Darío, sólo puedes robar lo que el otro no quiere darte, así que conmigo lo llevas mal, porque desde ya puedes disponer libremente de lo que buenamente te parezca.
Es hora de devolver la llama a los dioses.
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En respuesta a este mensaje publicado por Camino a Gaia
Camino de Gaia:
En el escrito de arriba trataba de responder a una incipiente discusión sobre divulgación. En ese sentido te recuerdo que yo soy sólo y exclusivamente eso: divulgador. Me pillas acatarrado. Me extiendo más otro día. saludos
Es hora de devolver la llama a los dioses.
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En respuesta a este mensaje publicado por Mr Mindundi
Los dejo con un texto de Huxley: discurre sobre lo que es posible hacer y no hacer para mejorar el mundo ( Viejo muere el Cisne).
"—No es cosa fácil —dijo el señor Propter mientras volvían a la casa—; pero la cosa es que, fácil o no, está ahí, esperando que uno lo haga. Pero, con todo, Pedro, hay algo que puede hacerse. El señor Propter entró en la casa por un momento para apagar las luces, luego salió de nuevo al porche. Los tres juntos bajaron por el sendero hacia la calzada. Ante ellos la mole del castillo aparecía como una vasta silueta perforada accidentalmente por alguna que otra luz. —Algo es lo que puede hacerse —resumió el señor Propter— pero solamente con la condición de que uno sepa cuál es la naturaleza del mundo. Cuando uno sabe que el nivel estrictamente humano es el nivel del mal, no perderá el tiempo esforzándose por producir el bien en semejante nivel. El bien sólo se manifiesta en el plano animal y en el plano de la eternidad. Al saber esto, comprende uno que lo sumo que puede lograrse en el plano humano es simplemente preventivo. Se puede prevenir que la actividad puramente humana no se injiera demasiado en las manifestaciones del bien de los demás planos. Eso es todo. Pero los políticos desconocen la naturaleza de la realidad. Si no la desconocieran, no serían políticos. Reaccionarios o revolucionarios, todos son humanistas, todos románticos. Viven en un mundo de ilusión, un mundo que no es sino una proyección de su personalidad humana. Obran como sería pertinente que obraran si el mundo que imaginan existiera realmente. Pero desgraciadamente no existe más que en su imaginación. De aquí que nada de cuanto hacen sea apropiado para el mundo real. Sus acciones todas son acciones de orate, y todas ellas, y la historia está ahí para demostrarlo, son casi completamente desastrosas. Esto es por lo que toca a los románticos. Los realistas, los que han estudiado la naturaleza del mundo, saben que una actitud exclusivamente humanística para con la vida es siempre fatal, y que toda actividad estrictamente humana debe ser instrumental para el bien animal o del espíritu. Saben, por decirlo de otro modo, que la tarea pertinente al hombre consiste en dar al mundo humano seguridad para los animales y los espíritus. O tal vez —añadió volviéndose a Jeremías— quizás como inglés prefiera usted la frase de Lloyd George a la de Wilson: "Casa dispuesta para hogar de héroes", ¿no es así? Una casa dispuesta para los animales y los espíritus, para la fisiología y la conciencia desinteresada. Actualmente, si no me equivoco, es profundamente inadecuada. El mundo que nos hemos fabricado es un mundo de cuerpos enfermos, de personalidades dementes y criminales. ¿Cómo lograremos dar seguridad a este mundo para que podamos vivir en él como animales y como espíritus? Cuando nos sea dable responder a esta pregunta, habremos descubierto lo que hay que hacer. El señor Propter se detuvo en lo que parecía ser una especie de hornacina al borde del camino, abrió una puertecita de acero con una llave que llevaba consigo, y, tomando el auricular telefónico, anunció su presencia al portero invisible que había en alguna parte, al otro lado del foso. Continuaron su camino. —¿Cuáles son las cosas que restan seguridad al mundo para los animales y los espíritus? —continuó el señor Propter—. Evidentemente la avaricia y el temor, el ansia de poder, el odio, la ira... En aquel momento una luz deslumbradora les dio de lleno en el rostro y casi en el acto se apagó. —Dios santo, ¿qué es lo que?... —empezó a decir Jeremías. —No se preocupe —dijo Pedro—; quieren cerciorarse de que efectivamente somos nosotros y no una cuadrilla de forajidos. Es un reflector. —No es más que nuestro buen amigo Jo que manifiesta su personalidad —dijo el señor Propter cogiendo el brazo de Jeremías—. O, en otras palabras, que proclama ante el mundo que tiene miedo por haber sido avaricioso y dominante. Y ha sido avaricioso y dominante porque el sistema en que vivimos pone premio a esas cualidades. Nuestro problema consiste en hallar un sistema que permita las menos oportunidades posibles para que desgraciados semejantes a Jo Stoyte desenvuelvan sus potencialidades. El puente descendió cuando se acercaron al foso y ahora las planchas de que se componía resonaban a hueco bajo sus pies. —Usted quisiera el socialismo, Pedro —continuó el señor Propter—, pero el socialismo parece estar fatalmente destinado él la centralización y a la producción urbana en masa de tipo fijo en todos sus aspectos. Además, veo en él demasiadas ocasiones para mandar; demasiadas oportunidades para que la gente mandona manifieste su mandonería, y para que los indolentes se dejen llevar y se conviertan en esclavos. El rastrillo se elevó, las puertas se echaron atrás para recibirlos. —Si uno quiere asegurar el mundo para los animales y para los espíritus, ha de hallar un sistema que reduzca la cuantía de temor, de avaricia, de odio y de mandonería al mínimo. Lo que significa que se ha de contar con la bastante seguridad económica para librarse cuando menos de esa fuente de preocupaciones. La bastante responsabilidad personal para evitar que las personas se revuelquen en la pereza. Propiedades bastantes para protegerles de la mandonería de los ricos; mas no la suficiente para permitirles mandonear. Y lo mismo por lo que se refiere a derechos y autoridad política: lo bastante de los primeros para protección de los muchos, poco de lo segundo para dominación de los pocos. —Me suena como a campesinos —dijo Pedro con aire de duda. —Campesinos, amén de algunas pequeñas máquinas y energía para moverlas. Lo que quiere decir que dejan de ser campesinos en tanto que se bastan a sus necesidades. —¿Y quién hace las máquinas? ¿Otros campesinos? —No; los mismos que las hacen ahora. Lo que no pueda hacerse satisfactoriamente más que por métodos de producción en masa, evidentemente ha de continuar haciéndose de la misma manera. Una tercera parte de la producción total; a eso es a lo que parece ascender. Los otros dos tercios de la producción se obtienen con mayor economía en casa o en pequeños talleres. El problema práctico inmediato estriba en construir la técnica de la producción en pequeña escala. Actualmente todas las investigaciones tienden a descubrir nuevos campos de producción en masa. En la gruta ardía una hilera de cirios eléctricos de ocho metros, en perpetua adoración ante la Virgen. Encima, en el campo de tenis, el mayordomo segundo, dos doncellas y el jefe electricista, jugaban un partido de parejas mixtas a la luz de los arcos voltaicos. —¿Cree usted que la gente se avenga a dejar las ciudades para vivir, como usted nos dice, en pequeñas granjas? —¡Ah, ahora toca usted la cuestión, Pedro! —dijo el señor Propter con acento de aprobación—. Francamente, pues, no espero que dejen las ciudades más de lo que espero que abandonen las guerras o las revoluciones. Todo lo que espero es que, si hago lo que está de mi parte y lo que hago es razonablemente bueno, haya unas cuantas personas más que deseen colaborar conmigo. Nada más que eso. —Pero si no va usted a conseguir que le sigan sino unos cuantos, ¿qué valor tiene eso? ¿Por qué no intentar algo con las ciudades y las fábricas, teniendo en cuenta que es ahí donde la mayor parte de la gente permanecerá? ¿No será eso más práctico? —Eso depende de cómo se defina la palabra —dijo el señor Propter—. Por ejemplo, usted parece considerar práctico ayudar a una multitud para seguir una política que se sabe es fatal; pero que no es práctico ayudar a unos cuantos a seguir una política que hay razones para considerar saludable. No estoy de acuerdo con usted. —Pero la multitud está ahí. Algo hay que hacer con ella. —Algo hay que hacer con ella; pero al mismo tiempo, hay circunstancias en las que nada puede hacerse. Nada efectivo puede lograrse con nadie si él no se determina o es capaz de colaborar con uno en lo que es justo hacer. Por ejemplo, uno tiene que prestar auxilio a personas a quienes mata la malaria. Pero en la práctica no se les puede prestar auxilio alguno si se niegan a colocar gasa en las ventanas y se empeñan en pasear cerca de aguas estancadas al oscurecer. Exactamente sucede con las enfermedades del cuerpo político. Hay que auxiliar a las gentes cuando han de hacer frente a la guerra, a la ruina o a la esclavitud, cuando se encuentran bajo la amenaza de una revolución repentina o de la lenta degeneración. Hay que ayudarles. Pero el caso es, sin embargo, que no es posible hacerla si persisten en la conducta que diera lugar originalmente a la perturbación. Por ejemplo, no se puede proteger a la gente de los horrores de la guerra si no quieren renunciar a los placeres del nacionalismo. No se les puede salvar del alza y baja de valores mientras continúen pensando exclusivamente en el dinero y considerándolo como el supremo bien. No se puede evitar la revolución y el esclavizamiento mientras se empeñen en confundir el progreso con el incremento de centralización y la prosperidad con la intensificación de la producción en masa. No se les puede preservar de la locura colectiva y del suicidio mientras persistan en rendir honores divinos a ideales que no son sino meras proyecciones de la propia personalidad; es decir, si se empeñan en adorarse a sí mismos en vez de a Dios. Consideremos ahora los hechos verdaderos de la presente situación. Para nuestro fin los hechos más significativos son éstos: los habitantes de todos los países civilizados se encuentran amenazados; todos desean apasionadamente salvarse del desastre que les amaga; la enorme mayoría se niega a cambiar de manera de pensar, de sentir y de obrar que es causa y origen de su presente apuro. O, lo que es lo mismo, no se les puede prestar ayuda porque no se encuentran dispuestos a colaborar con quien, queriendo ayudarles, les proponga un procedimiento de acción racional y positivo. En tales circunstancias, ¿qué habrá de hacer el presunto auxiliador? —Preciso es que haga algo —dijo Pedro. —¿Aun cuando con ello acelere el proceso de destrucción? —el señor Propter sonrió tristemente—. Hacer sólo por hacer —continuó—. Yo prefiero a Oscar Wilde. El arte malo no produce tanto mal como la desconsiderada acción política. Para hacer bien en la más íntima escala se requiere más inteligencia de la que poseen la mayoría de las gentes. Habrían de contentarse con evitar el daño; es más fácil y no tiene los terribles resultados que tiene procurar hacer el bien por caminos equivocados. Cruzarse de brazos y tener buenos modales sirve de mucho más, en la mayoría de los casos, que precipitarse de un lado para otro con buenas intenciones, arreglando el mundo. Inundada de luz, la ninfa de Giambologna seguía aún borbotando agua infatigablemente contra el fondo de terciopelo de la oscuridad. La electricidad y la escultura, iba pensando Jeremías al mirarla, predestinados compañeros. ¡Qué de cosas no habría hecho el viejo Bernini de haber tenido una batería de proyectores! ¡Qué de pasmosas luces, qué riqueza de fantásticas sombras! ¡Místicas en erotismo, ángeles conglobados, rehilantes esqueletos surgiendo de las tumbas papales como cohetes, santos arrastrados por el huracán de sus colgantes ropajes, los marmóreos rizos al viento! ¡Qué divertido! ¡Qué esplendoroso! ¡Magnífico énfasis de autoparodia! ¡Asombrosa belleza que produce vértigo! ¡Enormidad del mal gusto! ¡Y qué lástima que aquel hombre hubiera de haberse contentado con la luz del día y las velas de sebo! —No —iba diciendo el señor Propter, en contestación a una pregunta de protesta del joven—, no; ciertamente que yo no aconsejaría su abandono. Yo aconsejaría la constante reiteración de las verdades que se les han repetido una y otra vez durante los últimos tres mil años. Y en los intervalos seguiría con el trabajo activo sobre la técnica de un sistema mejor, y colaboraría con los pocos que comprenden cuál es el sistema y se encuentran dispuestos a pagar el precio de su realización. Digamos de paso que el precio, valorado en términos humanos, es enormemente elevado. Aunque, desde luego, muy inferior al que la naturaleza de las cosas demanda de quienes persisten en portarse según el modelo humano general y corriente. Muy inferior al precio de la guerra, por ejemplo; especialmente la guerra con las armas contemporáneas. Muy inferior al precio de la depresión económica y del esclavizamiento político. —Y ¿qué es lo que sucede? —preguntó Jeremías con su voz aflautada—, ¿qué sucede cuando se ha pasado la guerra? ¿Será mucho mejor la situación de los pocos que la de los muchos? —Por singular que parezca —respondió el señor Propter— hay una probabilidad de que lo sea. La razón es la siguiente: si han aprendido la técnica de bastarse a sí mismos, les será más hacedero sobrevivir durante la anarquía que a aquellos cuya vida depende de la organización superiormente centralizada y especializada. No es posible obrar en pro del bien sin prepararse, al paso, para lo peor."
Ahora tiro yo , porque me toca. (El Indio Solari)
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En respuesta a este mensaje publicado por JavierPerez
Con frecuencia, es mas fácil llegar a la verdad a través de la sinceridad que de la argumentación. Me explico. Hace tiempo hablé con una persona conocida sobre el problema y las consecuencias del pico del petróleo. Con toda franqueza me dijo. "Si es así de malo y no puedo hacer nada, no quiero saberlo." Tras una primera sensación de incomodidad y tras un razonamiento usando el mas puro sentido común llegué a la conclusión de que es muy difícil que alguien comprenda algo, cuando no quiere comprenderlo. Dicho de otro modo, a veces las estrategias de divulgación fracasan, no porque las personas tengan algún tipo de falla en su coeficiente intelectual, sino porque hay verdades que no desean aceptar o conocer y dan un paso atrás en cuanto empiezan a intuir adónde les llevaría aceptar un razonamiento. Se me ocurre pensar que las emociones mas comunes que empujan este comportamiento son el miedo y la esperanza. Ambas nos proveen de expectativas y de estrategias para la supervivencia en diferentes contextos. Pienso, por ejemplo, en la crisis del 29, cuando los banqueros arruinados se suicidaban arrojándose por la ventana. ¿Temían acaso por su vida? Extraña manera de demostrarlo arrojándose al vacío. En realidad era miedo a ser pobres, a que alguien los mirara como ellos habían mirado, al reflejo de su conducta. Miedo a la pérdida del estatus social. Quizá haya algo de eso en el mundo del peakoil. Han sido demasiados chistes a costa del de la boina, demasiadas chanzas a costa de los comeflores, demasiado condenar al ostracismo a los indígenas, demasiado exterminar a las tribus de las tierras del fuego. Y decir que después de todo no estaban tan equivocados, ni nosotros tan acertados. Pero reconocer un error, sería casi como pedir disculpas y ¡hasta ahí podíamos llegar!. Que la Naturaleza tiene límites pero el orgullo no los conoce. ¿No podría estar ahí buena parte de nuestro bloqueo, de nuestra incapacidad para aceptar lo evidente? ¿Que pasaría si lo evidente fuera que podemos hacer algo? |
Muy interesante ¿porqué no se acepta esto del peak oil? Creo que hay personas que lo aceptan pero que siguen con sus vidas mientras puedan y creo que piensan que cuando no haya más remedio cambiarán.
No es tan raro este pensamiento para alguien como yo que he dejado y sigo dejando tareas para más adelante durante toda mi vida. Estudiar para el examen el último día, redactar un trabajo el día de antes al fin de la entrega, ahora con proyectos siempre me pilla la convocatoria sin tenerlo terminado. etc etc. No me extraña que haya muchos que digan lo mismo con respecto al Peak Oil, algo como: ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a ese río. Pero… ay, ay. Ya hemos llegado al río, no hay puente ni barcos ni los estamos construyendo a suficiente velocidad. Colapso es la conclusión. En cuanto a la discusión de la paradoja de Jevons he aprendido en este hilo que unas veces se aplica mejor que en otras, que hay espacio para la esperanza y que cada gota de petróleo usada en una dirección que amortigüe el colapso energético es una gota que se escapa de alguna manera a la paradoja de Jevons, y que se escape o no es una gota bien usada. |
En respuesta a este mensaje publicado por Camino a Gaia
Camino de Gaia:
Sobre las razones del suicidio se han escrito montañas de artículos, y no creo que vayamos a dar con ellas. Supongo que los que se lanzaron al vacío tenían las suyas, y supongo que no eran para nada coincidentes. Unos lo hicieron pro miedo a la pobreza y otros por miedo a su suegra... No sé. En el mundo del peak oil, a mi entender, hay mucho de lo que dice Alfils, y que es totalmente humano: YA VEREMOS Las personas, en general, se mueven en su horizonte temporal y a la mayoría le preocupa más hacerse viejo que el peak oil, porque resulta que lo primero es real y lo segundo ya se verá. A la gente le preocupa más que su pareja se vaya con otro que la falta de petróleo. Porque es su problema, es conocido, es real, lo ha visto en otros y sabe que le puede pasar. Si lo que le pides a la gente es que empiece a vivir peor hoy por lo que pueda pasar mañana estaremos una vez más ante el tema de la mortificación de la carne y la penitencia para ganar la vida eterna. Y no, ya ves que las religiones no están por aquí en su mejor momento. Esa es la dificulta que tenemos los divulgadores: que no queremos ser misioneros de un dios laico, pero a veces nos encontramos con que lo somos, a cuestas con nuestros dogmas, llamando soberbios a los que no creen, o llamándoles herejes. En ese sentido, tanto da la religión del siglo X y su milenarismo como la ciencia de hoy. ¡¡¡Arrepentíos, porque el fin está cerca!!! Eso es lo que oye la gente. Y nos pongamos como nos pongamos, estamos diciendo eso. Lo que más nos cuesta entender a los divulgadores es que la ciencia se la trae a la gente al fresco, tanto y más que la religión. El ciudadano medio de hoy se pasa por el forro, y a la vez, las penas del Infierno y las del cambio climático y el chaval al que te diriges se ríe de ti (y de mí) lo mismo si le dices que no se toque que si le dices que no consuma. ¿Habrá Infierno? Ya se verá. ¿Habrá Peak Oil? Ya se verá. En este punto es en el que algunos responden que no se puede comparar la fe con la ciencia, y yo te digo que sí, que se pueden comparar, que en divulgación se DEBEN comparar, porque la realidad objetiva, si existe, no le importa a nadie y manejamos sólo realidad percibida. ¿Y cual es la diferencia de percepción para el ciudadano medio entre lo uno y lo otro? Ninguna, y ahí es donde estamos jodidos. La soberbia de la que hablas, de que todo es mejor que reconocer un error, es un argumento tan viejo como el Tribunal de la Inquisición. Estaban los fieles, los herejes y los relapsos, y los relapsos lo eran siempre por soberbia. ¿O te crees que es nuevo? El argumentario no varía. Orgullo y no sé qué. Para orgullo, el que manejamos los que hablamos de este tema pretendiendo influir en la vida de los demás sin que nos hayan preguntado. ¿O no? Para orgullo, el de los predicadores que tienen las llaves del Cielo y administran sus bulas, su perdón de los pecados o su condescendencia con el pobre equivocado que no quiere cultivar berzas todavía. Se han hecho muchos chistes a costa de la boina (yo nací con una puesta, negra y con rabito, y me toca joderme), muchos a coste de los comeflores (yo mismo los hago y los seguiré haciendo) y mucha condena al ostracismo a no sé que indígenas de no sé dónde, que sobreviven pro la fuerza de nuestras leyes protectoras, no por la suya, pero nadie se va a plantear nunca quién estaba equivocado. Ni de broma. En mi terreno, que es la boina, ya lo veo a día de hoy: los que regresan al campo después de sufrir la miseria y el desempleo urbanos, no regresan diciendo que estaban equivocados y que su abuelo tenía razón. Regresan cagándose en todo, y renunciando a sus costumbres urbanas por la fuerza, con el deseo en la frente de regresar a su piso de 40 metros cuadrados a la menor ocasión. La miseria nunca aportó humildad. La pobreza nunca fue una condición moral, y el regreso no significa para esa gente ni na cura de humildad ni un crecimiento ético. Lo evidente, para la mayor parte de la gente que conozco, es que si podemos hacer algo es mejor hacerlo cuando no haya más remedio. Porque pasarlo mal cuando no hay necesidad es de imbéciles. Eso es lo evidente, y sácalos de ahí. ¡Buena suerte! P.D: Como muestra, aquí te va un botón. En este mismo foro, de gente ya concienciada, está este hilo: http://foro-crashoil.2321837.n4.nabble.com/post-el-paso-del-tiempo-de-AMT-tp11529.html;cid=1415008625462-66 Echa un vistazo a lo que dice la gente y me cuentas...
Es hora de devolver la llama a los dioses.
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Javier Perez: Sobre las razones del suicidio se han escrito montañas de artículos, y no creo que vayamos a dar con ellas. Supongo que los que se lanzaron al vacío tenían las suyas, y supongo que no eran para nada coincidentes.
Camino a Gaia: Estamos de acuerdo en que la correlación entre ricos arruinados que se suicidan y el momento en que se ven abocados al nuevo estatus social es una prueba puramente circunstancial. En la ciencia, estas relaciones estadísticas tienen cierta relevancia. Javier Perez: ...Lo que más nos cuesta entender a los divulgadores es que la ciencia se la trae a la gente al fresco, tanto y más que la religión... En este punto es en el que algunos responden que no se puede comparar la fe con la ciencia, y yo te digo que sí, que se pueden comparar, que en divulgación se DEBEN comparar, porque la realidad objetiva, si existe, no le importa a nadie y manejamos sólo realidad percibida. Camino a Gaia: Estoy completamente de acuerdo en que se puede y debe comparar la fe con la ciencia... y no tanto en el aspecto académico, aunque también, sino en la percepción de la gente sobre el asunto. De hecho, recuerdo una estadística reciente que decía que la mayoría de los españoles CREÍA en la ciencia. Pero llegamos un poco tarde, la neurociencia lleva bastante tiempo indagando sobre el tema y el neuromarketing dándole una aplicación práctica. No me considero divulgador, pero si usuario de la divulgación. Hace ya bastantes años un par editoriales lanzaron sendas colecciones de divulgación científica. Me suscribí. Todos los temas. Cien libros por colección. No me los leí todos pero tocaban todos los palos. Y aprendí, pero sobre todo aquel revuelto de títulos me dio una cierta visión de conjunto. Para algo tendría que servir el desorden. Tenemos alguna idea de como funciona el cerebro, pero lo que sabemos no solo afecta al cerebro de los demás sino también al nuestro. Así que la introspección a veces resulta útil, sobre todo cuando los cerebros ajenos no se prestan a que husmeemos en sus adentros. Pero la realidad objetiva sí existe, el problema es que nuestro cerebro no puede percibirla, procesarla ni memorizarla toda. Así que su mayor trabajo consiste en descartar información intentando seleccionar aquella que podría resultar útil. Por eso los prejuicios cognitivos mas abundantes y frecuentes son tomar el todo por las partes o las partes por el todo. Nuestra mente no busca la verdad con mayúscula sino crear un modelo de realidad que permitan la supervivencia. En ese modelo el cerebro debe asignar las respuestas emocionales de modo coherente, porque además de en un entorno físico se desenvuelve en un entorno social. Somos intrínsecamente subjetivos. Solo cuando lo reconocemos damos el primer paso hacia la objetividad. Nos podemos reír de la religión o de la infinidad de comovisiones de otras culturas, que ya se encarga de estudiar la antropología, porque partimos de la premisa de que no somos una cultura somos LA cultura. Ahí tenemos uno de los prejuicios culturales mas extendidos, presentes por cierto en casi todas las culturas: no somos TODA la cultura. Javier Perez: En mi terreno, que es la boina, ya lo veo a día de hoy: los que regresan al campo después de sufrir la miseria y el desempleo urbanos, no regresan diciendo que estaban equivocados y que su abuelo tenía razón. Regresan cagándose en todo, y renunciando a sus costumbres urbanas por la fuerza, con el deseo en la frente de regresar a su piso de 40 metros cuadrados a la menor ocasión. Camino a Gaia: En mi terreno la gente sigue viniendo en plan de turismo rural. Una opción mas barata que antiguos destinos mas exóticos. En plan de trabajo no hay nada que hacer mientras no cambie la distribución de la tierra. No es zona agrícola. Hay algo de ganadería que colapsará en cuanto los piensos sigan aumentando de precio y al final el sistema no sea viable. El resto son grandes fincas dedicadas a la caza para solaz de las clases pudientes. No sé lo que ocurrirá cuando empiecen a regresar los de la ciudad. Pero si recuerdo el proceso de emigración del campo a la ciudad. Fue algo traumático para los que se fueron y los que quedaron. Hay gente que ha muerto sin llegar a adaptarse nunca al entorno urbano, por muchas comodidades que tuvieran y por muchos esclavos energéticos que pudieran disponer para su servicio. Dejaron la espaciosa casa con solar por un piso de 40 metros cuadrados y donde al final muchos se adaptaron y traen a sus hijos intentando despegarlos de la wii. Supongo que para muchos resultará tremendamente embarazoso llegar en calidad de desplazados y no de turistas. Quiero decir con esto que hay cosas que nos hacen sufrir, y aunque el sufrimiento es real, tiene un fuerte componente subjetivo y de resistencia de nuestra mente a adaptarse a los cambios. Javier Perez: La miseria nunca aportó humildad. La pobreza nunca fue una condición moral,... Camino a Gaia: Hay un hecho de mi infancia que aún recuerdo con especial intensidad. Supongo por ello que tuvo una especial relevancia, de hecho ha sido así, en mi posterior visión del mundo y la sociedad. No usábamos entonces eufemismos para llamar amos a los amos. En todo caso señoritos. Véase la película "Los santos inocentes" si se quiere tener una idea aproximada del entorno social. Además de las consabidas monterías, en tiempos de la berrea del ciervo se daba un tipo de cacería selectiva de los ejemplares de cuernas mas espectaculares, pocos entre los ricos podían permitirse ese privilegio. Era habitual que alguno de estos cazadores pasara por el cortijo. Por algún comentario de uno de ellos mi padre nos avisó que llegaría "muerto de sed" pues no había traído agua y ya andaba quejoso. Mi madre preparó el mejor de sus vasos y nos mandó a por agua, a la fuente. Había que recorrer mas de un kilómetro, y rápido, para que el agua llegara fresca. Tras el esfuerzo esperamos expectantes la llegada del señorito. Cuando llegó, y tras algunos saludos de rigor que diré corteses, rechazó el agua que mi madre le ofrecía. Tras su marcha y mi extrañeza, mi madre me explicó el motivo algo resentida: "capaz de morirse de sed antes que beber nuestra agua". Y no se por qué pero yo me sentí mejor. Y no digo mas contento ni mas feliz. Sin haber cumplido los diez años me sentí mejor que aquel tipo, representante del mas alto estatus social que yo conocía. De alguna forma, aquel acontecimiento, me mostró que hay una miseria en el tener y que mediante la ostentación nos dejaban bien claro. Pero en mi mente se abrió camino la idea de que había otra miseria en el ser. Y no. No fue que me sentara bajo la higuera de la iluminación y me cayera la breva del nirvana. Es que es mas fácil encontrar la salida cuando se van cerrando todas las puertas y al final solo queda una. Pero debes pasar el umbral antes de que esa también se cierre. Casi para cualquier especie social, la posición y el estatus es algo sumamente importante, pues en buena medida condicionan no solo la supervivencia del individuo sino la supervivencia de la prole. Y la especie humana no es ajena a ello. Pero como muestra la antropología no hay un referente objetivo. En buena parte de las culturas tribales, el estatus social lo otorga el ser, la experiencia, el conocimiento. De todas formas, si quieres darle una expresión científica, puedes llamarlo evolución. Si ya no podemos progresar en lo cuantitavo (lo que tenemos), solo podremos hacerlo en lo cualitativo (lo que somos). Y lo que somos tendrá que ver cada vez menos con lo que tenemos y mas con lo que hacemos. |
En respuesta a este mensaje publicado por Parroquiano
En mi opinión, una de las carencias de la mayoría de los análisis históricos y políticos es que, aunque incluyen muchas valoraciones morales sobre la esencia del ser humano, apenas dejan referencias sobre el entorno físico y ecológico en el que se encuentran inmersas. Parten de un antropocentrismo que en ocasiones resulta farragoso y verborreico, porque al intentar suplir estas carencias atribuyen al ser humano un protagonismo dudoso en el funcionamiento de la Naturaleza, llegando a acusar al vecino de haber provocado la tormenta. Supongo que sería procedente antes de hacer consideraciones sobre el bien y el mal de las cosas hacerse una pregunta sencilla: ¿Por qué morimos? A esta pregunta sencilla también podríamos dar una respuesta sencilla: Para hacer sitio. Tenemos afición a la épica, a construir relatos con palabras cada vez mas solemnes, a las que el mucho pedestal ya no consigue añadir sustancia y solo las aleja de su base real. De todo el texto de Huxley me quedo con la última frase: Por singular que parezca —respondió el señor Propter— hay una probabilidad de que lo sea. La razón es la siguiente: si han aprendido la técnica de bastarse a sí mismos, les será más hacedero sobrevivir durante la anarquía que a aquellos cuya vida depende de la organización superiormente centralizada y especializada. No es posible obrar en pro del bien sin prepararse, al paso, para lo peor. Nadie se basta a sí mismo. Nadie sobrevive. Da igual al sitio donde te vayas intentando sobrevivir a tu modo de vida. En pocos años, da igual el lugar, envejecerás y terminarás muriendo. Puede que solo estés eligiendo el modo de agonizar no el modo de vivir. Sobrevivir en el sentido genético implica no solo conseguir criar a los hijos, sino también que la cantidad de individuos sea suficiente para para que la endogamia no acabe degenerando la población. Eso sugiere poblaciones no muy grandes y diseminadas. No me preocuparía por las distopías cuyas necesidades energéticas las sitúan fuera de los marcos de lo posible. La era de la energía abundante ha supuesto la posibilidad de bastarnos a nosotros mismos. Usar nuestro propio coche y no un transporte común. La pérdida de energía brusca supondrá una caída también brusca de nuestros grados de libertad, de los lugares adonde podemos ir o quedarnos, del momento en que podamos hacer una cosa, de las cosas que podemos o no podemos hacer. Pero puesto que estamos rodeados de otras personas a las que nuestro consumo resta posibilidades, la sensación de que en realidad es "el otro" la causa de nuestros males nos lleva a la confrontación social. Puede ser por tanto determinante en los procesos sociales y políticos venideros, que enfoquemos nuestros sentimientos mas negativos y destructivos en la lucha contra el enemigo común. |
En respuesta a este mensaje publicado por Alfis
Esa es la idea. Porque la transición necesitará energía y esa energía solo puede provenir de la que ya tenemos. Una de las cosas por la que no hacemos nada es que no tenemos un plan real de acción. No tenemos un objetivo al que dirigirnos. Pero ¿cómo hacer un plan que sirva a lo largo de toda la dinámica de contracción de los marcos de lo posible? Porque siempre será algo complicado que dependerá del momento, del lugar y la situación política y social. Pero que cualquier plan de acción sea a complejo eso no significa que no podamos expresarlo de forma sencilla. De hecho creo que podría resumirse en tres palabras: AUMENTA LA TRE |
En respuesta a este mensaje publicado por Camino a Gaia
La soberbia por transcender.
Y la miseria del transcender a través del tener. |
En respuesta a este mensaje publicado por Camino a Gaia
Y aumentar nuestra resilencia.
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En respuesta a este mensaje publicado por Rafael Romero
Hay una frase que no es mía (en realidad me siento responsable de lo que escribo, pero me parece absurdo sentirme propietario) y que resume lo que para mí significa la trascendencia: "Quien planta árboles a cuya sombra sabe que jamás habrá de sentarse, ha comprendido el sentido de la vida" Trascender es en cierta forma, ir mas allá de la propia existencia. La creencia en otra vida nos permite mantener la supervivencia del ego. Si prescindimos de esa creencia aceptamos la disolución de nuestro ego. No podemos trascender entonces de otra manera que mediante nuestros actos, manteniendo las expectativas a largo plazo incluyendo en ellas la preocupación y responsabilidad por las generaciones venideras. Preocupados también por el equilibrio planetario de la biosfera de la que dependemos. |
En respuesta a este mensaje publicado por Rafael Romero
Si. La cuestión es que si quieres aumentar tu resiliencia tendrás que aumentar la TRE. Por otro lado este es un concepto físico que puede medirse. Veamos. La energía y la TRE son conceptos físicos objetivos y objetivables. La crisis energética deriva de un problema de escasez de energía y recursos. Las leyes físicas que rigen los procesos energéticos y explican el por qué de nuestros problemas, son las leyes de la termodinámica, objetivas y objetivables. Las cosas que podemos o no podemos hacer, los marcos de lo posible están delimitados por estas leyes. Esto nos permite abandonar el antropocentrismo. En un futuro, tras el agotamiento de los combustibles fósiles solo nos quedaran las energías y recursos renovables, pocos o muchos será lo que tengamos. Pero en realidad lo importante será la energía neta disponible para la sociedad, que dependerá de la eficiencia en el consumo que nunca será del cien por cien, y de la eficacia en la obtención que dependerá de la TRE. La TRE es sin embargo mucho mas flexible. Si la TRE alimentaria ha pasado de 40 a 0,1, (ha descendido en un valor de 400) no hay ninguna ley física que impida volver a multiplicarla por el mismo factor. Eso implicaría un cambio radical en nuestro modelo, pero tendríamos una referencia física sobre los pasos a seguir para conseguirlo. |
En respuesta a este mensaje publicado por Camino a Gaia
A ver si lo de los suicidios es un mito. Se suicidan unos pocos en realidad, pero el cuento decadas despues es como si la ciudad se hubiera teñido de rojo.
http://www.slate.com/articles/news_and_politics/explainer/2008/09/wall_street_suicides.html |
En respuesta a este mensaje publicado por Camino a Gaia
Camino de Gaia:
Acabo de leer tu disertación y tu historia sobre el tipo aquel que no bebía agua, y todo lo que cuentas de los señoritos, las monterías y los terrenos para la caza y me he encontrado de frente con el viejo problema español. Yo soy del Norte, zamorano por más señas y leonés de toda la vida. Aquí no hay terrenos para monterías. Aquí no hay jornaleros. Aquí habrá caciques, como en todos lados, pero no hay señoritos. Aquí cada labrador tiene su tierra, es suya y mal o bien vive de ella. Aquí somos todos propietarios de lo nuestro y no corremos 1 Km a por agua ni para Jesucristo santo. Aquí el rico del pueblo le dice a alguien "haz esto" y tiene todas las papeletas para escuchar un "hazlo tú". En serio. Esta enorme diferencia, como ya sabes, tuvo sus consecuencias en nuestra Guerra Civil y las diferencias de percepción de la realidad se mantienen. Aquí no le hables a nadie de colectivizar nada, porque te corre a pedradas. Mi hambre es mía, es un dicho plenamente leonés. Y no digo que sea correcto: simplemente te cuento la diferencia que hay entre tu tierra y la mía.
Es hora de devolver la llama a los dioses.
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Es por eso que los contextos son tan importantes y no habrá una transición sino una infinidad de transiciones. También es por eso que cuando intercambiamos puntos de vista resulta tan interesante hacerlo con quien no los comparte, o al menos con quien mantenemos algunas discrepancias. Porque lo que se ve desde un lado no se ve desde otro y se iluminan los ángulos muertos que cada cual tenga. Este hilo no hubiera durado dos comentarios si desde el principio hubiéramos estado encantarnos de habernos conocido, nos hubiésemos dado las consabidas palmadas en la espalda e intercambiado frases de aprobación. Buena parte de lo que he escrito, no ha sido tanto el fruto de lo que ya sabía sino de lo que he ido aprendiendo. Así que gracias por la conversación porque reconozco haberme aprovechado de tu ímpetu dialéctico. Ya está. No nos pongamos empalagosos ahora. |
En respuesta a este mensaje publicado por Anónimo
La referencia a estos suicidios tenía la finalidad de entresacar los motivos. Entre ellos destacar la relevancia del miedo a la pobreza y a la pérdida del estatus social, que evidentemente también estarían presentes en personas que no se suicidaron, pues su supervivencia no estaba en juego. Traducción:...El Gran Crash de 1929 y, en menor medida, la crisis de 1987, dio lugar a que algunas personas se suicidaran. Pero en casi todos los casos, el fallecido había sufrido una pérdida importante cuando el mercado se derrumbó... No sé en otros países, pero en España la actual crisis ha llevado a gran número de suicidios relacionados con los desahucios, algunos de ellos con repercusión mediática y otros, ahogados en el silencio informativo que imponía vender "La marca España". En mi opinión esto ha tenido que ver con la mutación del liberalismo que padecemos en su diligencia por la "socialización de las pérdidas" que se ha traducido en tomar ingentes cantidades de dinero público para salvar a los bancos y con ello a los inversores. En España no existe la dación en pago, por lo que los desahuciados quedan además, endeudados con el banco de por vida. Las familias pierden sus casas pero mantienen una deuda que jamás podrán pagar. Vivimos así una forma de comunismo capitalista que generalmente llamamos la ley del embudo que aboca a unas tremendas desigualdades económicas y tensiones sociales que mas pronto que tarde estallarán. |
En respuesta a este mensaje publicado por Camino a Gaia
La resilencia empieza por el individuo y cuando este está en paz puede mirar a su alrededor, analizar, planificar y colaborar en establecer nuevos modelos con la energía que esté disponible.
Puedes aumentar tu resilencia estudiando como mejorar la TRE de la energía disponible, pero si no te has preparado para afrontar el cambio, las situaciones adversas del futuro, por mucha energía que haya a tu alrededor, difícilmente estarás preparado para aprovecharla, menos aun para aprovecharla eficientemente para obtener su máxima TRE. |
En respuesta a este mensaje publicado por Camino a Gaia
Creo que tu frase de cabecera es de un poema del poeta místico sufí RUMI (Yalal ad-Din Muhammad Rumi), aunque la haya recogido después otros filósofos y psicólogos entre ellos Clarissa Pinkola Estés.
En esa transcendencia no hay soberbia. |
En respuesta a este mensaje publicado por Rafael Romero
Estoy de acuerdo. Creo que ambos conceptos son complementarios. La resiliencia puede servir a quien ya dispone de ella para encontrar la forma mas sensata de adaptarse a los cambios. Y a quien tiene una mente mas positivista una referencia física y termodinámica puede ayudarle a aumentar su resiliencia en medio de tanta confusión. También la misma sociedad debe recorrer este camino en la transición a otro paradigma económico y cosmovisión menos antropocentrista. No sobran pues las aportaciones.
PD: Gracias por decirme la autoría del aforismo. Yo lo asociaba al escrito "Mujeres que corren con lobos" aunque en otro sitios se lo presenta como un dicho japonés. Yo lo he cambiado un poco para condensarlo aún mas y eliminar la distinción de género. Un saludo |
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