectiva que estos tenían que ir al algún sitio .En una extensión destacable ellos vinieron a ser aplicados a la institución que suplantó papeles económicos que una vez fueron desempeñado s por las mujeres: el Mercado mismo. Contemplando la retórica aplicada al mercado a lo largo de la pocas décadas recientes Y encontraras todos los clichés aplicados a las mujeres en las revistas para hombres de los años cincuenta presentes y convenientemente representados . El Mercado en efecto ha convertido a la sociedad estadounidense en una gatita curvilínea y sexual. El modelo a imitar de ama de casa estadounidense ejemplar con banderas patrióticas y pastel de manzana, su inocencia núbil a la espera de ser rescatada del bellaco alcance de las regulaciones gubernamentales y de los recaudadores de impuestos. Situados en un pedestal retorico tan absurdamente lleno de florituras como nada de lo que Coventry Patmore, jamás dijo con respecto a las féminas Victorianas, y sometidas a abuso y explotación tan rudamente como las mujeres victorianas solían serlo. El mercado es la chica de calendario de lo estados unidos, el foco de las ideas sobrecalentadas En cada punto tan separado de la vida real como las fantasías que llenaron las páginas del Play Boy o del Cosmopolitan en sus mejores tiempos. Cualquier intento de reconstruir la economía doméstica en el despertar del petróleo inevitablemente deberá contender con estos temas. No resulta completamente infrecuente hoy en día, por ejemplo, el encontrar parejas par alas que el costo de la atención a profesional a sus hijos, un automóvil adicional y los gastos de los trayectos al trabajo, así como los restantes costos de la vida con dos salarios resulte más onerosa que el dinero que el segundo salario reporta. En muchos casos estas familias recibirían un considerable impulse si uno de los adultos permanecieran en casa y proporcionara los mismos servicios que ahora precisan contratar dentro la economía familiar pero en el actual clima social esta opción resulta casi impensable para mucha gente. Como marido consagrado a las tareas de amo de casa desde hace largo tiempo, yo puedo hablar de esto desde un cierto grado de experiencia. Durante algo más de la mitad de los 24 años que llevamos de vida conyugal ha supuesto una buena apuesta el que trabajara mi esposa, una tenedora de libros, en la economía de mercado, mientras yo cuidaba el huerto , cocinaba las comidas , hacia casi toda la limpieza seguía mi camino a través de la larga curva de aprendizaje de un acarrear como escritor , en mis horas libres. Yo he sido blanco de muchas críticas por tomar esta decisión, No obstante debo decir que ha sido mucho menos salvaje que el rechazo social proveniente de otras mujeres , sufrido por mujeres que han hecho la misma elección . A pesar de la presión no obstante ha sido incuestionable la elección correcta para nosotros esta nos ha permitido mantener un muy confortable estilo de vida con un ingreso modesto. Esta elección posiblemente será al menos s tan valorable como opción para una inmensa mayoría de gente a medida que la economía d mercado se contraiga con la llegada del cenit del petróleo. El abandono de una economía doméstica después de todo era solo viable en primer lugar a causa de la conjunción temporal de la expansión imperial estadounidense con la expansiva rápidamente producción de combustible fósil de los años de postguerra. A medida que el imperio estadounidense pierde fuelle y la producción de energía mundial desfallece, los costos de la estructura económica basada en el consume intensivo de energía que hemos construido a lo largo de los últimos sesenta años, empezara claramente a superar sus beneficios. En tal contexto una renovación de la economía doméstica ofrece un valioso conjunto de herramientas para tomar el relevo y suministrar los bienes y servicios necesarios, y aquellos libros polvorientos en la sección d economía domestica de tu universidad local pueden resultar valiosos otra vez nuevamente. Tal renacimiento, no obstante, requerirá una reevaluación de los papeles sociales y de valores tan ambiciosa como ninguna de las feministas pioneras de los años 60 vislumbró. Medidas de valor evolucionaron dentro del Mercado, y conformados a un gran valor por encomias centradas en el Mercado, pierden su vigencia cuando son aplicadas a economías no mercantiles en las que la costumbre, la reciprocidad y el beneficio colectivo gobiernan los intercambiaos más que la búsqueda del beneficio individual. El dinero mismo, aquella ficción abstracta que ha casi sofocado la economía de bienes y servicios que para cuyo soporte inicialmente se desarrolló, puede ser mucho menos relevante a medida que las formas alternativas de valor lleguen a ser ascendentes. La forma que será tomada por tales alternativas en el mundo enotécnico del futuro es probablemente imposible de adivinar en este momento, pero una pero una actitud de apertura a otras opciones y una voluntad de mirar mas allá del mercado son propicios a ser paso valioso en este momento - una economía doméstica renacida puede resultar ser la semilla de a partir de la cual la economía del futuro puede echar raíces y crecer. |
Muchas gracias Anselmo por esta nueva traducción.
Me ha gustado mucho los dos últimos párrafos, para los que desarrolló todo el artículo y en ellos quiero entender que para JMG hay dos tipos de economía enfrentados, la economía de mercado y la economía doméstica, la primera apoyada por: "El dinero mismo, aquella ficción abstracta que ha casi sofocado la economía de bienes y servicios que para cuyo soporte inicialmente se desarrolló" y la segunda por: "la costumbre, la reciprocidad y el beneficio colectivo gobiernan los intercambios más que la búsqueda del beneficio individual". Tenemos claro que hoy en día una gran parte de la gente no asume que la auténtica riqueza se encuentra en los bienes y servicios que uno dispone y cree que la riqueza es el dinero, ya que hemos nacido, y desarrollado dentro de una economía mercantilista, ignoramos lo que es una economía doméstica. Este puede que sea el gran salto que tengamos que dar, o para el que tengamos que ayudarse a preparar a las nuevas generaciones. Un gran problema en esta posible nueva situación serán los estados, los cuales sólo pueden sobrevivir siendo los enormes monstruos en los que se han convertido, dentro de una economía mercantilista (este es el gran reto, por lo que se persigue tanto la eoconomía sumergida, por lo que se desea eliminar el dinero en efectivo, y desean que todo esté controlado a través de los sistemas bancarios). Un saludo a todos y muchas gracias de nuevo a Anselmo por la traducción.
Regla de oro:
trata a los demás como querrías que te trataran a ti
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