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Últimamente he probado en mis propias carnes los intentos más deseperados de los políticos (en mi caso, locales) de rebañar hasta el último céntimo, incluso recurriendo al engaño y la amenaza velada. La desesperación es brutal.
La respuesta es la clásica al sur de los Pirineos, un aumento exponencial, cada vez más claro, evidente, y violento, del mercado negro. Cambalaches, trueques, intercambios, facturas y trabajos 'en B', favor por favor, bolsas de horas y trabajos, inventiva varia. Pagos en efectivo y en monedas sociales/locales, aunque estas últimas no tardarán es ser fiscalizadas, incluso con facilidad.
Está visto que de esto, los políticos saben un rato, o mejor dicho, un Rato. O un Bárcenas, por ejemplo.
Lo que se está viviendo, especialmente en aquellas áreas más periféricas o localizadas, donde la crisis ha golpeado con más fuerza, donde ya se está encaminando la demembración de la sociedad industrial y el decrecimiento, es una 'guerra' entre los poderes públicos intentando conseguir dinero, y la 'sociedad', intentando sobrevivir de su trabajo sin que se lo quite nadie. Es el revivir del ganarse el pan con el sudor de tu frente (el pueblo) contra los que se lo ganan con el sudor del de enfrente (los políticos).
Cambiando de tema, efectivamente la obligación de pagar los impuestos en una moneda concreta es lo que hizo que la gente que vivía del campo acabase por malvender para poder pagar. Tengo un estudio que así lo explica, muy detalladamente. Y es el mismo truco por el cual la moneda social sólo puede aguantarse si cuenta con el apoyo del gobierno local y ninguna injerencia de algún estamento superior.
Todo esto está llevando a una tensión social muy grande, especialmente en esas áreas deprimidas, a tres niveles: el pueblo (literalmente, pues son centros de escasa población, donde el porcentaje de 'mantenidos' es muy elevado), el gobierno local (los 'mantenidos'), vistos como la representación 'en directo' de la tercera y peor parte, el gobierno de niveles superiores (consejos comarcales, gobiernos autonómicos, gobierno central y europeo), considerado la casta extractiva, la que baja espectacularmente el TRE a ojos del pueblo.
Eso pone a los políticos locales en medio de un fuego cruzado, y que de momento sólo se libran de esta tensión en las cercanías de grandes urbes, centros donde aún hay trabajo, dinero, energía por consumir (aunque sea de la embebida), y donde residen generalmente, las capas superiores de gobierno. Es decir, sólo las capitales (grandes), se están escapando (de momento) de esta tensión creciente a tres niveles, y redirigiendo dicha tensión hacia peleas intestinas a niveles superiores (entre gobiernos autonómicos y de diferentes países de la uinón europea) como cortinas de humo, pues suele ser ahí donde están y se centran los medios de manipulación de masas.
Es cuestión de tiempo que las cosas hagan Pluf: tarde o temprano, diferentes partes, se irán declarando en quiebra del gobierno de turno. Ya lo han hecho algunos ayuntamientos, no sólo en España (Detroit, por ejemplo), y poco a poco, lo irán haciendo comunidades autónomas y paises enteros (como Grecia). Será entonces cuando los políticos y gobiernos vayan saltando por los aires y se acabe con una federalización a nivel de pueblos y pequeñas ciudades.
Por supuesto, todo esto va por barrios. Literalmente.
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Cerrado
