Siguiendo la estela de Antonio

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Siguiendo la estela de Antonio

Bihor
Hola a todos.

Cual "mosca cojonera"  vuelvo a la carga con las "peticiones del lector" y en esta ocasión me refiero a la última entrada de Ugo, que retoma la metáfora de Antonio "de hombres y hormigas".

En esta ocasión en el post http://cassandralegacy.blogspot.com.es/2017/05/make-anthill-great-again-ant-colony-and.html, me he encontrado con una frase que me ha impactado:
So, the behavior of human colonies remains dictated by one very simple rule: grow as much as possible and don't care about anything else.

Estuve a punto de incluirla en el hilo de anticapitalismo/postcapitalismo, pero al final me decidí por aprovecharla para hacer una nueva petición. Bueno, a lo que iba, tal y como dije en el otro hilo, mientras que la única regla que se siga es la mencionada aquí por Ugo, y hoy por hoy es la única que existe, no nos sirve de nada el ropaje que le pongamos a esa regla, llámese imperialismo/feudalismo/colonialismo/socialismo/capitalismo, pues a todos estos "ismos" los ha dirigido esa única regla, iremos de cabeza a la catástrofe.
Regla de oro: trata a los demás como querrías que te trataran a ti
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Re: Siguiendo la estela de Antonio

Fleischman
Este mensaje fue actualizado el .
Imagina que fueras una hormiga. ¿Cuál sería tu percepción del mundo? Principalmente, serían las otras hormigas de tu colonia. Como hormiga, eres casi ciega* pero tienes un excelente sentido del olfato y la mayoría de tus estímulos sensoriales son las feromonas que recibes de tus hormigas hermanas y que transmites a otras hormigas. Este tipo de mecanismo realimentado basado en intercambio de feromonas puede llevar a comportamientos extremadamente complejos. A pesar de ello, la colonia no tiene ninguna estructura que podríamos considerar como un cerebro. Si definimos la autoconciencia como la capacidad de una criatura para comprenderse a sí misma, la colonia no tiene esta capacidad. Puede reaccionar a estímulos externos, y puede hacerlo rápido. Pero no puede planificar el futuro. Es lo mismo para hormigas individuales: para ellas, la colonia es un conjunto de olores; pero ellas realmente no la perciben.

Ahora, vuelve a tu condición de humano leyendo un blog. ¿Cuál es tu percepción del mundo? Probablemente eres más inteligente que la hormiga media, pero, como una hormiga, tu percepción del mundo está principalmente formada por los contactos que tienes con otros seres humanos, miembros de tu misma colonia. Estos estímulos son verbales, no olfatorios, pero el mecanismo de transmisión y retransmisión es el mismo. Como una hormiga, estás continuamente expuesto a estímulos desde los medios y las redes sociales que luego retransmites a otros humanos. Esto genera a menudo ráfagas de realimentación positiva que pueden generar reacciones colectivas rápidas, e incluso violentas, por parte de toda la colonia. Pero la colonia humana no tiene cerebro, puede reaccionar a estímulos externos pero no puede planificar más allá. Estas grandes colonias humanas llamadas “estados” no muestran un comportamiento inteligente; no más que las colonias de hormigas. Los estados exploran su entorno, compiten por los recursos, ocasionalmente luchan unos contra otros, a veces de forma muy destructiva. Pero estos son comportamientos que también se dan en las colonias de hormigas.

Obviamente los seres humanos individuales tienen habilidades de las que carecen las hormigas: tienen autoconciencia en el sentido de que pueden comprender su entorno y a sí mismos. Incluso tienen estructuras cerebrales específicas para este propósito, como las “neuronas espejo” utilizadas para comprender el comportamiento de otros humanos. Pero todo esto no parece afectar al comportamiento de la colonia. Las sofisticadas capacidades de comprensión de los cerebros humanos parece que se usan principalmente para tener ventaja en la competición sexual entre los individuos. Fuera de este contexto, la mayoría de los humanos probablemente ve su “país” principalmente como una entidad semántica creada por simples mensajes relacionados con la defensa y el ataque. No tienen percepción de la inmensa complejidad de una colonia humana gigantesca de decenas o cientos de millones de individuos.

Teóricamente, sin embargo, el poder del cerebro humano podría aplicarse a la gestión de la colonia. A lo largo de la historia podemos ver muchos intentos de poner a un único ser humano –es decir, un único cerebro- a cargo de la actividad del estado. Eso a veces conduce a intentos de planificar el futuro para toda la colonia, pero a menudo conduce al desastre. Un único cerebro humano no puede gestionar la inmensa complejidad de un estado. Dictadores, reyes, emperadores y similares están normalmente tan desorientados acerca del sistema que se supone que tienen que gestionar como sus súbditos. Quizá tan desorientados como las hormigas de un hormiguero.

Sin embargo, algo cambió en los últimos tiempos. En los años setenta aparecen “modelos del mundo” como el afortunado despertar de la conciencia de la colonia humana. Los ordenadores hacen posible realizar estudios como “Los límites del crecimiento”, de 1972, que modeló la sociedad basándose en datos cuantitativos y proyectó los resultados hacia el futuro. Fue la primera vez en la historia que la sociedad podía realmente planificar el futuro. En particular, los modelos identificaron un fenómeno escasamente conocido anteriormente: se le llamó rebasamiento, la tendencia de la sociedad a explotar los recursos más allá de su capacidad de carga y luego colapsar. Los modelos podrían ser usados para planificar con antelación y evitar el colapso.

Pero, como es bien sabido, estos estudios tuvieron muy poco o incluso ningún impacto, y las colonias de humanos del mundo continuaron su ciego camino hacia el colapso. Esto es probablemente comprensible. La emergencia de estructuras complejas como los cerebros se debe a la competición evolutiva. Los humanos desarrollaron sus grandes cerebros como una herramienta para la competición sexual dentro del grupo. Pero los estados o las empresas industriales compiten por explotar los recursos disponibles lo más rápido posible. No adquieren ventaja con la capacidad de planificar a largo plazo, especialmente cuando los resultados de la planificación muestran que deberían disminuir el ritmo de explotación. Haciendo eso lo único que consiguen es dar ventaja a los competidores que no lo hagan. Así, el comportamiento de las colonias de humanos permanece dictada por una única regla: crece lo máximo posible y no te preocupes por nada más.

Lo mismo pasa con las hormigas: las colonias de hormigas eusociales existen desde hace más de 50 millones de años. Si los hormigueros se hubieran beneficiado por tener autoconciencia, hubo mucho tiempo de selección natural para crear esta característica. En lugar de ello, parece que la inteligencia tanto de las hormigas individuales como de las colonias de hormigas está optimizada para la supervivencia del hormiguero. Hay evidencia de que los insectos sociales son menos inteligentes que sus homólogos salvajes, como resultado de que la colonia asume muchas tareas en lugar del individuo. El mismo fenómeno puede estar sucediendo en las colonias humanas: los cerebros humanos han estado reduciéndose durante las últimas decenas de miles de años. Esta tendencia puede haber sido fuertemente acelerada en los tiempos recientes debido al desarrollo de redes sociales en Internet.

Al final, podría ser que la evolución de la especie humana conduzca al desarrollo de un comportamiento eusocial similar al de los insectos sociales como las hormigas o las abejas. Esto podría producir posiblemente una reducción global de la inteligencia individual, no compensada completamente por un incremento en la inteligencia de la sociedad. Las colonias de humanos eusociales podrían permanecer compitiendo unas contra otras por los recursos disponibles, como ahora. Como una especie eusocial, los humanos podrían ser exitosos, de igual forma que las hormigas eusociales han sido muy exitosas en el mundo de los insectos. Pero, globalmente, estas entidades eusociales no serían autoconscientes y no realizarían planificación a largo plazo.

Sin embargo, el futuro es imposible de predecir: los humanos son monos inteligentes y no se puede saber qué serán capaces de inventar. Podría haber maneras de hacer conscientes a las colonias humanas y eso podría llevar a todo un nuevo espectro de comportamientos que, actualmente, solo podemos imaginar vagamente. Por el momento, parece que no podemos hacer otra cosa que mantenernos ciegamente en la imposible tarea de hacer el hormiguero grande de nuevo.

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* Me llama la atención eso de que las hormigas son ciegas... cuando en las fotos se ve que tiene ojos (algunas, al menos). Sería absurdo tener ojos y ser ciegas, además de un sinsentido evolutivo para las especies diurnas. Según interné, depende de la especie: www.hormigapedia.com/anatomia-de-las-hormigas/
La noche es oscura y alberga horrores.
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Re: Siguiendo la estela de Antonio

Bihor


Más rápido que un estornudo  Muchas gracias doctor!
Regla de oro: trata a los demás como querrías que te trataran a ti
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Re: Siguiendo la estela de Antonio

pablo de argentina
CONTENIDOS ELIMINADOS
El autor ha borrado este mensaje.
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Re: Siguiendo la estela de Antonio

Abadín
En respuesta a este mensaje publicado por Bihor
Gracias por la traducción, Fleischman.
Me recuerda una frase que oí en algún sitio: "La cantidad global de inteligencia humana es constante, pero la población aumenta".
Estoy un poco retirado del ordenador, por problemillas varios, pero veo que has cambiado de avatar, estás creciendo... Al final te acabará gustando el Quijote.