Post: Diálogos con Pedro: Los Hijos del Mar. (AMT)

[Raquel]

Si hay que llamar a las cosas por su nombre entonces a la publicidad se la habría de llamar sexo implícito, felicidad superflua, libertad encajonada .

[Astrolabio]

Por supuesto, para que funcione la obsolescencia programada todos los fabricantes deben ponerse de acuerdo para hacer lo mismo, y eso es justamente lo que se hace al enseñar la obsolescencia como parte del diseño del producto en las carreras de mercadotecnia y de diseño industrial.

Si todos los productos están diseñados para que  caduquen pronto, no hay libertad para decidir, el consumidor está esclavizado.

Declaraste que estás en la industria de la electrónica, tienes un conflicto de interés.

Si tu y personas como tu no pueden imaginarse un capitalismo sin obssolescencia programada ( lo que es ignorancia pues esta tendencia es una aparición relativamente tardia, revisa las ideas de Bauman sobre la modernidad sólida, la modernidad líquida y la sociedad de conusmo) entonces el problema del agotamiento de los recursos, como el energetico, es agravado por el capitalismo.

Si la humanidad ha de sobrevivir el capitalismo debe desaparecer.

[Fleischman]

[Astrolabio]

ASi que, ¿piensas que la fisica de semiconductores no está basada en la mecánica cuántica solo por que son mayores que un electrón? Debes estudiar más.

El ruido cuántico es un aspecto a considerar en todo aparato electronico con semiconductores.
Tambien la mecanica cuantica explica el comportamiento de la luz, el funcionamiento de las fibras ópticas, el fuego, lo que ocurre cuando una estrella muere; la mecánica cuántica explica fenómenos macroscópicos qjue otras teorías fisicas no pueden.

[Fleischman]

Como he puesto ya alguna vez, yo sigo usando (es un decir, casi no veo la tele) la tele de tubo (la típica SONY de media tonelada, cuando pongan en el media markt lo de "euros por kilo" me voy a forrar), el vídeo VHS, el equipo de música de los 80 (no conservo el tocadiscos porque se lo llevó mi hermano, que si no, ahí seguiría), ordenadores con windows XP (para conectarme a interné) y windows98 (actualizado desde un windows95, para grabar CDs de música para el coche), un móvil de esos que si se te cae al suelo se rompe el suelo... y la ropa que uso es en su mayoría heredada de mis hermanos (ha pasado de moda y ha vuelto a estarlo varias veces).

Si algún día entran en mi casa a robar, se llevarán las cosas para venderlas como "vintage". Eso si entran varios como para poder llevarse la tele...

Eso de que la sociedad nos obliga a estar todo el día en el Zara no vale para los frikis. En mi vida he comprado algo en Ikea, y nadie me obliga. El que guste de estar todo el día comprando, pues mejor para él.

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Los conflictos que tenemos en mi empresa son justo los contrarios: intentar mejorar los MTBFs para que los equipos no estén fallando continuamente. El día que lo consigamos y el jefe de posventa esté mano sobre mano en lugar de al borde del suicidio, ya te cuento si caemos en la tentación.

[Crates]

Eso de que la sociedad nos obliga a estar todo el día en el Zara no vale para los frikis

Buen punto.
Aquí se nos llena la boca con la crítica al poder, pero se nos olvida la pieza clave que es la crítica a la naturaleza humana. Así nada se puede entender ni por lo tanto corregir. Esto ha sido el error histórico de los socialismos.

[Parroquiano]

diablos, el hilo mas interesante de los últimos tiempos - desde mis intereses, claro- y yo lleno de demandas  

[Astrolabio]

No tengo forma de verificar lo que dices de tu propia vida.

El problema con la obsolescencia programada es que si conscientemente le vendes algo a alguien ´para ganar dinero, sabiendo que no lo necesita, y que tu no lo haces en tu propia vida, es un comportamiento tipico de un estafador.

Raquel menciona un punto importante, la publicidad no vende un producto por el producto en si, sino ligandolo a algun deseo de la población que lo hagan atractivo. LA mercadotecnia hace referencia siempre a la psicologia de la población y se aprovecha de las deficiencias emocionales.

En este momento tenemos miles de millones que desde que nacen han sido bombardeados por publicidad, moldeando su forma de pensar, sus deseos y estilos de vida. ¿existe ahí libertad?

[Astrolabio]

http://www.nexos.com.mx/?p=27227
Habría que aprender a desconfiar de todo concepto que pretenda tener una aplicación universal, dado que su función debería ser la de ayudarnos a distinguir con precisión fenómenos en apariencia similares en vez de subsumir todo lo existente en categorías tan amplias que terminan por perder todo significado. Cuando un concepto lo explica todo, es que ha dejado de explicar cosa alguna.

El punto de partida de Alban Bensa es que las personas no son entes pasivos determinados por su cultura, sino que son sujetos activos que persiguen fines concretos (a menudo contradictorios entre sí), que experimentan medios distintos para alcanzarlos, que buscan el reconocimiento social, que dudan y reflexionan críticamente sobre sus errores y aciertos. Por ello, el trabajo esencial del antropólogo debe ser el de describir y el de esforzarse por comprender las acciones concretas de los sujetos estudiados: ¿cómo interpretan su situación?, ¿qué objetivos se han propuesto?, ¿qué estrategias utilizan para lograr sus fines?

Un aspecto clave del método defendido por Alban Bensa radica en que para poder darle sentido a las acciones de las personas es indispensable partir de la manera en que éstas las interpretan o, en ocasiones, las malinterpretan. Esto supone que el antropólogo no puede dedicarse a analizar los fenómenos observados en la soledad de su cubículo a partir de las lucubraciones teóricas de sus colegas, colocándose en una posición de superioridad con respecto a sus informantes, pensando que él es el único capaz de develar el sentido oculto de las acciones registradas, sentido que escaparía a sus propios artífices. Por el contrario, la obligación del antropólogo es la de reflexionar junto con sus informantes, comprender cómo construyen sus propias interpretaciones y elaboran sus propios relatos de los hechos presentes y pasados. Esto supone en la práctica dejar que sus mejores informantes se conviertan en coautores de la obra antropológica. Para ello, es necesario que se construya entre el académico y sus colaboradores locales una relación de confianza y de mutua comprensión con respecto a los objetivos perseguidos y a las exigencias de rigor y precisión indispensables en toda obra científica.

Este trabajo compartido pone evidencia las capacidades intrínsecas de los propios actores de tomar distancia crítica con respecto al mundo en el que se han formado y en el que se desenvuelven. Al mismo tiempo, el esfuerzo por comprender las razones de los otros conduce, si se acepta correr ese riesgo, a sacar a luz las contradicciones entre sistemas de valores diferentes y, por ende, a poner en duda las certezas, los hábitos y las normas de comportamiento del antropólogo. Estas investigaciones, que inevitablemente trastornan tanto a la comunidad estudiada como al investigador, muestran claramente que no existen culturas discretas encerradas sobre sí mismas, sino que en su lugar aparecen prácticas culturales cambiantes, híbridas, abiertas a influencias externas, que no logran constituir un sistema lógico, total y autosuficiente, sino que se despliegan formando retazos parciales de coherencia.


http://www.uv.es/globeduc/llibre6.htm

El libro “No logo. El poder de las marcas” es un claro reflejo de cómo las grandes marcas han logrado introducirse en nuestras vidas, del poder mediático que ejercen sobre la sociedad y de cómo detrás de todo este poder se esconde todo un entramado de explotación laboral en las zonas de libre comercio como China, Birmania, Indonesia... etc.
 
La primera parte del libro  nos relata los primeros años de la publicidad, de cómo su principal objetivo era convencernos de que  nuestras vidas serían mejores si comprábamos un determinado producto por su utilidad práctica ,(si comprábamos un teléfono dejaríamos de escribir cartas). Pero muy pronto el mercado se vio saturado de productos fabricados en masa y prácticamente idénticos entre sí, por lo que la imposición de las marcas se hizo una necesidad. El mercado de la publicidad comenzó a crecer espectacularmente hasta que en 1993 se produjo una gran caída como consecuencia de lo que se conoce como “el viernes de Malboro”. La compañía Philip Morris decidió bajar los precios de sus cigarrillos para poder competir  con las marcas baratas  que le robaban mercado por lo que  el concepto de marca perdió validez y supuso enormes pérdidas para las compañías. Se pensó que  había llegado el fin de la publicidad, pero  lejos de lo que muchos pensaban, sucedió  el efecto contrario, las marcas resurgieron de sus cenizas y se hicieron más fuertes sobretodo las que se habían librado de la crisis. Empresas como Nike, Tommy Hilfiger, Calvin Klein adoptaron   un sistema de mercado en el que la producción de bienes es sólo un aspecto secundario de sus operaciones, lo importante no es crear bienes sino  imágenes de sus marcas. Este sistema se pudo llevar a cabo gracias a que la liberación del comercio y las reformas laborales, les permitieron fabricar sus productos por medio de contratistas muchos de ellos extranjeros.
 
 
Poco a poco las grandes marcas nos fueron  dejando”sin espacio”. Primero fue el paisaje urbano: edificios, plazas, autobuses, medios de comunicación, luego se introdujo en el mundo de la música mediante el patrocinio de giras musicales y sobretodo en el deporte mediante la creación de celebridades deportivas. Estaba claro, el mercado joven era carne de cañón para los publicistas. Pero había  un lugar donde  los jóvenes se reunían, hablaban, pensaban, formaban sus opiniones y pasaban  parte de sus horas libres. Ese lugar eran las universidades y los colegios los cuales adoptaron jugosos convenios de patrocinio con las empresas lo que supuso la deformación de valores fundamentales de las universidades como la transparencia presupuestaria y el derecho a la libertad de debate y a la protesta pacífica en las mismas.
 
La segunda parte del libro ( Sin opciones) trata de explicarnos  el movimiento de las grandes empresas, de los nuevos monopolios mediante los cuales los imperios mediáticos tienen la capacidad de coordinar sus holdings y de  promover sus diversas ofertas, dejándonos a los consumidores sin opción alguna debida a las grandes fusiones entre empresas, cuyo objetivo después de la fusión es buscar medios para ser más autosuficientes por múltiples promociones cruzadas coordinadas desde el interior, es decir por medio de la sinergia. Todo esto nos conduce a un insoportable bombardeo por parte de las marcas, de la clonación constante de productos y como consecuencia la guerra de precios.
 
 
Pero detrás de todo esto, ¿qué se esconde? Pues toda una cortina de humo  que la autora trata de narrarnos en la tercera parte del libro (Sin trabajo), las grandes zonas de libre comercio y las zonas de procesamiento de exportaciones (ZPE) donde se  fabrican los artículos y donde no se pagan gravámenes de importación y exportación, y a menudo tampoco  por los ingresos ni la propiedad. La  idea de crear estas zonas surgió del Consejo Económico  y Social de las Naciones Unidas en 1964 como medio de promocionar el comercio con los países en vías de desarrollo. Pero lejos de promocionar el comercio lo que ha provocado es que 27 millones de obreros que trabajan en las 850 zonas de ZPE repartidas en 70 países como China, Filipinas, Sri Lanka, vivan y trabajen en condiciones precarias de esclavitud con jornadas de trabajo de más de 14 horas, con contratos que van y vienen y sin  posibilidad alguna de formar sindicatos ni de poder manifestar sus derechos por miedo a las represiones.
 
La última parte de libro (No logo) cuenta la verdadera revolución que se ha producido. La sobresaturación de marcas  a la que estamos sometidos junto con todo lo que se esconde detrás,  ha derivado en la aparición de numerosos movimientos de  protesta como  el Movimiento Recuperar las calles (RLC) donde miles de personas invaden las calles y crean improvisadas fiestas como protesta a la desaparición de los espacios públicos o La piratería publicitaria,  donde se utiliza el arte para la manipulación de los anuncios que invaden las calles. De lo que no cabe duda es que cada día aparecen mayores voces en contra de las marcas. Militantes, ecologistas, estudiantes, comunidades, todos unen fuerzas para que exista una alternativa ciudadana al imperio internacional de las marcas.
 
Una globalización  que todos deseamos fuera de las manos de las multinacionales, contra las cuales luchamos y que han constituido las puertas de entrada a todo un sistema económico inmenso e injusto.

[Fleischman]

Reyardid escribió

No tengo forma de verificar lo que dices de tu propia vida.

La foto de mi móvil está colgada en el foro, con el foro de fondo...  En cualquier caso, deberíamos olvidarnos de referencias personales, lo importante es lo que se dice, lo diga Agamenón o Fleischman. No se trata de si yo vivo sin moderneces (que podría ser mentira cochina), sino si tú puedes hacerlo, si quieres.

También es cierto que es cuestión de gustos. Los juegos de ordenador que más me han enganchado han sido el Chess (lo borré un día después de terminar de jugar a las 5 de la mañana) y el Panzer General II (estrategia por turnos). También el Starcraft, el Praetorians, el UFO, el Imperium... Mi PC viejo me vale.

Y de tu entorno. Mis amigos y compañeros de trabajo suelen ser ingenieros también. Ergo frikis. No discutimos por quién tiene el ifone más moderno...

Por cierto, también conservo el Spectrum, jeje. Hace unos años lo rescaté del trastero y me eché una partida al Robocop.

Reyardid escribió

El problema con la obsolescencia programada es que si conscientemente le vendes algo a alguien ´para ganar dinero, sabiendo que no lo necesita, y que tu no lo haces en tu propia vida, es un comportamiento tipico de un estafador.

Como diría Matías Prats, permíteme que insista...


estafador, ra

1. m. y f. Persona que estafa.

2. m. germ. Rufián que estafa o quita algo al ladrón.

estafar
[Conjugar el verbo estafar]

Del it. staffare 'sacar el pie del estribo', porque, como el jinete en esa posición, el estafado se queda en falso.

1. tr. Pedir o sacar dinero o cosas de valor con artificios y engaños, y con ánimo de no pagar.

2. tr. Der. Cometer alguno de los delitos que se caracterizan por el lucro como fin y el engaño o abuso de confianza como medio.

¿Alguna vez has ido al peluquero y te ha dicho "No hace falta que te cortes el pelo, hombre. Tener el pelo largo no afecta a la supervivencia. No hagas caso de las fotos de los actores que salen en las películas, todos guapos"? ¿Es un estafador? No, es un simple peluquero, que quiere ganar dinero. Y si le dijera eso a todo el que entrara por la puerta, lo sería por poco tiempo...

Reyardid escribió

Raquel menciona un punto importante, la publicidad no vende un producto por el producto en si, sino ligandolo a algun deseo de la población que lo hagan atractivo. LA mercadotecnia hace referencia siempre a la psicologia de la población y se aprovecha de las deficiencias emocionales.

En este momento tenemos miles de millones que desde que nacen han sido bombardeados por publicidad, moldeando su forma de pensar, sus deseos y estilos de vida. ¿existe ahí libertad?

A mí los anuncios me sirven para saber qué no debo comprar. Si una marca se gasta la pasta en anuncios, me lo está cobrando en el precio del producto. Soy fan del Mercadona, como ya he comentado alguna vez.
Obviamente hay veces que no puedes escapar: si quieres viajar en tren tienes que ir en Renfe, y pagar tu cuota de anuncios.

Y no solo influye en si escoges una marca u otra, sino en el comportamiento como sociedad. En "El imperio irresistible", de Victoria de Grazia, se habla entre otras cosas de la evolución de la publicidad en el siglo XX (un libro bastante coñazo, por otra parte, no me echéis la bronca si a alguien le da por leerlo). Las empresas consiguieron que no estar afeitado estuviera mal visto. Obviamente se gana dinero vendiendo productos para el afeitado, pero no hay negocio en productos para el no afeitado, que viene de serie...
Bueno, salvo los crecepelos para el pelo de la cabeza, jejeje.

Y a pesar de ser consciente de eso, te toca afeitarte si vas a una entrevista de trabajo. O ponerte corbata (una prenda inútil que surgió como una moda). ¿Es un estafador Amancio Ortega por vender corbatas, cuando luego él no se las pone? Y aunque las usara, ¿pa qué sirve una puta corbata?

En cualquier caso no tengo respuesta a tu pregunta. Mi opinión es que no existe, es una ilusión. No solo por la influencia de la publicidad, sino por la influencia del resto del entorno, del presente y del pasado. Y por los genes, claro. He leído de experimentos que así parecen indicarlo, pero es algo que me supera.

Pedro Prieto alguna vez ha comentado que habría que prohibir la publicidad. Aunque tiene sus cosas buenas (gracias a ella puedo ver gratis Padre de Familia o The Big Bang Theory), voto a favor.