Post: guerras de prestado
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Obviamente ¿o es que de verdad nos hemos creído que las revoluciones de colores y las primaveras étnicas surgen por generación espontánea? De hecho, llevo unos días delirando con una de estas macabras distopías que se le ocurren a uno cuando intenta pensar qué podría maquinar un político "todopoderoso" que fuera consciente de que nos vamos a hacer puñetas. Os lo resumo y luego me decís si he perdido ya totalmente el norte (que lo veo probable).  Imaginemos que llegamos a un cierto año, ni muy pronto ni muy tarde, pero no demasiado lejano, en que la situación derivada del agotamiento de los recursos petrolíferos empieza a ser lo suficientemente evidente: las grandes empresas petroleras comienzan a sufrir tales pérdidas que nos las enmascara ni el maquillaje contable, hay una fuga importante y reiterada de grandes capitales de estos mercados y las perspectivas en el medio plazo sobre los otros líquidos del petróleo no son buenas. A nivel global, la demanda de petróleo sigue aumentando, en parte debido a los consumidores de siempre, y sobre todo impulsada por la hipetrofiada maquinaria industrial de los BRICS, que además parecen haberse puesto en pie de guerra y no acatar la autoridad económica de occidente. En este escenario Rusia, el principal exportador de hidrocarburos ha decidido empezar a imponer sus condiciones en una alianza de hierro con China, el principal productor industrial mundial, amenazando con ello la hegemonía de los aliados occidentales. Ya se han librado algunas batallas con un moderado éxito para el bloque oriental en Europa, y las perspectivas de dominación del bloque oriental en los mercados son más que evidentes. Además, a este escenario se llega después de una situación de años de sobresaltos en los mercados económicos y financieros, y con unas desastrosas perspectivas de futuro, con una nueva tormenta avizorándose por encima de las principales economías de occidente. En este escenario, un todopoderoso político con delirios cuasi-mesiánicos, al que no identificaremos más que por los bíblicos nombres de "rey del norte" y "príncipe de la paz" (sí, ya sé que deliro al incluir a este personaje del apocalipsis en el relato, no me he podido resistir  ) decide que la situación no puede continuar por ese derrotero, sino que es necesario dar un golpe de timón para devolver el orden al mundo, un orden que garantice que los súbditos de este príncipe de la paz sigan gozando, al menos durante un tiempo, de su nivel de vida.
Un buen día, podría ser un lluvioso día de finales de primavera, en alguna ciudad del sudeste de China, se convoca una manifestación de protesta. Podría ser por cualquier cosa, pero pongamos por caso que se pide mayor autonomía administrativa o reformas democráticas, tal vez recordando por su aniversario los sucesos de Tian'anmen. La protesta sigue subiendo de tono, y los manifestantes, adoptando como símbolo algún color, o tal vez algún complemento de ropa (quizás uno que valga para cobijarse de la lluvia), empiezan campañas de desobediencia civil que se empiezan a extender a otros lugares del país, en algo que los propagandistas occidentales denominan como "la primavera China", "La revolución de la flor del cerezo" o alguna otra cursilada del agrado de la prensa sensacionalista. Poco a poco la revuelta se extiende a los suburbios de las grandes ciudades, y obtiene un amplio eco en las zonas afectadas por conflictos anteriores como el Tíbet, Xinjian, Mongolia, Manchuria, Hong Kong... el gobierno proclama la ley marcial, la insurrección se recrudece, en algunos rincones del país comienza la guerra de guerrillas, y algunos países occidentales (entre ellos el rey del Norte) piden sanciones internacionales, que son contestadas con amenazas desde Moscú y Pekín. La situación se complica, la represión militar provoca un sentimiento de contestación y de forma inédita se produce una huelga general en algunas de las más importantes zonas industriales. La economía experimenta un fuerte revés y el descontento cunde. Pasan los meses, llegamos al verano, y comienza a haber desabastecimiento de ciertos productos básicos en los países occidentales. Mientras tanto el precio del petróleo sube hasta cuotas astronómicas por el riesgo geopolítico mundial. Para el otoño el panorama es desolador. El rey del Norte y el Zar de todas las Rusias discuten a cara de perro, mientras Asia central se convierte en una caldera a punto de explotar y el Este de China es un estado policial con detenciones masivas y ejecuciones sumarias. En occidente los altos precios del petróleo, el desabastecimiento y la paralización del comercio con China y la incipiente recesión económica, agudizada hasta convertirse en una crisis en toda regla, se han tragado ya cualquier brote verde que quedase y amenazan con hundir todavía más la maltrecha economía de occidente. Con el invierno llega la escasez de comida, y mientras China se hunde en la guerra civil Europa tirita bajo la escasez de gas ruso, motivado por las restricciones aprobadas por el Zar como respuesta a las sanciones de occidente. La situación se tensa al límite, la paralización de las economías occidentales empieza a provocar revueltas locales y los ejércitos tienen que empezar a emplearse con cierta contundencia. Al cabo de unos meses, sin embargo, una China exhausta por la guerra civil ha dejado un enorme vacío de consumo. Tanto si la guerra civil termina dividiendo el país como si no, el gobierno tendrá que hacer concesiones y reformas que conducirán a un estancamiento y recesión brutal de la economía. La inestabilidad china, el desabastecimiento en occidente y lo penoso de la situación en Europa habrán convencido de las ventajas de relocalizar parte de la producción, y el (enorme) vacío industrial dejado por China empieza a llenarse con una tímida reindustrialización occidental, aprovechando el abaratamiento temporal de los costes del petróleo dejado por el fin del crecimiento en china. Rusia, un poco más sola que antes, no tiene más remedio que pactar una salida negociada al embargo. El rey del Norte, príncipe de la paz, sonríe. Alrededor de cien millones de personas habrán muerto antes de que las aguas se calmen, pero ha vencido esta batalla sin que sus soldados hayan tenido que efectuar ni un disparo. El gran juego continúa... |
Re: Post: guerras de prestado
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Demostenes, muy chulo,
 , pero hay una parte del relato, que veo dificil.
"Un buen día, podría ser un lluvioso día de finales de primavera, en alguna ciudad del sudeste de China" A mi me llaman txino entre los amigos. Tras cenar en un restaurante una amiga que estaba pagando me gritó. "Píllame la chupa txino!" Yo, que estaba a medio camino entre nuestra mesa y ella, me giré, y pude contemplar que los tres camareros del restaurante chino corrían a la vez y apresuradamente a por la chaqueta de mi amiga. Los orientales son muy formales y disciplinados, sonríen, trabajan y sonrien, alguno se suicida en silencio pero saben cual es su sitio, Los indios parecido, mueven la cabeza como una campana y siguen, dudo que salgan a las calles en masa, aunque...hey...todo puede ser. Ahora tenemos la revolución de los paraguas en nuestras pantallas y un monton de chinos gritando, "democracia"! |
Re: Post: guerras de prestado
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