Traducción del post de 22 de febrero, aquí:
Bardi_(22-02-2015).docBardi_(22-02-2015).pdfHablando de este asunto con una amiga periodista me comenta que si bien lo que propone Bardi puede ser cierto para los EE.UU., en España la historia del colapso de la prensa escrita ha sido bastante distinta.
Allá por el año 2000, en España los grandes periódicos no sólo eran un gran negocio económico, sino también muy influyentes social y económicamente (mientras los de provincias y de ámbito local vivían básicamente de las esquelas). Quizá por ello, fondos de inversión y grandes empresas multinacionales de la comunicación pusieron primero sus ojos y luego sus zarpas en los periódicos de gran tirada y prestigio españoles. El intento de domesticar la prensa también había sido una vieja pretensión de los políticos de todo ámbito y color, pues los distintos gobiernos en España tenían un arma muy poderosa para ejercer influencia: ingentes cantidades de publicidad institucional.
A principios de este siglo, grandes cabeceras cambiaron de propietario. Familias que tradicionalmente se habían dedicado a la prensa vendieron (por un pastizal) gran parte de su capital social a fondos de inversión y otras empresas. Los nuevos propietarios tenían dos ideas en mente: la fundamental, maximizar beneficios a corto plazo; la secundaria, llevarse bien con los poderes políticos y económicos para poder cumplir con la primera premisa.
Para maximizar beneficios, se redujeron plantillas (el número de corresponsales en el extranjero se redujo hasta casi cero), muchos grandes escritores dejaron de publicar artículos en prensa, a los periodistas que no fueron despedidos se les redujeron hasta niveles de trabajo basura sus condiciones laborales (muchos vieron reducidos sus salarios a la mitad, otros hubieron de hacerse autónomos o free lance, pagándose ellos mismos las cotizaciones a la seguridad social, y cobrando sólo por lo que publicaban). La consecuencia fue doble: la calidad de lo publicado cayó en barrena, y se produjo una uniformidad de pensamiento en la prensa de distintas tendencias, al nutrirse fundamentalmente de noticias de agencia, sin ese punto de originalidad que hasta entonces tenían los periódicos. Ya daba lo mismo leer El País que el ABC...
Por otra parte, al plegarse a los deseos de los gobiernos y poderes fácticos, la combatividad quedó en nada, toda la prensa en España está esperando a pastar dócilmente del pesebre oficial. Me cuenta mi amiga que estudios internacionales indican que la prensa española es de las más manipuladas del mundo.
Consecuencia: pérdida brutal de las ventas, caída de la publicidad (anterior a la invasión del internete), menos ingresos, y círculo vicioso de menos calidad, menos ventas, menos ingresos, menos calidad. En lo personal hace veinte años yo era de prensa diaria, después de pasé a comprarla los fines de semana, y ahora sólo la compro en vacaciones, porque el día es muy largo.
En España, otros medios de comunicación como la radio o la televisión no han perdido publicidad (aunque sí calidad y pluralidad). Curiosamente, radios y televisiones han recogido parte de la esencia de la prensa escrita (contar las cosas más allá de la mera descripción de la noticia aportando análisis y munición para el pensamiento). Por algo será.
Cerrado
) que desde entonces paso de los periódicos. Ni en interné ni ná.