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La verdad que es interesante.
Demuestra que la evolución de la respuesta de los políticos ante la pandemia es la misma. Es como si con los primeros muertos muertos, las autoridades sanitarias miraran el libro que pone lo que hay que hacer cuando llega una pandemia a tu país.
Hasta N muertos, tal cosa. Entre 10N y 100N, tal otra. Lo cual está muy bien si es una epidemia local y acaba de empezar y no sabes a lo que te enfrentas.
En lo que estamos fallando es en aprender cómo es la epidemia en otros países para saber cómo nos va a afectar a nosotros. Con China tenemos la excusa de que al ser un gobierno muy opaco, en occidente nos fiamos entre poco y nada de lo que nos digan. Ahora los países protestantes dirán que se fían entre poco y nada de los sistemas sanitarios de los países latinos.
¿Japón? Seguro que están mintiendo para no anular los juegos olímpicos.
Es decir, cuando China toma la decisión de poner en cuarentena a 60 millones de personas, se nos pasan muchas cosas por la cabeza. Que son un desastre manejando enfermedades, que como comen poca carne tienen un sistema inmune deficiente, que allí la contaminación es tremenda, que igual el virus es especialmente virulento con los genes asiáticos. O la doble tirolina de paranoia, que en realidad la cosa no es grave, pero que el gobierno se está provocando un daño económico a propósito en una guerra económica de desgaste contra los americanos.
El caso es que no nos lo creíamos. Empieza a pasar aquí que mueren personas del virus, y en lugar de mirar cómo lo han pasado y combatido en China, miramos nuestro manual de qué hacer en caso de epidemia desconocida. Lo mismo que hacen nuestros vecinos del norte, nuestra experiencia no les está sirviendo. La OMS no consigue tampoco que le hagan caso.
Es comprensible, si te metes en la piel de un político que quiere conservar el puesto (y esto es lo que aprende a hacer un político desde que nace, conservar el poder y medrar). Tomar medidas eficaces demasiado pronto, que de verdad redujera al mínimo el daño, haría pensar que la amenaza no era para tanto y que se ha hecho un grave daño a la economía por una falsa alarma, lo que le costaría el puesto al político. No. La amenaza tiene ser palpable, la gente asustada y concienciada.
Tomar medidas demasiado tarde también es malo. Si da la sensación de que el gobierno va a remolque de los acontecimientos, es que no tienen nada bajo control, lo que puede costarle el puesto al político.
Así que tiene que parecer que ante una amenaza real, el gobierno actúa con la contundencia precisa en el momento adecuado. Estamos hablando de un margen de días.
Sin embargo, la sensación que transmiten ahora mismo es que van a remolque y están improvisando mucho. Podría ser peor. Podrían dejar a la gente a su avío y que muera el que tenga que morir, en su casa, y ya pasaremos a recoger los cadáveres. Estilo liberal. (Estaría bien que algunos países se mostraran fieles a ese estilo hasta sus últimas consecuencias, para que luego podamos comparar cuál sistema es mejor ante una pandemia).
Es como lo de cerrar los talleres de coches y dejar abiertas las peluquerías. Igual es que han mirado un manual militar contra pandemias, en el que los peluqueros son necesarios para mantener a las tropas con el pelo bien corto, por higiene, y no hacen falta mecánicos porque los tanques no saben repararlos, de todas formas.
¿Alguien se explica cómo van a ir los profesionales que aún tienen que trabajar a su trabajo si se les avería el coche? Al final han medio rectificado, cierran las peluquerías y habilitan el servicio de grúas para reparaciones menores.
Es decir, que no es que lo estén haciendo mal, es que van a rebufo. (Igual que pasaba con las curvas de la muerte, que hasta que no se mueren tres personas en la misma curva no se dan cuenta de que esa cueva era un peligro, cuando cualquiera que circulara por ahí se podía dar cuenta).
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Cerrado
